Crítica de 'El otro guardaespaldas 2': Estrellas ganándose el pan
«Esa mezcla siempre algo indigesta de comedia cochina y acción aparatosa ayuda a que la película entre con la misma facilidad con la que sale y sin dejar rastro»
Antonio Banderas, Salma Hayek y Ryan Reynolds en 'El otro guardaespaldas 2'
No se suele ser indulgente con este tipo de películas que no aportan gran cosa, no ya a la historia del séptimo arte, sino ni siquiera a la anterior de la que son secuela; pero, al menos, desde este lado del folio, se merecen una ... cierta predisposición y hasta un algo de gratitud. Ninguna exigencia ni desgaste intelectual para verlas, y otrosí para escribirlas. En realidad, no hace falta haber visto la primera entrega para apurar (y si se puede, disfrutar) hasta la última gota de lo que ofrece.
El mismo director, Patrick Hughes, y los mismos centros de atención, Ryan Reynolds, Samuel L. Jackson y Salma Hayek , con el añadido de un Antonio Banderas que se adorna en cursi como villano griego y de Morgan Freeman como padre hijoputativo y exagente de servicio. La trama no busca, ni por supuesto, encuentra, ningún destello de originalidad, pero sus personajes y especialmente sus actores resultan brutos, divertidos, ordinarios e irreverentes para que la cosa funcione, al menos entre los que funcionan estas cosas. Hayek y Jackson tienen momentos extremos como pareja de recién casados, y Reynolds es un panoli en estado puro, y esa mezcla siempre algo indigesta de comedia cochina y acción aparatosa ayuda a que la película entre con la misma facilidad con la que sale y sin dejar rastro.