mar de fondo
La novela del sanchismo
Y así fue vendiendo su alma a todos los diablos que se le cruzaban por más que los hubiera negado
La farsa del pacto de Estado
El chiringuito del sanchismo
Este periodo en España merecería una novela, o al menos es algo que tienta pensar en el adiós de Vargas Llosa. Nadie como él para la narrativa de la degradación del poder abusivo como en 'La fiesta del Chivo' con la caída de Trujillo ... en Dominicana, el uso de la mentira y la manipulación de la opinión pública en 'Tiempos recios' con el golpe militar de Castillo Armas en la Guatemala del medio siglo, o la corrupción moral en aquel Perú de Odría conversado en La Catedral, el mesianismo desafiante para la joven república brasileña de 'La guerra del fin del mundo'…. Pero es formidable pensar en el aguafuerte esperpéntico del sanchismo, cuyo asalto al poder no llegó por las urnas sino a través de una moción de censura sostenida en la codicia de las élites nacionalistas, y cuya defensa corrió a cargo de uno de los tipos más corruptos en la España contemporánea enarbolando la bandera de la regeneración. El cinismo de la escena es formidable con la perspectiva, desde muy poco después, de sus andanzas entre comisionistas, prostitutas de catálogo colocadas en empleos públicos y prebendas de bóbilis a cargo del Estado.
Tal vez esa novela arrancara con Sánchez en el Palacio de la Moncloa durante el recuento electoral de las generales 2026, después de adelantar las urnas para competir en un lodazal político, por puro sentido darwinista del ecosistema más favorable para sobrevivir, bajo la certeza de que una derrota le acabaría llevando al banquillo del juicio de su mujer, y sin la fiscalía a su servicio. Mientras aguarda el resultado con escaños bailando en los límites como la bola de 'match point', rememora la llegada a la secretaría general, cuando utilizó a Susana Díaz para derrotar a Madina y después traicionarla, con ese poderoso instinto de supervivencia, por supuesto desprovisto de los mínimos escrúpulos, que le hizo engañar a la nomenclatura senatorial del socialismo tras la repetición electoral de 2016, dispuesto a aferrarse al cargo incluso con una urna tramposa detrás de una cortina. Y así fue vendiendo su alma a todos los diablos que se le cruzaban por más que los hubiera negado, primero Iglesias, más tarde Otegi, y finalmente Puigdemont, hasta no quedarle alma que vender.
Al llegar al poder y defenestrar a Máximo Huerta, primer pichón de los muchos que dejaría en las cunetas de su trayectoria, se preguntó: «¿Yo cómo pasaré a la historia?». Esos días ya estaba al descubierto lo de su tesis doctoral, con bastante de plagio y mucho de impostura para regalarse el título de doctor aunque fuese en calidad de Doctor Fraude, pero entendió pronto, entre el silencio de una corte cada vez más mediocre como aduladora, que la mentira combinada con el BOE y los presupuestos del Estado puede comprar todo. Ahora, años después, mientras la bola del 'match point' se resolvía, le aterraba ver con claridad que sin BOE y presupuestos, la verdad acabaría por abrirse paso. Y supo cómo pasaría a la historia.
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