EL RECUADRO

Sevilla la Roja

Juanma por vez primera ha derrotado al PSOE en su feudo inexpugnable

20/06/2022
Actualizado 21/06/2022 a las 07:07h.

A diferencia de Barcelona, Sevilla no estrenó el siglo XX con la «Semana Trágica». Pero no por ello dejó de ser un feudo del anarquismo y cuna del nacimiento del comunismo. Pero no fue hasta la II República cuando la ciudad se ganó el título ... de «Sevilla la Roja». Apenas un mes después de proclamada, en mayo de 1931, en Sevilla tuvo especial virulencia la llamada «quema de conventos», en la que ardió la Capillita de San José y, luego, vino el incendio intencionado de San Julián. Tras el intento de golpe de Sanjurjo el 10 de agosto de 1932 volvió a surgir aquella «Sevilla la Roja» que prendió fuego, entre otros edificios, al Casino Sevillano, junto a la Campana (donde luego estuvo el Bar Flor) y al chalé «Casablanca» de La Palmera. Los conjurados en la sublevación de 1936 enviaron a Queipo de Llano a «Sevilla la Roja» sabedores de que difícilmente podría triunfar aquí el alzamiento militar.

Esta «Sevilla la Roja», anarquista, comunista, contrastaba con una Sevilla conservadora, de la CEDA, en nuestras eternas dualidades. Tras el triunfo nacional en la guerra, se impuso esta ciudad conservadora y nunca más, salvo en los libros de Historia Contemporánea, se habló de «Sevilla la Roja». Pero ese carácter de izquierda, incluso de izquierda revolucionaria, iba en el ADN de Sevilla, y con la muerte de Franco y advenimiento de la democracia resurgió esta ciudad de izquierda que ya en los últimos años de la dictadura se había visto en la fuerza de CC.OO. y del PCE, una vez borrado del mapa español el anarquismo. En ese contexto es donde surgen González y Guerra, que desde aquí renuevan el socialismo en el Congreso de Suresnes y se convierten en la más seria alternativa al continuismo de la dictadura. La «foto de la tortilla» es el retrato de los que habrán de ser promotores de esta nueva versión de «Sevilla la Roja», al organizar un PSOE «renovado» (como se decía entonces) fuerte, una máquina de ganar elecciones. Fue Sevilla la base y la fuerza del PSOE en su oposición a la UCD de Suárez y supo, como nadie, aprovechar el error del 28-F, en que el centrismo no apoyó la autonomía para Andalucía. El PSOE aprovechó el error de la UCD para echar a Suárez de la Moncloa para afianzarse en Andalucía y convertirse en el nuevo poder, como ocurrió con la gran victoria felipista de octubre de 1982.

Sevilla fue granero de votos para llegar a la Moncloa y aquí tuvo el PSOE su gran fuerza, en la propia autonomía, en diputaciones, en ayuntamientos o en la Junta, donde llegó a construir prácticamente un Régimen. Aquella máquina de ganar elecciones y perpetuarse en el poder tenía a Sevilla como cabeza de puente, tramando una tela de araña difícil de cortar con el famoso «voto cautivo», que era tener a los votantes en nómina. De ahí el mérito histórico de Juanma: por vez primera ha derrotado al PSOE en su feudo inexpugnable. No sólo en la capital, sino en los pueblos más «rojos», como Dos Hermanas, Coria, Morón o Lebrija, cuna del Sindicato de Obreros del Campo. «Sevilla la Roja» ha pasado a la Historia. La han empezado a escribir los resultados del escrutinio del 19-J, impensable en los cuarenta años de poder omnímodo del PSOE en Sevilla y, desde aquí, en toda Andalucía.