El partido de Otegi jalea a etarras que intentaron un 11-M en Nochebuena
Condenados a 2.775 años, pretendían volar un tren con 184 personas en Chamartín
Los 25 etarras que Urkullu ha dejado en semilibertad suman 5.000 años de cárcel

«¡Hasta tener a todos en casa!». Con esas palabras Sortu, partido mayoritario de la coalición EH Bildu, ha dado la bienvenida en sus redes sociales a Gorka Loran y Gari Arruarte. Son los dos etarras que intentaron cometer una masacre en el tren ... que cubría la ruta entre Irún y Madrid en la Nochebuena de 2003. Fueron condenados a 2.775 años de prisión por 184 homicidios en grado de tentativa, pero han salido en libertad después de haber pasado dos décadas en la cárcel.
El mensaje lo ha compartido la delegación de Sortu en Hernani, un municipio guipuzcoano de más de 20.000 habitantes donde los de Otegi gobiernan con mayoría absoluta. Las pasadas elecciones municipales obtuvieron el 47,5% de los votos. El mensaje de apoyo está acompañado de una fotografía en la que los dos terroristas aparecen sonrientes, en su Hernani natal, con la bandera oficial del movimiento a favor de los presos en la mano.
La publicación ha provocado la indignación de todos los colectivos de víctimas. «¿Dónde está la supuesta desvinculación de la izquierda abertzale con ETA y su supuesto recorrido ético?» se pregunta Covite en la misma red social. El colectivo presidido por Consuelo Ordoñez responde con un escueto «no existe» a la pregunta retórica. Desde la Fundación Fernando Buesa, por su parte se hacen eco del tuit y recuerdan el pasado criminal de Loran y Arruarte.
El tuit ha causado mayor indignación si cabe, porque el mensaje de claro apoyo a los etarras excarcelados se produce cuando los socialistas tratan de convencer a la opinión pública de que la izquierda abertzale, donde Sortu es el partido mayoritario, ha hecho un recorrido ético hacia el fin de la violencia. Ha sido una de las justificaciones más repetidas estos días tras el pacto entre los socialistas navarros y EH Bildu para hacerse con la alcaldía de Pamplona. Sin embargo, el popular Borja Sémper considera que la loa de Hernani es un claro ejemplo de que no existe ningún tipo de condena. «No les queda un 'recorrido', les falta un mundo», denuncia también en redes sociales.
Masacre en los trenes
Y es que, Loran y Arruarte han salido en libertad después de cumplir veinte años de prisión, a pesar de que la prisión efectiva que se fijó en su sentencia alcanzaba los 40 años al amparo de la legislación antiterrorista. Fueron condenados a 2.775 años de cárcel por 184 homicidios en grado de tentativa. Son tantos como los pasajeros que viajaban en el tren entre Irún y Madrid el 24 de diciembre de 2003.
Porque en realidad lo que planeaban era un atentado muy similar al que ocurriría tres meses después, el 11 de marzo de 2004, en los cercanías de Madrid, en este caso perpetrado por el terrorismo Yihadista. Según explicó el entonces ministro del Interior, Ángel Acebes, tenían previsto hacer explotar casi 50 kilos de explosivos cuando el tren llegara a la estación de Chamartín. Los hangares y el propio tren hubiesen imitado un efecto garaje causando daños similares a los que provocó la bomba de Hipercor.
Pero el azar y la buena pericia de las fuerzas y cuerpos de seguridad lograron evitar la masacre. Gorka Loran llegó a colocar un primer paquete con 20 kilos de titadine en el convoy. Sin embargo, en la estación de San Sebastián, la Policía sospechó de Gari Arruarte, por la actitud sospechosa con la que portaba un carro de equipajes. Al detenerle y abrir la maleta descubrieron que dentro había un segundo cargamento de 28 kilos de explosivo, además de pistolas y cordón detonante.
En la maleta también llevaba un billete para el Intercity Irún-Madrid. Las fuerzas de seguridad sospecharon que su intención podría ser atentar contra ese convoy y procedieron a detenerlo a la altura de Burgos. Dentro hallaron el explosivo que había dejado previamente el otro terrorista. Estaba programado para explotar apenas 40 minutos después de la hora prevista de llegada a Madrid.
Después de ser acercados a las cárceles de Zaballa y Martutene, Gorka Loran y Garikoitz Arruarte obtuvieron, según confirman desde el colectivo Etxerat, a favor de los presos de ETA, un primer tercer grado en el año 2022. Ese mismo colectivo asegura que la fiscalía recurrió la decisión pero el Juzgado Central de Vigilancia Penitenciaria desestimó el recurso. Durante varios meses han estado controlados por una pulsera telemática, hasta que en marzo y junio, respectivamente, el juez dictó su libertad provisional. Estas Navidades, veinte años después de que intentaran perpetrar una masacre en Madrid, cenarán en su casa con la libertad definitiva sobre la mesa.
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