Los rebeldes sirios entran en Damasco mientras Bashar Al Assad huye de la ciudad
El presidente del país, en el poder desde el año 2000, ha escapado tras la acometida de los insurgentes y se desconoce su paradero
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El omnipresente rostro de Bashar al Assad se desvanece
La oposición siria ha tomado Damasco para poner punto y final a 53 años de régimen baazista tras una noche histórica en la que han capturado Homs y, de manera casi inmediata, la capital. Damasco despierta con los grupos armados de la oposición en sus calles y miles de persona celebrando el cambio en las principales plazas. El ya ex presidente Bashar Al Assad permanece en paradero desconocido, aunque fuentes de la oposición asegura que había abandonado el país en un avión.
El comandante de Hayat Tahrir al-Sham (HTS), Abu Mohammed Al Golani, hombre fuerte entre los opositores, envía un mensaje de tranquilidad y de transición pacífica. El plan de Golani es que todas las instituciones estatales permanezcan bajo la supervisión del primer ministro de Al Assad, Mohammad Al Jallali, hasta que sean entregadas oficialmente.
Al Jallali ha expresado su disposición a cooperar.
Ante el miedo a las posibles venganzas, Al Golani instó a los combatientes a actuar con compasión y les pidió que «muestren misericordia con el pueblo, protejan a quienes deponen las armas y no persigan a quienes huyen». Este miedo es especialmente palpable entre las minorías del país como los cristianos o los alauitas. El comandante insistió en que «está estrictamente prohibido acercarse a las instituciones públicas» en un intento claro de evitar el caos total en el país, como ocurrió en el vecino Irak tras el colapso del régimen de Sadam a manos de Estados Unidos.
Otro de los mensajes importantes de las primeras horas está dirigido a los millones de sirios refugiados por todo el mundo a quienes las nuevas autoridades les dicen que tienen las puertas abiertas para regresar.
Como en el resto de ciudades capturadas, en Damasco también se han abierto las puertas de las cárceles y miles de reos han quedado en libertad.
La captura de Damasco llega apenas 24 horas del anuncio oficial por parte de los mandos insurgentes sobre el inicio de la operación para hacerse con la capital, pero la gente de la capital no les esperó y en varias zonas izaron las banderas revolucionarias con los colores negro, blanco y verde y atacaron los símbolos del régimen. En medio de la desbandada general, el ejército anunció en un mensaje televisado un plan para «reforzar las líneas de despliegue de nuestras fuerzas en el exterior de Damasco y en las regiones del sur para evitar cualquier incidente».
Pero ya nadie hacía caso a las palabras de unos militares que no ha luchado por defender al régimen. Las fuerzas armadas sufrieron deserciones en masa y las autoridades de Irak informaron de la llegada de más de 2.000 soldados a través del cruce de Al Qaim, muchos de ellos heridos.
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— العربية عاجل (@AlArabiya_Brk) December 8, 2024
Localidades próximas y barrios de Damasco no esperaron a la entrada de las fuerzas de los grupos armados de la oposición y se echaron a las calles para sumarse a un levantamiento que avanza ante el colapso del ejército y la pasividad de Rusia e Irán, los dos grandes aliados de Assad.
En Yaramana, en la carretera al aeropuerto internacional de la capital y a menos de 10 kilómetros del centro, derribaron la estatua de Hafez Al Assad, padre del presidente, y la gente celebró el colapso del régimen al grito de «¡libertad, libertad!», según las imágenes difundidas en redes sociales.
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