la suerte contraria
Criaturas extraordinarias
Debo ser el único español que se opone a que las pensiones se revaloricen con el IPC: me parece insostenible para el sistema, injusto para la sociedad y pernicioso para los jóvenes. También debo ser el único en contra de que el Estado regale ... el transporte a todo el mundo de modo indiscriminado. Pero también es cierto que, en España, de derechas quedamos cuatro. Todo ha ido tornando en un populismo socialfalangista y en un nacionalismo tercermundista ligado a ese asistencialismo paternalista tan pernicioso. Y tan de izquierdas. Así que, en definitiva, debo ser el único español de acuerdo con lo que votaron PP, Vox y Junts en el Congreso. Esto los incluye a ellos, que han salido raudos a aclarar que no están de acuerdo con lo que han votado y que, tan pronto se lo pidan por favor, votarán a favor de las mismas medidas que acaban de tumbar.
Estamos viendo unas metamorfosis que ni Gregorio Samsa. El cacao del personal es terrible y se ve agravado con la llegada al poder de Trump. Gracias a él estamos viendo nacer extraños seres, híbridos excepcionales, criaturas extraordinarias que jamás esperé ver. Valga el ejemplo anterior: vemos a gente de derechas suplicar políticas económicas de izquierdas, personas criticando el peronismo argentino, para exigir peronismo a la española. Han nacido antisanchistas trumpistas. Y viceversa, salen del huevo extraños sanchistas que aplauden medidas que toma Sánchez, pero que ven intolerables si las toma Trump. Vemos reaccionarios futuristas, tradicionalistas hablando de cohetes y 'regres' que odian a los 'progres', pero que se entusiasman con la inteligencia artificial; críticos con la experimentación genética encantados de experimentar con la vida eterna y de enganchar su conciencia a una IA; 'wokes' de derechas; nacionalistas deseando emigrar a Marte; conservadores soñando con la revolución; antiglobalistas unidos en una coalición global; patriotas españoles defendiendo un nacionalismo americano que, si los tuviera delante, los deportaría a Honduras desde el más profundo desprecio –solo alguien que no haya vivido en un país anglosajón puede pensar que nos consideran como a iguales–; liberales contra el libre mercado; críticos contra el 'Nuevo Orden Mundial' que dan palmas por el nuevo orden mundial; charnegos defendiendo que uno no es de donde nace; capitalistas lanzando hurras por el proteccionismo; arietes contra los indultos defendiendo el perdón a golpistas; gente asustada por el ataque de Sánchez a los jueces aplaudiendo el ataque de Trump a los jueces; ciudadanos preocupados por la libertad de expresión en España, pero a favor de la manipulación en redes; personas de derechas contra las élites; católicos mutando a protestantes; libertarios contra la libertad, ruralistas a favor de los aranceles; antimarxistas suspirando por la lucha de clases e incluso nazis sionistas.
Lo dicho: la derecha está perdiendo el juicio. Aunque, como he dicho antes, en realidad de derechas ya solo quedábamos cuatro.
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