Suscríbete a
ABC Premium

Perdigones de plata

Del ‘Voltaire’ al ‘Gijón’

Los tugurios donde remoloneábamos rezumaban estilo sencillo con un punto noble

Ramón Palomar

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Tras casi tres décadas de servicio eficaz, mi mejor amigo heredó el Seat 600 que su padre decidió jubilar. Pese a su avanzada edad, ronroneaba impecable, aquel trasto. Los padres antañones mimaban el patrimonio porque desconocían la pérfida obsolescencia programada. Con él incluso viajamos hasta ... Benidorm para comprobar si era verdad que Dum Dum Pacheco, aquel campeón de boxeo, trabajaba de portero en un local turbulento. A Dum Dum no recuerdo si le vimos, pero en ese Las Vegas del Mediterráneo disfrutamos como bárbaros. En aquel tiempo no tan lejano, el coche representaba libertad de paraíso jibarizado pues se transformaba en la alfombra mágica que sobrevolaba tabernas, garitos, antros, discotecas y afters sólo para iniciados en farras catastróficas.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación