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«La prensa del corazón está muerta. El punto de inflexión fue cuando los Ubrique salieron en la portada de '¡Hola!'»

Hablamos con Bernardo Paz, fotoperiodista y comisario de la exposición 'Paparazis', que muestra algunas exclusivas históricas de la crónica social. Su aspiración es fotografiar a Irene Montero de cajera

Arriba; Camilo José Cela en paracaídas, de José Luis Cacho. Abajo; Bernardo Paz, comisario de la exposición 'Paparazis' D. R.
Pilar Vidal

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Camilo José Cela, tirándose en paracaídas o haciendo bicicleta estática en su casa de Mallorca, Carmen Thyssen con un corsé en la primera película que rodó con Espartaco Santoni, o un desnudo suyo, las tetas de Claudia Shiffer, Almodóvar cantando con Mcnamara en Rockola, la única foto de Marta Gayá en bañador, Isabel Preysler espectacular con uno rojo o el topless de Lady Di, son algunas de las fotografías que se pueden ver en la exposición 'Paparazzi, en la galería Nikon (Calle Reina Mercedes, 7) de Madrid, hasta el próximo mes de abril. En ella se muestran imágenes de 26 de los mejores fotógrafos de la prensa del corazón que exponen por primera vez juntos.

Todas estas instantáneas fueron portada de grandes exclusivas publicadas en nuestro país. Bernardo Paz, fotoperiodista y comisario de la exposición, charla con ABC sobre aquellos maravillosos años. «Éramos una tribu, a nosotros nos duraron más los compañeros de la profesión que las parejas. Pasamos muchas horas en la calle, para nosotros no era un trabajo era una forma de vida. Nos levantábamos y nos íbamos a casa de Isabel Preysler y si a las 10 de la mañana llegaba el peluquero y el maquillador, ya no nos movíamos porque sabíamos que Preysler salía. Y las noches eran de lunes a jueves porque los viernes salía todo el mundo y los famosos no», explica Bernardo.

La complicidad con los famosos y los chivatazos de la gente que trabajaba en la noche eran esenciales; «Era imposible entender la noche de Madrid sin nosotros. Éramos colegas de los locales, de los traficantes, policías, porteros, sabíamos de memoria la matrícula de los coches, conocíamos a los chóferes de los coches que traían a los famosos a los hoteles e incluso a cuatro o cinco prostitutas», confiesa. Grandes amigos que contaron siempre con ellos porque de alguna forma todos ganaban algo. Era otra época, otro universo, no había 'influencers'.

Había temas que eran más fáciles y otros más difíciles pero si algo tiene claro este gremio es que hacer periodismo era y es muy caro. «Ahora Pablo Iglesias monta una televisión con dos Iphone y ninguna Asociación Profesional levanta la voz. Enviar un carrete por Iberia Express en 1.981 costaba 5.000 pesetas y un sueldo medio eran 25.000 pesetas. Se ganó pasta, pero lo que se gastó no está escrito», reivindica. Por entonces, se vendían muchas revistas, algunas llegaban al millón de ejemplares a la semana. Por eso, se pagó por el topless de Lady Di, que hicieron tres agencias, 150 millones de pesetas.

Imagen principal - 1. Paquirri e Isabel Pantoja en la sobremesa, por Lorenzo Frau; 2. Inés Sastre en una boda tomada por Fernando Sacristán; 3. Isabel Preysler en bañador, por Pepe Bosch
Imagen secundaria 1 - 1. Paquirri e Isabel Pantoja en la sobremesa, por Lorenzo Frau; 2. Inés Sastre en una boda tomada por Fernando Sacristán; 3. Isabel Preysler en bañador, por Pepe Bosch
Imagen secundaria 2 - 1. Paquirri e Isabel Pantoja en la sobremesa, por Lorenzo Frau; 2. Inés Sastre en una boda tomada por Fernando Sacristán; 3. Isabel Preysler en bañador, por Pepe Bosch
GRANDES EXCLUSIVAS DE LA PRENSA DEL CORAZÓN 1. Paquirri e Isabel Pantoja en la sobremesa, por Lorenzo Frau; 2. Inés Sastre en una boda tomada por Fernando Sacristán; 3. Isabel Preysler en bañador, por Pepe Bosch

La mayoría de los paparazis que exponen ya están retirados, dos han fallecido Antonio Catalán y Queca Campillo y unos pocos están deseando hacerlo en breve. Porque si algo tiene claro Bernardo Paz es que «la prensa del corazón está muerta y enterrada y lo de ahora son amenidades…». Y si tiene que situar el momento del cambio lo tiene claro: «El punto de inflexión fue la aparición de la familia de Jesulín de Ubrique en la portada de '¡Hola!'».

«A partir de ahí ya no hubo marcha atrás. Fue un error táctico de las revistas que no supieron ver que no se podía competir con la televisión. También cambió la gente que ya no lee, hoy vas a la consulta del dentista y no hay revistas y vas a tomar café y no está el periódico en el bar. Cambió el universo. Todas las chicas que compran hoy en día revistas del corazón tienen más de 55 años, que son las que tenían 18 o 20 cuando murió Paquirri», asegura el comisario de la exposición. Para él, la prensa del corazón vendió un mundo ideal, mostraba el glamour, lo bello, era una prensa amable «porque para despertar conciencias ya tenías a la CNT y a CC.OO».

Imagen principal - 1-Paquirri e Isabel Pantoja en la sobremesa, por Lorenzo Frau; 2.Lady Di haciendo topless; 3. Desnudo de Tita Cervera, de Teuma
Imagen secundaria 1 - 1-Paquirri e Isabel Pantoja en la sobremesa, por Lorenzo Frau; 2.Lady Di haciendo topless; 3. Desnudo de Tita Cervera, de Teuma
Imagen secundaria 2 - 1-Paquirri e Isabel Pantoja en la sobremesa, por Lorenzo Frau; 2.Lady Di haciendo topless; 3. Desnudo de Tita Cervera, de Teuma
GRANDES EXCLUSIVAS DE LA PRENSA DEL CORAZÓN 1-Paquirri e Isabel Pantoja en la sobremesa, por Lorenzo Frau; 2.Lady Di haciendo topless; 3. Desnudo de Tita Cervera, de Teuma

También reconoce la sequía de famosos: «No hay porque los famosos ya no bailan, ni cantan, no torean, los famosos ahora salen en Telecinco. O son muy 'influencers' y te quieren decir que necesitas un bolso de 7.000 euros. si no eres gilipollas», lamenta. Tampoco es fácil exportarlos. Él, que trabaja mucho con el mercado francés y alemán, asegura que allí no quieren personajes españoles de más de 30 años que no sean guapos. A sus 68 años, le gustaría hacer reportajes de políticos y le encantaría empezar por la ministra de Igualdad, Irene Montero. «La llevaría al supermercado donde trabajó y la pondría detrás de la caja, los orígenes siempre marcan y ahora tiene una caja más grande (ríe)».

Detrás de cada foto hay un trabajo enorme y Bernardo es de los que defiende que en el periodismo hay dos vertientes que son sucesos y corazón: «Las dos fueron muy difíciles, en una tenías que pelear con policías y delincuentes y en la otra había dinero por lo tanto era muy difícil». Y aunque el fotoperiodismo es mitad vocacional mitad pasional, si un joven se le acerca en la escuela y le dice que quiere ser paparazi, lo tiene claro: «Le digo que haga fontanería (ríe)».

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