Trump cambia las reglas y decidirá qué periodistas le siguen

Esta medida supone un cambio sustancial en la relación entre la Casa Blanca y los medios de comunicación, rompiendo con una tradición de independencia en la cobertura presidencial y generando inquietud entre los periodistas acreditados. Leavitt, sin embargo, justificó la decisión afirmando que la Asociación de Corresponsales de la Casa Blanca privilegia a medios tradicionales de prensa, radio y televisión, mientras que ignora a nuevas plataformas y periodistas independientes que alcanzan a millones de personas a través de internet.

Según la portavoz, este cambio busca «democratizar el acceso al presidente» y dar cabida a voces que, a su juicio, han sido marginadas del circuito informativo oficial. El diario ABC es miembro de la Asociación de Corresponsales de la Casa Blanca.

«Ya es hora de que la gestión de la prensa de la Casa Blanca refleje los hábitos mediáticos del pueblo estadounidense en 2025, no en 1925. Un grupo selecto de periodistas con sede en Washington no debería seguir teniendo el monopolio del privilegio de acceso a la Casa Blanca», declaró Leavitt en una rueda de prensa.

Sus palabras refuerzan el argumento de la administración de que el sistema tradicional de acreditaciones beneficia desproporcionadamente a medios establecidos, dejando fuera a creadores de contenido digital y periodistas independientes.

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Nada más regresar a la Casa Blanca, Trump cedió un asiento en la sala de prensa a una rotación de periodistas independientes y de medios alternativos a la prensa tradicional, como Semafor, Axios o Breitbart News. La medida, presentada como un esfuerzo por diversificar el acceso a la información, ha sido interpretada por críticos como un intento de favorecer a medios alineados con su administración y reducir la influencia de los corresponsales de medios tradicionales.

Según ha dicho el presidente de la Asociación de Corresponsales de la Casa Blanca, Eugene Daniels, en un comunicado, «la Casa Blanca no informó previamente a la Asociación ni mantuvo ninguna conversación sobre estos anuncios. Pero la Asociación nunca dejará de abogar por un acceso integral, plena transparencia y el derecho del público estadounidense a leer, escuchar y ver informes desde la Casa Blanca, sin miedo ni favoritismos».

En la Casa Blanca hay diversos tipos de eventos: aquellos abiertos a todos los medios, como la rueda de prensa diaria de la portavoz; las conferencias de prensa que requieren un registro previo aprobado por el equipo de la presidencia; y los actos más reducidos del presidente, cuya cobertura está a cargo de un grupo selecto de periodistas conocido como el «Pool».

Este grupo recibe su nombre, que en inglés significa «piscina», debido a que la sala de prensa de la Casa Blanca se encuentra donde antes había una piscina cubierta, cuya estructura aún se conserva bajo el suelo. Sin embargo, en el ámbito periodístico, el término también hace referencia a la cobertura compartida: un grupo reducido de reporteros, fotógrafos y camarógrafos es seleccionado para asistir a ciertos eventos presidenciales de acceso limitado y luego distribuye la información, imágenes y videos al resto de los medios acreditados.

Este sistema ha sido una práctica habitual en la Casa Blanca durante décadas, garantizando transparencia y equidad en la distribución de la información, al permitir que medios sin representación directa en ciertos actos sigan teniendo acceso a los materiales generados por el «Pool».

Leavitt hizo este anuncio en la Casa Blanca ante unas pantallas en las que se leía la palabra «Victoria» sobre un mapa del golfo entre Estados Unidos y México. El motivo: un juez rechazó el lunes una demanda presentada por la agencia Associated Press (AP) para recuperar su acceso al Despacho Oval y a las ruedas de prensa, luego de ser vetada por la administración Trump.

El veto a AP se debe a su negativa a utilizar el término «Golfo de América», aprobado por decreto por Trump, y seguir refiriéndose a esa masa de agua como el «Golfo de México». La agencia argumenta que sus aguas son compartidas por varios países y que no existe un consenso internacional sobre su denominación. Sin embargo, en los mapas de Google y Apple, el nombre ya ha sido modificado.