Johnny Depp estrena en España 'Modigliani, tres días en Montparnasse': «El arte y el negocio chocan»
El actor vuelve a ponerse tras las cámaras con una película sobre el artista italiano que le fue encargada por Al Pacino. Riccardo Scamarcio y Antonia Desplat protagonizan el estreno
Crítica de 'Modigliani, tres días en Montparnasse'

Contó Johnny Depp cuando visitó España para presentar en el Festival de San Sebastián 'Modigliani, tres días en Montparnasse' que la película había sido un encargo de Al Pacino. El veterano actor, historia de Hollywood con 'Scarface' o Heat', le trasladó una obsesión que le ha perseguido toda su vida: una película sobre la vida del pintor italiano Amadeo Modigliani. Pacino, de raíces también italianas, le habló del proyecto a Depp en innumerables ocasiones hasta que por fin le convenció para hacerlo (y a unos cuantos productores para que se la financiaran). La aventura llega por fin hoy a salas, en lo que supone también la segunda película que Depp dirige desde que debutara en 'The Brave' 28 años atrás.
Más allá de su paseo por los infiernos de la cancelación de su última época, y del paseo por los («divertidos») infiernos de los excesos de la fama cuando era la estrella más brillante del firmamento Hollywood, Johnny Depp no ha dejado de demostrar que tiene una mirada curiosa por el arte del cine. Y eso no es fácil de calibrar, porque no se ha despegado de su visión creativa y 'cultureta' mientras navegaba las aguas de la popularidad palomitera.

De hecho, en 2012 fue el actor mejor pagado del mundo gracias a 'Piratas del Caribe' y a aquel Jack Sparrow del que todavía hoy guarda los ademanes y hasta los anillos. Lejos quedan aquellos años dorados. «La maquinaria de sagas de Hollywood... Ahora mismo estoy feliz y estoy confuso porque ellos ya no me confunden», aseguró en una respuesta imposible de seguir, con divagaciones constantes, ideas contrapuestas y pausas infinitas de media docena de segundos entre sujeto y predicado. Habló –fue durante el pasado Festival de San Sebastián en un reducido encuentro con prensa con ABC presente– sobre cómo «había aprendido» de lo que había pasado. También de haber «madurado en público». Aunque después, por si acaso algo tenía sentido entre esas pausas infinitas, remató con un «me lo he inventado todo».
A la suite del hotel se presentó con unas botas que vivieron días mejores, un sombrero perfectamente calado, gafas de sol con cristales azules y un conjunto de camisa, chaleco y cazadora de raya diplomática. Parecía un dandi desnortado. «Siempre me ha fascinado la vida canalla», dijo, refiriéndose a lo que le impresionó de acercarse a la vida y obra de un pintor que se presentaba como «Amadeo Modigliani, judío» en una época donde decirlo era un riesgo vital.
Y Depp, que en el fondo quiere estar en el lado de los malditos, se ríe cuando le dicen que Modigliani se enfrentó al 'establishment' del arte de la época igual que él lo ha hecho con Hollywood. «El arte y el negocio chocan», sentencia quien mejor lo sabe, el tipo que pasó de ser el mejor pagado de Hollywood a un paria que ha encontrado en la vieja Europa su último refugio de libertad en todos los sentidos.
En 'Modigliani, tres días en Montparnasse' Depp recoge con su cámara 72 horas en la vida del artista bohemio Amedeo Modigliani, conocido como Modi por sus amigos: Lo sigue en una caótica serie de acontecimientos en las calles del París desgarrado por la guerra en 1916. En su huida de la policía, sus compañeros Maurice Utrillo, Chaim Soutine y la musa de Modi, Beatrice Hastings, le hacen replantearse su deseo de poner fin a su carrera y abandonar la ciudad. Modi pide consejo a su amigo y marchante de arte, Leopold Zborowski. Sin embargo, tras una noche de alucinaciones, el caos en la mente de Modi alcanza su punto álgido cuando se enfrenta a un coleccionista americano, Maurice Gangnat, que tiene el poder de cambiar su vida.
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