Suscribete a
ABC Premium

la tercera

Ese abismo de Felipe a Sánchez

«Pedro Sánchez nunca reconoció ser felipista, pero lo pareció durante algún momento, o quiso hacerlo creer, dando pie a la primera seña de su ser político: esa ductilidad que esconde un afán enfermizo por el engaño»

david despau
Julián Quirós

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Pasado el verano de 2014, al poco de llegar Pedro Sánchez a la Secretaría General del PSOE, los periodistas que lo iban conociendo en conversaciones reservadas se llevaron la impresión de que estábamos ante una vuelta al supuesto socialismo clásico, o sea el felipismo, frente ... a los años de experimento zapateril: «Creo que el PSOE debe ser un partido centrado y de clases medias», decía; blanco y en botella, es Felipe, pensamos, visto que aquello que oliera a Rodríguez Zapatero todavía apestaba, como responsable de agravar la crisis económica mundial. En realidad, Sánchez nunca reconoció ser felipista, pero lo pareció durante algún momento, o quiso hacerlo creer, dando pie a la primera seña de su ser político: esa ductilidad que esconde un afán enfermizo por el engaño. Una pulsión temprana que perdura hasta esta misma semana, cuando ha pretendido jugar a tres bandas simultáneamente, con el PP y la renovación del Poder Judicial, con ERC y la neutralización del delito de sedición y con Félix Bolaños, al que ha usado como muñeco para el despiste.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación