LO QUE ME APETECE
La ministra Raquel Sánchez debería cesar a su asesor por hortera
Doña Leonor transmitió aplomo y seguridad. Estuvo impecable desde que se bajó del coche para celebrar el Día de la Fiesta Nacional en la capital
Día de la Hispanidad: las políticas lucen sus mejores galas

Pasé el Día de la Fiesta Nacional, día de la Hispanidad, día del Pilar, fuera de Madrid y, gracias a la Televisión Española, pude ver el desfile militar, especialmente interesante por la tensión política que vivimos y por la presencia de la Princesa de ... Asturias.
Mientras se esperaba la llegada de los Reyes, se podía observar a los invitados colocándose en sus lugares destinados para ellos. Pude ver a Yolanda Díaz, con un traje de lunares de Purificación García que ya se había puesto hace dos años en el mismo acto. Hablaba sin parar, posiblemente de sus peregrinas ideas sobre el conflicto de Israel. Distinguí a Pilar Alegria con la misma cara de pena que siempre tiene. Me di cuenta del aburrimiento de Patxi López, totalmente incomunicado entre Abascal, que hablaba con su mujer y dos asistentes más a su derecha y Alberto Núñez Feijóo que mantenía constante conversación con Cuca Gamarra. Creo que el ganador de las elecciones tenía que haberse sentado donde estaba la portavoz. Me llamó la atención la ministra Margarita Robles, limpiándose las gafas con el forro de su chaqueta roja. En su bolso no debía llevar ni pañuelo ni kleenex.
La presidenta del Congreso iba como para ir de compras a unos grandes almacenes. Tendré que darle un voto de confianza, porque tiene que aprender que no es lo mismo vivir en Madrid que en provincias, aunque en Mallorca hay, desde siempre, señoras elegantísimas, pero, posiblemente, ella no las conoce. De repente me fijé en una invitada, ministra sin duda, vestida con un traje verde, casi largo, con hombro al descubierto, que debió de haber tenido una cena la noche anterior, posiblemente con fiesta y trasnochó por lo que no le dio tiempo a pasar por su casa, lo que la convirtió una señora llamativa, pero poco afortunada para una ceremonia de mañana. También podría ser que su asesor es su enemigo, por lo que sería urgente que lo cesase por hortera.
Los nuevos presidentes autonómicos tenían cara de felicidad absoluta y de íntima satisfacción. Estaban como de puesta de largo. La llegada del presidente Sánchez fue acompañada de un intenso abucheo, una enorme cantidad de insultos, un rechazo total y gritos de dimisión, ejerciendo la libertad de expresión por parte del público presente. Con cierto gesto de especial displicencia Sánchez saludó a la presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso y al Alcalde de Madrid José Luis Martinez-Almeida y de Navasqües.

La llegada de los Reyes fue recibida con grandes muestras de adhesión por parte del público. Don Felipe, con uniforme de gala del ejército del Aire, Doña Letizia con un traje sin gran interés, reformado y ya conocido, estampado en tonos azules de un diseñador valenciano, sin bolso y con zapatos de medio tacón. Melena suelta, muy larga, peinada en bucle y muy oscura. Me transmitió cierto cansancio y no demasiado interés en el propio desfile. Incluso la mayor parte del mismo, permaneció sentada y con aspecto ausente a excepción de cuando dirigía su mirada hacia la cadete Borbón.
La Princesa de Asturias, igual que Su Majestad el Rey, llevaba el Toison de Oro. Perfecto aspecto el de Doña Leonor. Impecable comportamiento, desde el mismo momento que se bajó del coche. Transmitió aplomo y seguridad. Cantó «La muerte no es el final», igual que el Rey y todos los presentes en la Tribuna Real, incluido Jaime Alfonsin, a excepción de Doña Letizia que permaneció callada. La multitud gritaba «Puigdemont a prisión».
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