LA ALBERCA
La Macarena no es sólo una obra de arte
Las imágenes sagradas están en los templos y las esculturas en los museos, a ver si entendemos la diferencia
La confusión del cartel de la Macarena que ha hecho Luis Gordillo es exactamente la misma que la del cartel de Salustiano. Encargar anuncios de la Semana Santa a artistas que son ajenos a la fe tiene un riesgo. Por eso la Iglesia jamás ha ... trabajado la 'via pulchritudinis' con autores ateos. Miguel Ángel pintó la Capilla Sixtina desde sus profundas convicciones cristianas, fraguadas en una familia de Florencia de fe muy arraigada. Su hermano mayor, de hecho, era monje dominico. Aquí en Sevilla los templos fueron exornados por Murillo, Valdés Leal o Zurbarán. Y los imagineros del barroco, desde Martínez Montañés a Juan de Mesa, eran practicantes. Por eso atribuimos a las grandes tallas de nuestra Semana Santa una unción divina que las eleva por encima de la condición de obras de arte. Si sólo fueran bellísimas esculturas estarían expuestas en el Museo de Bellas Artes, pero no es así. Están en los camarines de los principales templos de la ciudad, habitualmente junto al sagrario, y reciben diariamente cientos de visitas por razones de fe, no de turismo cultural. La Macarena no es exactamente una obra de arte, como tampoco lo son el Gran Poder, la Amargura, la Esperanza de Triana o el Cachorro. Son algo más: imágenes devocionales. Por eso procesionan y tienen una protección patrimonial distinta a las de los cuadros del Prado, por poner un ejemplo. Y ahí es donde radica la confusión cartelística. Luis Gordillo es un artista de indudable prestigio que se confiesa ateo. Puede pintar una obra de extraordinario valor artístico, pero es difícil que le aporte el halo de divinidad que la Esperanza exige. El error consiste en reducir nuestras imágenes sagradas a su belleza escultórica.
En el caso de Gordillo hay que hacer además otra aclaración. El argumento de que es un pintor de gran trayectoria y reconocimiento no excusa un mal día. Porque entonces Curro Romero no sería un genio y es evidente que lo es. Los artistas no son permanentemente sublimes. Es más, los que tienen personalidad para pasar un bache creativo son los verdaderos artistas. Los otros son meros productores de obras culturales. Gordillo es un pintor eximio, por supuesto, pero el cartel de la Macarena es muy malo. Y no pasa nada por decir las dos cosas a la vez. Los expertos de arte contemporáneo suelen acusarnos de catetos a los que no entendemos determinadas propuestas. Supuestamente la pintura vanguardista tienen unos códigos que los espectadores corrientes no sabemos valorar. El cartel de la Maestranza que ha presentado la austriaca Martha Jungwirth es literalmente un fragmento de otra obra anterior. Los especialistas lo consideran normal, pero creo que es legítimo que los consumidores seamos críticos. Y lo mismo ocurre con el polémico cartel de la Macarena. Para los que dicen que saben mucho será una gran obra, pero como cateto confeso tengo derecho a decir que yo a ese cartel no le voy a cantar un ole en mi vida. Lo de rezarle ni lo hablamos.
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