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el batallon

Domingueros

El columnismo progre se encarama a una almena del Muro de Sánchez desde donde, al estilo 'woke', cancelar al que no se avenga al pensamiento único. Derechitos al gulag

Page dando bandazos al muro (26/1/24)

El mesías (18/1/24)

Álvaro Martínez

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Casi es un género dentro del periodismo... Las disputas entre columnistas han sido tradicionalmente un pilar más sobre el que se levantaba el edificio de la libertad de pensamiento en la prensa, con esa miaja de mala leche, de riña barriobajera cuando se terciaba, que ... iba contra el axioma gremial de «perro no come perro» y que ha deparado deliciosas peleas de gallos e inextinguibles enemistades en el universo de los opinadores de las dos Españas. El 'boom' de las tertulias televisivas y radiofónicas y la creación del oficio de tertuliano catódico (y últimamente digital) han recluido en el desuso esas célebres y entretenidísimas justas en tinta impresa y mala leche que los grandes maestros de la opinión mantenían en el propileo del columnismo nacional. Imborrable en la hemeroteca, por ejemplo, fue el intercambio de golpes entre Jaime Campmany, desde estas páginas abecedarias, y Eduardo Haro Tecglen, en los tiempos en que 'El País' era el único periódico 'independiente de la mañana'. Se conocían desde tiempos mozos, desde que se hicieron al oficio en aquellas viejas redacciones de banco corrido y mantuvieron afiladas sus plumas hasta el final, templadas a fuego desde los tiempos de la linotipia a los del ordenador a base de talento. Haro, que terminó sus días definiéndose como «rojo, ateo y republicano», le recordaba desde 'El País' cada dos por tres a Campmany lo «facha» que era, y el maestro murciano le recitaba al día siguiente en su columna de ABC la prosa poética que 'El niño republicano' le dedicó a José Antonio un 20-N en pleno franquismo: «Se nos murió un Capitán, pero el Dios Misericordioso nos dejó otro. Y hoy, ante la tumba de José Antonio, hemos visto la figura egregia del Caudillo Franco. El mensaje recto de destino y enderezador de historia que José Antonio traía es fecundo y genial en el cerebro y en la mano del Generalísimo». Memorable aquella piadosa entrega al fundador de la Falange y a Franco de alguien tan «rojo, ateo y republicano» como Haro. Tocado y hundido.

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