BALA PERDIDA
Oficio de tertuliano
Sale barato, reparte show, es especie a proteger, como la cabra, el cabreo o el botijo
El kit de siempre
El libro maldito
El oficio de tertuliano es un oficio alegremente español, porque el español da lo mejor de sí mismo si le echas una tertulia, según la máxima de Ortega. La tele, hoy, es una milicia abierta de tertulianos y la semana ha salido exigente con este ... humilde y encumbrado empleo, que viene a ser la esbeltez del cuñadismo o bien el pilates de la elocuencia, donde siempre hay que hablar, aunque se ahonde poco o nada. La semana, digo, ha salido difícil para el tertuliano, porque se han atado en lo alto, muy desatadamente, varios asuntos de cerrada sustancia: el libro donde reaparece el asesino Breton y la sentencia que deja absuelto de violación a Dani Alves. Más el dinero de rearme. Me sirven esos temas de mucho laberinto para traer aquí el canto del desempeño urgente y nada fácil de los tertulianos, que van a la radio, o a la tele, sobre todo, a animar las noticias con el merecumbé de la charla de quien no se calla ni en la publicidad, con el reprís entregado y algo populista de quien sospecha, o no, que está la cultura en todo aquello que ignoramos.
El tertuliano bracea en lo que le pongas, igual censura un auto judicial que aprieta la tuerca a Fiscalía, igual vislumbra una solución para inmigrantes que reprocha la imaginación de la cirugía estética. El tertuliano tiene que servir para todo, lo que no quiere decir que no sirva para nada. La tertulia es hábito y lujuria española, y el tertuliano está en la tele para decorar con indignado contento las últimas simpatías de Trump o Putin, igual que ha estado siempre en el café, o en el bar, donde de todo se habla, porque ahí no entra la policía, según otra iluminación de maestro. Somos todos tertulianos, aunque unos más que otros, empezando por mí, que cargo kilometraje en esta escuela de malas o buenas costumbres. El tertuliano es un atleta de ejercer sus cuatro sapiencias mal contadas, como si reuniera varias cátedras frondosas. Sale barato, reparte show, es especie a proteger, como la cabra, el cabreo o el botijo. Vive en nochebuena la hora de cualquier plató.
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