La policía ofrece 1.200 euros a quien recupere la placa de Auschwitz
La siniestra inscripción a la entrada del campo de exterminio de Auschwitz, que presidió cínicamente sobre la trágica suerte de la judería de Europa, hace 70 años, ha sido robado según la policía de Oswiecim, nombre local de esta localidad en el sur de Polonia.
El tristemente célebre lema “Arbeit macht frei” (El trabajo libera, o hace libre) forjado en acero por el prisionero Jan Liwacz y que, instalado a la entrada del complejo de trabajo y muerte, añadía oprobio a la desesperación de más de un millón de judíos deportados de todo el continente, desapareció en la noche del viernes provocando la indignación de Polonia, Israel y autoridades de toda Europa.
El presidente de Israel, Simón Peres, expresó hoy la "más profunda de las conmociones" al primer ministro polaco Donald Tusk y calificó la inscripción como “la lápida de un millón de judíos". La policía polaca ha declarado a los medios que toma como “una cuestión de honor” su pronta recuperación; el museo de Auschwitz, encargado de las instalaciones que simbolizan como ninguna el holocausto hebreo y una de las horas más bajas de la historia humana, ha hecho instalar una réplica en sustitución.
«Un robo impensable y atroz»
La policía ha ofrecido una recompensa de 5.000 zloty (unos 1.200 euros) por cualquier indicio que conduzca a recuperar la inscripción metálica, que mide unos cuatro metros de ancho. El portavoz del museo, Jaroslaw Mensfelt, se mostraba preocupado pues “el lugar está protegido” a la par que indignado: “al margen de eso, era impensable que tal cosa pudiese ocurrir. Este robo es un acto atroz”.
El director del Museo del Holocausto de Yad Vashem ha calificado los hechos como “una declaración de guerra”. Avner Shalev dijo asumir que podían “haber sido neonazis” y se dijo convencido de que “el gobierno polaco hará todo lo posible para atrapar a los criminales y llevarlos ante el juez”.
“Esta inscripción, a la entrada de un lugar de aniquilación en el que la esperanza de supervivencia era cero, habla del cinismo sobrecogedor de los nazis”, comenta un representante del centro de documentación en Auschwitz, Pawel Sawicki. El lema provenía de un título muy divulgado, durante la fundación del estado alemán, a mediados del siglo XIX, escrito por el pastor protestante Lorenz Diefenbach.
Un general de las SS introdujo el término
Fue retomado por el nacionalismo alemán de Adolf Hitler en los años 30 a fin de alimentar la propaganda de de la obra de reconstrucción nacional, tras los desastres de la I Guerra Mundial, las duras reparaciones a los vencedores y la crisis económica global de la década.
El general de la SS Theodor Eicke, responsable de la organización de la red de campos, introdujo el término en el lenguaje del sistema penitenciario del nazismo. Por un lado el modelo requería de auténticos esclavos al servicio de la economía de guerra y, por otro, contribuía al pretendido engaño de que los campos de concentración eran centros de trabajo. “El trabajo hace libres” presidió asimismo sobre el destino de otros tantos millones de prisioneros en los campos de Dachau, Gross-Rosen, Sachsenhausen, Flossenburg y Theresienstadt (Terezin).
En Auschwitz fue instalado en julio de 1940; pero la obra realizada por herrero preso Liwacz lució siempre la “b” de “Arbeit” al revés, lo que según interpretación difundida luego por los supervivientes fue siempre entendida por ellos como una pequeña muestra de rebeldía e insumisión a la barbarie nacional pangermana.
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