Ana Torrent: «En esta película hay algo de círculo que se cierra»
La actriz repasa desde Cannes, donde estrena hoy 'Cerrar los ojos', su relación con Víctor Erice y rememora el rodaje del 'El espíritu de la colmena' hace 50 años
Una mañana en La Gaviota: de visita en la casa de 'El Sur'

Sucede que, en el culmen de su prosperidad, la abeja reina y la mayor parte de sus súbditos, de un día para otro, se agitan nerviosas, alzan el vuelo y se alejan sin remedio de su hogar. Es la enjambrazón y hay quien ve en ... ello razones de tipo poético y quien arguye motivos prácticos. Maurice Maeterlinck alegaba que era el misterioso «poder oculto y soberanamente sabio» del «espíritu de la colmena» quien impulsaba a las abejas a romper los lazos y lanzarse a lo desconocido. «Es un acto que, consciente o no, supera ciertamente la moral humana», dice. Del libro de Maeterlinck tomó Víctor Erice el título para su primera película, hace ahora 50 años; medio siglo después parece evidente que el director sigue a vueltas con el enigma de la enjambrazón.
Un buen día, el protagonista de 'Cerrar los ojos', cinta que se estrena hoy fuera de concurso en el Festival de Cannes, alza el vuelo y abandona la colmena en mitad de un rodaje. Nadie sabe sus motivos y durante años nadie conoce el paradero de Julio Arenas, de profesión actor.
Tampoco hemos sabido nada o casi nada de Erice en tres décadas, desde 'El sol del membrillo' (1992). Proyectos frustrados como 'La promesa de Shanghai' o un filme basado en un cuento de Borges han hecho de él una especie de desaparecido. Desde 'El Sur', hace 40 años, no estrenaba un largometraje de ficción. Pocos confiaban ya en su regreso. Ni siquiera Ana Torrent, la protagonista inolvidable de 'El espíritu de la colmena': «Es verdad que hace años no parecía que Víctor tuviera intención de volver. Es cierto que ha seguido haciendo cosas fuera de los largos comerciales; yo trabajé con él en una pieza de tres minutos para una película colectiva sobre Fukushima ('3:11 A Sense of Home', 2012). Pero no pensé que volvería al largometraje. Fue una sorpresa muy grande cuando me lo contó, y una gran alegría que me dijera que quería que yo interviniera».
Hermético como siempre, Erice fue planeando el regreso en los últimos años, trabajando en un guion con Michel Gaztambide ('No habrá paz para los malvados'). En la Navidad de 2021, Ana Torrent se encontraba interpretando 'Las criadas' en el Teatro Bellas Artes de Madrid. No era raro que el cineasta se acercara a visitar a su amiga («nosotros nos hemos estado viendo de vez en cuando todos estos años», señala Torrent); sin embargo, al cabo de una cena en La Pecera del Círculo de Bellas Artes le confesó que tenía una película en mente y que la quería a ella ante la cámara, 50 años después, junto a Manolo Solo y José Coronado.
«Me dediqué a esto por casualidad. Estoy en el cine porque Víctor Erice me eligió»
«Me dijo que quería rodarla para el otoño, pero yo mantuve el secreto, no se lo dije a nadie porque a menudo los proyectos se atrasan o se cambian; en primavera me dijo que ya tenía productora. Cuando se confirmó me vinieron muchas cosas a la cabeza, incluso de mi infancia. Hay algo de círculo que se cierra, cobraba sentido a lo que yo me había dedicado, pues me dediqué a esto de casualidad. Siempre he dicho que estoy en el cine porque me eligió», explica la actriz.
Los ojos cándidos de Ana Torrent y la mirada de Víctor Erice se encontraron un día de 1973. Él pasaba los treinta y escribía en revista de cine; ella, a sus seis años, estudiaba en el colegio Base, un centro elitista junto a La Moraleja. Allí estaba inscrita Gracia Querejeta, hija del célebre productor de Erice, de manera que empezaron el trabajo por ahí. En los grandes ojos de Ana vio el donostiarra un vehículo perfecto para contar, desde su mirada, el asombro y el terror del mundo en la infancia, en la fría posguerra, en un pueblo de Castilla.
«Recuerdo a unos señores que me hacían fotos a la hora del recreo -rememora-. Primero nos hicieron fotos a varias y luego ya solo a mí. En el tercer encuentro me llamó el director y me dijo que Víctor Erice y Luis Cuadrado (director de Fotografía) querían hablar conmigo. Me acuerdo perfectamente del patio vacío del colegio, ellos sentados en el suelo, explicándome que querían hacer una película. En casa no lo creyeron hasta que llamaron». Aquel rodaje queda en la memoria de Ana Torrent a medio camino entre realidad y fantasía. «Yo no entendía la película, era un mundo fascinante», añade.
«Aprecié la misma sensibilidad de siempre, su maestría a la hora de transmitir estados, de fotografiar espacios»
Aprovechando la candidez de esta madrileña, Erice extrajo unos ojos y un gesto irrepetibles. «Cuando descubro a Frankenstein en la película, esa expresión es mía. Víctor lo captó. Colocó dos cámaras para pillar el momento real en el que veía al monstruo». Medio siglo después, el entendimiento entre profesionales es pleno, pero el cariño es el de entonces. «Nos conocemos bien, así que el rodaje de 'Cerrar los ojos' ha sido bonito y agradable. El primer día yo estaba nerviosa en el buen sentido, me encontraba en una nube, le miraba dirigiéndome y me parecía muy bonito».
Tras 'El espíritu de la colmena', vino 'Cría Cuervos', a las órdenes de Carlos Saura. Contaba solo con dos años más, el cine seguía siendo para ella una cuestión lúdica. Su hermana en la cinta de Erice, Isabel Tellería, no volvió a actuar. Ella, en cambio, acabó estudiando interpretación y desarrollando una larga carrera que vuelve a confluir ahora con Erice. Desde su hotel en Cannes, Ana Torrent confiesa que no ha visto aún la película. Hoy será la primera vez para casi todo el equipo. «En el rodaje aprecié la misma sensibilidad de siempre, su maestría a la hora de transmitir estados, de fotografiar espacios, el aire, el ritmo, el mundo interior. Creo que eso y su visión estarán claramente. Su esencia y su sello», concluye.
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