Después, 'naide'
Apología del conguito negro
En el bar del Parlament de Cataluña han retirado el dulce por miedo a las campañas que señalan a la golosina por fomentar el colonialismo y también porque no se llaman, en catalán, los 'conguets', naturalmente

Uno es facha por comer conguitos en esta versión exasperante de mi Españita con su turra infinita y su ocupación ideológica de todos los espacios. Ahora en vez de correr ante los grises, la gente ve a Broncano y, en lugar de contra Franco, ... lucha contra los conguitos. Si existiera enfrente una legión de 'conguiters' que los comiéramos para defenderlos seríamos mi Españita fundacionalmente. En el bar del Parlament de Cataluña han retirado el dulce por miedo a las campañas que señalan a la golosina por fomentar el colonialismo y también porque no se llaman, en catalán, los 'conguets', naturalmente. La gente de este país toma posiciones un poco a lo Panenka y no sabe que el conguito le debe su nombre a la celebración de la independencia del Congo belga, pero, qué más da.
origen
El conguito le debe su nombre a la celebración de la independencia del Congo belga, pero qué más da
Se entiende mejor la acción de bautizar un dulce de chocolate con el nombre de un país africano si nos rendimos a la aplastante realidad de que en ese país son negros, mayormente. Pero la realidad aquí no importa, pues lo ocupa todo la creencia de que seria mejor un mundo sin conguitos, como un mundo sin plásticos o sin taurinos. Así, erradicando, la campaña 'conguiticida' se aplica desde hace décadas, pero, siendo una majadería, se legitimó en 2020 en el regazo del movimiento del 'Blacks Lives Matter'. En aquel contexto miles de personas firmaron un manifiesto en contra del producto que venía a apelar en un mismo debate a la muerte de George Floyd provocada por multitud de factores y, entre ellos, que una empresa de Aragón vendiera chocolates con lanza. Desde entonces, los denunciadores que todo lo denuncian han ido acorralando a la chuchería gracias a la colaboración de muchos comerciantes temerosos de la turba y la antorcha del qué dirán. En Mallorca, un tipo británico puso una queja dándose por aludido en no sé qué ofensa y retiraron el producto de todo el aeropuerto gracias a que, en estos inclusivos y trasversales días, hacemos caso al primer chalado que se presenta.
Forma física del dibujo
Al adentrarnos en la selva –con perdón– del reproche antirracista y 'antifa' entendemos que la ofensa proviene del aire tribal y de la bemba del personaje que aparece en el paquete, pues es sabido que no todo el mundo en el Congo lleva lanza. También molestaba la forma física del dibujo, así que el conguito perdiendo sus rasgos característicos para hacerse más inclusivo, más neutro, menos 'blackface'. Los vistieron de otra gente -¡de Tina Turner!-, les pusieron la boca fina como de las modelos de París, les quitaron la lanza, los hicieron más delgado para no incurrir en 'negrogordofobia', los pusieron más fuerte y más claritos hasta fabricarlos de chocolate blanco como si fuera a arreglar las cosas, y desracializados seguían molestando. Un blanco conguito sin duda incurre en una cultural apropiación y otras cosas que terminan en 'on'. Tanto lucharon contra su color negro que se diría que el negro supone menosprecio. Yo de niño los comía encantado y no les veía el insulto, probablemente enajenado por el occidental prejuicio de que Congo son negros y no esta cosa en que los conguitos terminarán pareciéndose a Jaime Cantizano.
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