investidura de feijóo
Sánchez desprecia a Feijóo y delega en el exalcalde de Valladolid para un bronco discurso de autoafirmación del PSOE
Óscar Puente levanta a la bancada socialista con una encendida diatriba contra el candidato de la investidura, al que vincula con el narcotráfico
El PP dedica gritos de «cobarde» a Sánchez por no intervenir y Armengol sale en su defensa pidiendo «respeto»
Del «Señor candidato a jefe de la oposición» a «No voy a participar en 'El club de la comedia'»: las frases del choque entre Feijóo y Puente
Feijóo se erige como representante de quienes no votaron «ni amnistía ni autodeterminación»

Sorpresa en el hemiciclo en la sesión vespertina del debate de investidura. O golpe de efecto del PSOE. Tras mantener la incógnita toda la víspera, finalmente Pedro Sánchez evitó debatir con Alberto Núñez Feijóo en el turno de réplicas. Delegó la ... respuesta en el flamente diputado por Valladolid y exalcalde de esa localidad, además de sanchista de pro, Óscar Puente, quien ha protagonizado un bronco discurso contra el líder del Partido Popular (PP), al que incluso ha vinculado con el narcotráfico.
Puente ha hablado del PP gallego como «esa gran familia retratada en Fariña», en referencia a la afamada serie sobre los narcotraficante gallegos. Y le ha recordado a Feijóo su «estrecha relación», así la ha calificado, con el narco Marcial Dorado, con el que hace décadas que no le une vínculo alguno. Un episodio que ha definido como un «baldón» en su trayectoria. Al terminar su discurso, Feijóo se ha subido a la tribuna para decir que dedicaría poco tiempo a la réplica porque «no quiero participar en el club de la comedia», y ha calificado de «lamentable» que un «primer ministro europeo en funciones y todo su gobierno aplaudan en pie este discurso».
Un «patio de colegio»
Ha sido el momento más álgido y tenso del debate, en el que la presidenta, Francina Armengol, ha asegurado que «esto no es un patio de colegio», y ha acusado a la bancada popular de haber proferido «insultos» contra el líder del PSOE, que luego Puente ha identificado como el de «cobarde» proferido por algunos parlamentarios del primer partido de la Cámara Baja.
A continuación, Feijoo, ha dicho que esa formación «ha llegado al cénit de su desprestigio». Además, le ha espetado a Sánchez que «usted me pidió seis debates durante la campaña y ahora no es capaz de hacer el segundo». Y posteriormente el candidato a la investidura ha rechazado su turno de dúplica como gesto de protesta por el tono de Puente.
La elección de un diputado raso como Puente, sin cargo alguno en la dirección del Grupo Socialista, es algo bastante insólito en un debate de este tipo, aun cuando se trata de un dirigente de dilatada trayectoria. Buena parte de su réplica a Feijóo ha estado dedicada a desacreditar su apelación a la legitimidad de la lista más votada, algo que el socialista ha llegado a calificar de «inconstitucional».
Puente ha aludido a su propia experiencia como ganador de las elecciones municipales del pasado 28 de mayo en Valladolid, para hablarle a Feijóo «de ganador a ganador». Y en ese contexto le ha preguntado retóricamente por qué la norma de la lista más votada no sirve para dirigentes como Milagros Tolón, candidata socialista en Toledo, donde fue la más votada, o el expresidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, quien ganó las autonómicas en mayo pero fue desalojado del poder por la popular María Guardiola (presente en la tribuna de invitados, como todos los líderes autonómicos del PP), quien ahora gobierna en coalición con Vox.
Puente no ha mencionado ni una sola vez en su intervención la amnistía para Carles Puigdemont y el resto de ecausados por el golpe secesionista de 2017 en Cataluña, la principal exigencia de los independentistas para un futura investidura de Sánchez que ya negocia el PSOE. Aunque por omisión o derivada, varias partes de su discurso se han podido entender como una manera de preparar el terreno de lo que viene.
Algo, esto último, que ha hecho con una sorprendente reivindicación de la acción política de José María Aznar (denostado en otras partes de su discurso, en las que le ha recordado la «guerra ilegal» de Irak en 2003 y le ha acusado de «mentir» y «utilizar» los atentados del 11-M), o más en concreto de su primera legislatura entre 1996 y 2000.
Puente ha fijado aquella ocasión como «la última» en la que el PP ha gobernado gracias a acuerdos con otros partidos (en aquella ocasión CIU y el PNV, entre otras formaciones nacionalistas) y ha reiterado que Aznar tildó a ETA de «movimiento vasco de liberación nacional», en el contexto de la tregua de la banda terrorista de 1998. Todo ello, ha dicho, «por la paz», algo que según la versión del exalcalde de Valladolid propició luego la mayoría absoluta del año 2000.
Todo el discurso de Puente -aplaudido con entusiasmo desde el escaño azul por Sánchez, quien en algunos de los momentos más sarcásticos del mismo sonreía abiertamente- ha tenido un tono de autoafirmación del PSOE, o de la época de Sánchez al frente del mismo, para ser más precisos. El presidente en funciones y toda la bancada socialista han aplaudido en pie cuando Puente ha dicho con gran énfasis que «ante cualquier injerencia externa», el actual PSOE «es de sus militantes, y por lo tanto del pueblo», ha remarcado.
De fondo latían las críticas a la negociación de la amnistía expresadas la semana pasada por Felipe González y Alfonso Guerra en un sondo acto en el Ateneo de Madrid, que fueron tachados de «desleales» por el secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán. Puente no les ha aludido expresamente, pero sí de manera tan velada como clara cuando ha dicho que la derecha reivindica ahora a líderes del PSOE de hace treinta años aunque en su momento «les hizo lo mismo» que ahora a Sánchez.
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