TODO IRÁ BIEN
El hijo de la portera
El conservadurismo sólo tiene sentido cuando hay algo que conservar; Occidente ha de volver a pensar qué quiere ser de mayor
Tiempos para hacerse rico
Europa ya ha empezado
El momento Trump tenía que haber llegado mucho antes, cuando Occidente todavía tenía posibilidades de conservar su liderazgo. Ahora sólo podemos ralentizar, a lo sumo matizar el desarrollo de la era asiática. Ellos tienen hoy el hambre con que nuestros abuelos albañiles o porteras ... se dejaron la vida para que nuestros padres fueran a la universidad, y trabajan doce o catorce horas al día sin vacaciones ni fines de semana para pagar a sus hijos una formación competitiva. Nosotros despreciamos su modo de vida, su cultura y sus regímenes políticos autoritarios mientras ellos se forman, trabajan, compiten en términos mucho más ventajosos y nos ganan.
Un exceso de excedente nos ha atrofiado. Sucede en todos los imperios: a la larga crece la burocracia, mengua el afán, los logros del duro esfuerzo se convierten en derechos que se dan por descontados y a cambio de ningún trabajo, y se dejan de defender las fronteras. En los recovecos y en las oscuridades, con una emoción agitada y profunda, el tibio río es barrido por el brutal océano blanco.
Lo que está intentando Trump con los aranceles, y en general con su propuesta disruptiva, es variar las reglas del juego y hasta el juego, porque hace tiempo que estamos perdiendo. Estados Unidos por 3 a 1 y Europa por 5 a 0. El viejo orden mundial ha sido desbordado por el relámpago que surge del borde de una tormenta, la ira que nadie puede curar, el camino permanente a través de la violencia de un testigo de todo que ha sobrevivido a la atrocidad y es un guerrero. La estrategia del presidente Trump es por un lado equilibrar las balanzas comerciales, o lo que es lo mismo, que no se lleve Asia con todo el beneficio del negocio; y por el otro devaluar la economía americana para rebajar el precio de su altísima deuda, de ejecución inmediata.
No hay soluciones perfectas, ni perfectamente conocidas. El presidente Trump ha detonado la dinámica perdedora en busca de un contexto ganador que nos permita liderar de nuevo. Son tiempos inciertos, principios de un camino que es difícil prever dónde lleva. Son tiempos interesantes, de reto, de tensión y oportunidad. El conservadurismo sólo tiene sentido cuando hay algo que conservar y Occidente ha de volver a pensar qué quiere ser de mayor en un mundo en que los mayores son los asiáticos con sus economías emergentes y su empeño frente a nuestra desidia, nuestra regulación y nuestro colapso.
No es que Trump esté dinamitando el libre comercio por una visión nacionalista o trasnochada de la economía, o porque esté loco como sugieren las mentes políticas más simples, sino que se ha dado cuenta de que estamos regalando la hegemonía sin presentar batalla. Frivolidad es más bien el oportunismo de Pedro Sánchez con China, como si se tratara de una alianza de quita y pon o inocua. Jugar al regate corto creyendo que puedes usar a un imperio para tus trucos y tu vanidad es tan peligroso como dejarse arrastrar a los extremos.
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