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Sánchez cierra la campaña animando a los socialistas a ganar ante «quienes lo único que han hecho ha sido mentir y destruir»

El presidente señala a los medios «privados» por no «abrir telediarios» con la constitución de las comisiones del ayuntamiento de Vitoria

Sánchez no pisa el sur, Navarra ni las islas en esta campaña

Pedro Sánchez, en el mitin de cierre de campaña del PSOE este viernes en Getafe Ángel de antonio
Mariano Alonso

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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha cerrado este viernes su campaña electoral en Getafe, una de las ciudades más pobladas de la Comunidad de Madrid y que desde 1979 y salvo una legislatura ha tenido siempre alcaldías socialistas, ahora con Sara Hernández al frente, que junto a Juan Lobato, líder de los socialistas madrileños, y la número dos por Madrid, la vicepresidenta tercera Teresa Ribera, han precedido en el uso de la palabra al candidato, acompañado para la ocasión por su mujer, Begoña Gómez.

Sánchez ha protagonizado el mitin más emotivo de la campaña en «mi federacion», ha recordado el dirigente madrileño, que incuso ha acompañado algunos de los cánticos del público que abarrotaba el pabellón municipal de La Alhóndiga. En particular cuando se han arrancado con el clásico «ista, ista, ista, España socialista», que los más viejos del lugar corearon por primera vez cuando Felipe González estaba al frente del partido.

El primer presidente socialista de la democracia no ha participado en esta campaña, pero sí el segundo, José Luis Rodríguez Zapatero, a quien Sánchez ha agradecido su gran implicación con un elogio en tono coloquial: «Se ha salido». El público ha comenzado a corear el nombre del expresidente: «Zapatero, Zapatero».

Con entusiasmo, los simpatizantes socialistas han interrumpido constantemente los discursos, incluido el de Sánchez, en un ambiente de gran exaltación y entusiasmo, y de carácter festivo. Antes del mitin el grupo musical Menta ha ambientado la fiesta, como después ha hecho la DJ Javiera Mena.

Los socialistas hace tiempo que no cantan La Internacional puño en alto en sus mítines, pero sí que lo han hecho cuando el presidente y todos los ministros, entre ellos el de Interior, Fernando Grande-Marlaska y el de la Presidencia, Félix Bolaños, se han retirado, y también las cámaras de televisión. El célebre himo era entonado entonces puño en alto, mientras los operarios trabajaban a destajo para desmontar el escenario y algunos cargos socialistras disfrutaban ya de la barra con bebidas dispuesta para la ocasión.

Sánchez no ha lanzado mensajes nuevos en su discurso, como casi todos los suyos milimétricamente concentrados en treinta minutos, pero sí ha puesto más énfasis que nunca. Para decir que van a ganar frente a una «derecha dura», el Partido Popular (PP) y una «ultraderecha», la de Vox, definidos como «quienes lo único que han hecho ha sido mentir y destruir».

Para asegurar incluso que lo que ocurra el domingo tendrá repercusiones muy relevantes fuera de nuestras fronteras, «vamos a mostrar a Europa que en España empezó el avance de las fuerzas progresistas», y también para señalar a los medios «privados», de comunicación, despues de una última jornada en la que ha cancelado una entrevista en Antena 3, pero no otras dos, las últimas de campaña, en Televisión Española y en el programa vespertino de Onda Cero, dirigido por Julia Otero.

Sánchez ha dicho, sin mayor matiz, que el PP y Bildu han «pactado en el Ayuntamiento de Vitoria», y en tono retador ha dicho que a ver si «los telediarios de las cadenas privadas se abren» con esa noticia. En la capital vasca, con una alcaldesa socialista después de las elecciones municipales del 28 de mayo gracias al apoyo imprescindible de los populares, precisamente para evitar un consistorio en manos de los de Arnaldo Otegi, lo que ha ocurrido es que las comisiones municipales, sin poder en el gobierno local, se han repartido entre los populares y Bildu, como ocurre siempre con los grupos de la oposición. Una noticia de apertura, según el presidente del Gobierno, cada vez más interesado en el papel de los medios.

Sánchez, como durante toda la campaña, ha señalado los pactos entre el PP y Vox a nivel autonómico y municipal como una «amenaza» para la democracia y el preludio de lo que podría ocurrir a nivel nacional si la derecha suma. Especialmente indignante le parece lo ocurrido en Galapagar, un pequeño municipio del norte de Madrid, donde como ha explicado a los suyos el Ayuntamiento de PP y Vox ha despintado los bancos de la calle que tenían los colores de la bandera LGTBI. «Les vamos a decir el 23 de julio, con nuestro voto, que los derechos y libertades con los que mercadean no son suyos» ha asegurado, mientras el público, en una de sus múltiples y entusiastas interrupciones, gritaba: «Ni un paso atrás».

Los socialistas confían en la remontada y sostienen que su apoyo ha ido aumentando paulatinamente en la última semana de campaña, donde Sánchez ha intensificado sus apariciones, tras una primera mitad de campaña en la que sólo participó en dos actos.

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