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Ni el islam logra frenar la nueva guerra civil en Sudán

Los dos bandos enfrentados se acusan de violar la tregua por la fiesta religiosa del Eid al Adha

Se rompe la tregua; continúa el combate en Sudán

Las fuerzas paramilitares anuncian la toma de un cuartel general del Ejército de Sudán

Sudaneses musulmanes que huyeron de la violencia en Jartum, se reúnen para las oraciones de Eid al-Adha AFP

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Pese al acuerdo de tregua pactado hace días, los dos bandos enfrentados en la guerra en Sudán han protagonizado duros combates en Jartum y en la región de Darfur en plena fiesta del Eid al Adha. Uno de los bandos, el ejército regular que encabeza el general Al Burham, anunció que ha llevado a cabo bombardeos contra objetivos rebeldes en la capital, y acusó a su rival, el general Daglo, de haber sido el primero en romper la tregua acordada.

La fiesta del Eid, o 'fiesta del sacrificio', conmemora en el mundo del islam la petición de Dios a Abraham -Ibrahim para los musulmanes- de inmolar a su hijo Isaac. Es una de las mayores solemnidades del calendario musulmán (que comparte con judíos y cristianos el Antiguo Testamento, con una lectura propia), y se celebra con el sacrificio de un cordero o un cabrito, que se come en compañía de familiares, amigos y personas necesitadas. Cuando Yaveh pidió a Abraham que no sacrificara a su hijo le puso al alcance un carnero, que fue finalmente la víctima inmolada.

Intensificar el combate en plena fiesta del Eid pone de relieve la ambición y lucha sin cuartel entre los dos jefes militares, el de las fuerzas regulares y el de las paramilitares, que aspiran a alzarse con el poder absoluto. Los choques armados comenzaron el pasado mes de abril y, según las últimas informaciones de agencias, han dejado entre 1.000 y 3.000 muertos, medio millón de exiliados y dos millones y medio de desplazados dentro de Sudán.

Junto a la ambición personal, el nuevo conflicto sudanés revela la tensión interétnica en el país, que ha vuelto a dispararse desde el derrocamiento del dictador Al Bashir. Los paramilitares de Daglo están respaldados por las tribus árabes, mientras que las demás tribus apoyan al ejército. Una situación similar produjo la cruenta Guerra de Darfur, la región más inestable del Sudán por su conflictividad étnica, que en 2003 dejó 300.000 muertos.

La nueva guerra civil sudanesa no tiene en cambio tintes religiosos. El sur del país, donde se concentra la población cristiana y animista, se independizó en 2011 y sigue siendo el Estado soberano más joven del planeta, aunque aún está lejos de asegurar su viabilidad.

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