Coronavirus
Visitas a los nietos: Los mayores asumen mantener la distancia física, pero no la social
Los expertos recuerdan que hay que cuidar la faceta emocional de este grupo pero que el virus está ahí y deben seguirse todas las medidas

Distancia física sí, pero social no . Ese es el sentir de muchos mayores de nuestro país que, después de tres meses completamente aislados debido a la pandemia ocasionada por el coronavirus, tienen la vista puesta en el reencuentro con sus familiares, hijos y ... nietos, permitidos en España en la fase 1 y 2. «Es un sector de población que lo ha pasado especialmente mal, y que se siente muy abandonado. Han vivido la muerte de sus parejas, amigos, muchos están sufriendo como nunca la soledad y el miedo a contagiar o ser contagiados», apunta Mayte Sancho, psicóloga y experta en planificación gerontológica. Obviamente, prosigue esta experta, «la salud física ha ocupado todo nuestro espacio hasta ahora, pero estamos entrando en un estado donde por fin está permitido y debería ser posible que los mayores vean a las personas que son significativas para ellos, guardando las distancia y siguiendo las normas que dicten desde el Ministerio de Sanidad».
Factor de riesgo
La faceta emocional, prosigue Sancho, «es uno de los tres pilares que conforman la salud global, según la definición de salud de la Organización Mundial de la Salud (OMS) , y ya hay muchos mayores que se niegan a que les quites a sus nietos y te reconocen que prefieren vivir un año menos». Es evidente, asegura esta experta, «que son un sector de riesgo, y más si tienen alguna enfermedad relacionada . En este sentido, los datos son claros pero, igual que nos hemos esforzado lógicamente por facilitar que se reactive la economía poniendo distintas medidas de seguridad (con mamparas de separación, cartas electrónicas, distancias en las terrazas o aforo, entre otras…) deberemos ser creativos también con un grupo que presenta una fragilidad enorme».
Daño a la imagen de la vejez
Con un matiz, recalca esta gerontóloga: « no se puede dar a todo el grupo de mayores la misma solución . Necesitamos personalizar las respuestas para un sector de población que ha vivido una situación extrema, y no se puede meter a todos en el mismo saco. Vamos a ver los que están contagiados, los que no, personalicemos un poco». La realidad es que la pandemia, continúa Sancho, «está haciendo un daño tremendo a la imagen de los mayores, que por decreto ley son aquellas personas que tienen más de 65 años. Pero no se puede asociar edad o vejez a enfermedad».
A juicio de Sancho, «es necesario defender su heterogeneidad: hay un grupo pequeño de cerca de un millón de mayores con deterioro cognitivo y en residencias (a los que también debería ser posible visitar), pero hay otro grupo mayoritario sano, que hace vida social, que practica ejercicio, que está deseando ver a sus nietos y echar una mano . Es un grupo, además, que es hiperresponsable y que hace muchísimo caso a las normas de prevención dictadas por Sanidad».
Medidas básicas
Respecto a esas normas recomendadas para los ansiados reencuentros familiares (mascarilla, distancia social e higiene de manos...) la más importante es la mascarilla «porque ya se ha demostrado que si dos personas la llevan puesta, aunque sea la quirúrgica, el riesgo de contagio por Covid-19 disminuye hasta un 4%. Esto, junto a la distancia social, que no se dice por capricho, y la higiene de manos», insiste Tomás Chivato Pérez, decano de la Facultad de Medicina de la Universidad CEU San Pablo . Así pues, desde el punto de vista de salud pública, prosigue este médico, «si vamos a encontrarnos con los nietos estas normas son las recomendables, a día de hoy, miércoles 27 de mayo y hasta que no dispongamos de una vacuna eficaz que se pueda administrar sin peligro a toda la población. Estamos hablando de seguridad, no de cariño », recalca.
Responsabilidad de todos
Pero Chivato también advierte: «estamos ante un problema global y tenemos que prevenir todos. De nada sirve que solo tengan que estar pendientes los mayores o los padres de los niños más pequeños, porque incluso los niños han escuchado hablar del virus y están teniendo mucho cuidado a la hora de ver a sus abuelos. También hay que insistir en que sigan las medidas los más jóvenes. Que nadie se sienta invulnerable . Ellos también pueden ser vectores de transmisión. Es verdad que la situación no es la misma que a principios de marzo o abril, pero pese a tener cierto grado de optimismo no podemos bajar la guardia y de momento hay que aprender a convivir con el virus. La segunda oleada dependerá de cómo nos comportemos todos ».
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