editorial
No va a ser menos el Supremo
No se puede discutir que la Sala Segunda consulte al TJUE sobre una hipotética sentencia del TC que avale la amnistía de Puigdemont
Una vez que Cándido Conde-Pumpido ha asumido que la Audiencia de Sevilla tiene potestad para acudir al Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), conviene que este debate quede zanjado definitivamente y para todos los casos. El Tribunal Constitucional (TC) no debe de temer por su soberanía cuando se planteen dudas prejudiciales europeas por su jurisprudencia. Una de las condiciones del Estado de derecho es que todo tribunal es independiente de los demás.
También el TJUE lo es en la función de vigilar la primacía del derecho comunitario. Con esta premisa, no se podrá discutir, por ejemplo, que la Sala Segunda del Tribunal Supremo haga lo propio –la cuestión prejudicial europea– con una sentencia hipotética del TC que avale la amnistía a los condenados por el 1-O o a Carles Puigdemont, porque esa sentencia constitucional tendría que ser aplicada por el Supremo para revisar estos casos. Y en la UE no está bien visto eso de perdonar la corrupción (malversación) y dejar sin efecto sentencias firmes por interés político.
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