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ABC Cultural

Francisco Bohórquez: la verdad del desconocido franquista exhumado con Queipo de Llano

El historiador Miguel Ángel del Arco desgrana en ABC el pasado de un militar al que sus propios compañeros calificaban de brutal

Exhuman los restos de Queipo de Llano y Francisco Bohórquez en la basílica de la Macarena

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Bohórquez Vecina. exhumado junto a Queipo de Lllano en la madrugada del jueves ABC
Manuel P. Villatoro

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Poco ha durado el culebrón, apenas unas semanas desde que el secretario de Estado de Memoria Democrática hiciera la solicitud por carta a la cofradía. En la madrugada de este jueves, un coche se ha llevado los restos de Gonzalo Queipo de Llano de la basílica de la Macarena. El vehículo fúnebre ha cumplido así la orden gubernamental que prohíbe que los dirigentes del golpe militar permanezcan enterrados en un lugar de acceso público en el que se pueda organizar un acto de exaltación a su persona. A la par, otro automóvil ha abandonado la iglesia. Este, con los restos de Francisco Bohórquez Vecina. ¿Quién era este desconocido personaje?

Miguel Ángel del Arco Blanco, historiador y autor de 'Los años del hambre: historia y memoria de la posguerra' y el reciente 'Cruces de memoria y olvido', lo conoce al dedillo. Desde el otro lado del teléfono, con un inconfundible acento andaluz, este experto desgrana para ABC el pasado de un personaje que orquestó el aparato de represión franquista en el sur de la península. Un sujeto al que sus propios compañeros acusaron de brutal y al que se le atribuye haber participado en el asesinato de más de 45.000 personas. Y eso, por no contar su lado más desconocido: el de testaferro de Queipo de Llano en varios trapicheos inmobiliarios. «Era su mano derecha», confirma.

–¿Quién era Bohórquez?

Este personaje tiene que ser tenido en cuenta porque dirigía el aparato represivo de Queipo de Llano en Andalucía y en Extremadura. Nació en Ubrique, era gaditano y pronto se sacó la carrera de derecho. En realidad, representa a muchos licenciados en esta materia que, al comenzar la Guerra Civil, participaron en la gestión de los consejos de guerra. Eran necesarios porque se montó de manera espontánea un aparato militar muy extenso y los sublevados necesitaron este tipo de mandos. La clave es que tenia una relación de confianza con Queipo de Llano.

–Cuál era su trabajo como auditor de la Segunda Región Militar?

Estuvo al frente de todo el aparato represivo. No era un juez a pie de calle, era el que coordinaba a los magistrados y dirigía las instrucciones. Es una de las personas que mas incentivó que los consejos de guerra fuesen especialmente violentos. Historiadores como Francisco Espinosa han encontrado documentación en la que él transmitía a sus colaboradores una serie de órdenes sobre cómo tenían que juzgar, o sobre quiénes debían ser juzgados. Eran órdenes especialmente violentas que incluían porcentajes de la gente que debía ser condenada.

–¿Hasta dónde llegaba su barbarie?

Era partidario de una represión muy amplia. Consideraba que todos los que fueron apoderados de las elecciones del Frente Popular debían ser represaliados. Un mando militar de Cádiz llegó a quejarse a sus superiores diciendo que abogaba por una represión extrema.

–¿Dónde fue esta represión más brutal?

Destacó en Málaga, una ciudad que estaba muy identificada con la República y en la que había hasta un diputado comunista. La represión allí fue realmente brutal. Se calcula que fueron encausadas 3.500 personas y, de ellas, 1.500 fueron ejecutadas. Él estuvo al frente de esas operaciones, viajó a la ciudad y, posteriormente, también a Sevilla, donde se celebraban los consejos de guerra. Era la mano derecha de la represión de Queipo de Llano.

–¿Por qué se le acusa de haber perpetrado 45.000 asesinatos?

Porque se estima que entre Andalucía y Extremadura se puede hablar de 45.000 asesinadas durante la represión. Él fue el responsable. Podríamos vincular las responsabilidades que ambos tuvieron, ya que uno daba los discursos, y otro las órdenes.

No era un juez a pie de calle, era el que coordinaba a los magistrados y dirigía las instrucciones.

–Afirma que levantó el sistema de represión franquista...

Así es. Construyó el temible aparato para liquidar y, permítame que lo diga así, pisar el acelerador de la muerte en Andalucía y Extremadura. Algunos militares se creían los consejos de guerra, pensaban que había garantías. Pero eso es falso. Él se preocupó de que los consejos de guerra, durante la guerra, fuesen un auténtico teatro en el que no se jugaba con ninguna garantía legal. Eran un pretexto para generalizar la violencia.

–¿Fue Hermano Mayor de la Macarena?

Sí. Estaba allí enterrado porque fue nombrado Hermano Mayor. Que le fuera entregado este título demuestra su simpatía tradicional y su alineación total con los golpistas. Como la iglesia había sido destruída por la violencia anticlerical, él la reconstruyó. Estuvo al frente de la hermandad, que era un poder fáctico en aquellos años.

–¿La represión fue su único trabajo tras la guerra?

No solo. Después jugó un papel importante en algunas instituciones que se crearon en la Sevilla de entonces. Estuvo al frente de la llamada Obra Nacional de Casas Baratas para buenos combatientes e inválidos. Fue nombrado directamente. En los cuarenta siguió en la ciudad, controlándola. Se ha demostrado que estuvo implicado en la venta fraudulenta de un cortijo (Gamboaz) muy rico en el que se iban construir casas baratas para afines al bando sublevado. Este acabó en poder de Queipo a base de corruptelas. Bohórquez fue su testaferro.

–¿No era, entonces, militar?

No. Él acabó de general de brigada, pero no pasó por una academia militar. Fue un voluntario que se convirtió en auditor de guerra y que había estudiado derecho. Hubo muchas personas como él, pero con una responsabilidad histórica como la suya, pocos.

Queipo de Llano, durante una de sus intervenciones en Unión Radio ABC

–¿Ha sido su tumba un lugar de culto?

Tengo la sensación de que su tumba empezaba a ser algo relativamente incómodo para los católicos. Sobre todo para un lugar donde la devoción es especialmente intensa, como la iglesia de la Macarena. Entre los católicos y los cofrades es algo molesto. Para ellos lo importante es el culto.

–¿Qué opina de la exhumación?

Los franquistas utilizaron el cristianismo para justificar sus propios actos y ocultar lo que ellos fueron e hicieron. Un buen cristiano no puede estar conforme con eso.

–¿De qué tratará su próximo libro?

Es un libro sobre la hambruna de Franco en los cuarenta. Hubo unos años especiales donde la situación era tan limite que se podía calificar de hambruna. A veces utilizamos hambruna como adjetivo; yo lo uso como sustantivo, como se usó Holodomor. La gente se moría de enfermedades por desnutrición. Estará disponible dentro de unos meses.

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