María Chala, la espía rusa que se escondía en una tienda de croché

El reportero relata que el Servicio de Inteligencia Griego (EYP) había descubierto que María Chala no era la amable vendedora de la tienda de croché y compañera de labores que Sofía pensaba, sino una peligrosa espía rusa. «Aún me cuesta creerlo», relata Sofía, quien prefiere no usar su nombre real a ABC.

Sofía era clienta de María. «Ella era encantadora, con el tiempo nos habíamos hecho amigas y me había contado muchas cosas sobre su vida. Cuando nos conocimos, me contó que era hija de griegos que habían emigrado a Belice y que no tenía familia, cosa que me pareció un poco rara pero tampoco quise hacer demasiadas preguntas», cuenta Sofía a ABC.

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Las dos amigas se vieron por última vez en diciembre, en el apartamento de María, donde habían preparado una comida para despedirse antes de las vacaciones de Navidad. «Yo iba a pasar hasta mediados de enero en mi país de origen y ella, hasta febrero en Kirguistán, al menos eso me dijo. Hace unas semanas, al ver que no contestaba a mis mensajes, llamé a la tienda y la dependienta me comentó que, posiblemente, María no volvería más».

María Chala se hacía pasar por una ciudadana más, tenía una tienda de lanas en el suburbio ateniense de Pangrati, un perfil en Facebook que llenaba de fotos de su gato Nath y un novio, Panayotis, con quien compartía un apartamento a escasos metros de su local comercial.

El negocio iba bien. Las ventas habían aumentado en los últimos meses y María, además de contratar a una dependienta, había decidido alquilar el local contiguo para ampliar la tienda y crear una escuela de croché, según contó a Sofía. Amante de la fotografía, había participado en el año 2019 en una exposición conjunta de fotografía en una conocida galería de la capital griega.

A principios de año, los servicios de inteligencia británicos, avisaron a Grecia que una espía detenida en Eslovenia estaba relacionada con una ciudadana griega llamada María Chala. Cuando la EYP se presentó en la casa de María, se había volatilizado.

La EYP ha hecho pública que la verdadera identidad de la espía es Irina Alexandrovna-Smireva y que llegó a Grecia desde México en el año 2018 consiguiendo poco tiempo después la nacionalidad griega. Un año después, abrió la tienda que le ha servido de tapadera para esconder las acciones que el grupo espionaje le había encomendado.

Para la creación del perfil de María Chala, la espía habría suplantado la identidad de una niña que falleció en 1991 a las pocas horas de nacer. Se está investigando cómo consiguió obtener la ciudadanía griega que le permitió moverse libremente por toda Europa, incluso en plena pandemia. En Grecia realizó dos viajes que han levantado todas las sospechas: el primero de ellos, a la ciudad de Alexandrúpolis, el norte del país, y el segundo, a Lárisa ciudad que cuenta con una base de drones de la OTAN.

En su apartamento había dejado sus pertenencias personales, a su gato Nath y un portátil que está siendo analizado por la policía griega. La misión que trajo a Alexandrovna a Grecia no ha sido hecha pública por la EYP. La joven rusa se conectó por última vez a su teléfono griego el 4 de enero y se cree que huyo a Tailandia para encontrarse con su marido, el también espía Daniel Campos