Paco Núñez: «Page nos está abochornando. La posibilidad de ganar al PSOE existe»
El aspirante popular considera que un cambio en Castilla-La Mancha acercará a Feijóo a La Moncloa
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Hace un llamamiento al «votante enfadado con Pedro Sánchez»

Paco Núñez (Almansa, 1972) tiene por delante el reto de desbancar a Emiliano García-Page del histórico feudo socialista de Castilla-La Mancha. Trata de convencer a todos de que su rival y Pedro Sánchez son lo mismo. Su plan de estrechar lazos ... con Andalucía y Madrid es su bandera estos días.
—¿Aquí funciona lo de votar contra Sánchez?
—No es cuestión de que funcione o no. Sino de contarle a los castellanomanchegos y españoles la verdad. Dos que votan lo mismo son lo mismo. Hasta la fecha ni una sola ley de Pedro Sánchez ha dejado de ser votada por los diputados de Emiliano García-Page. Si hay un cambio político en Castilla-La Mancha, el cambio político en España estará muy cerca. Es el empujón necesario para que Alberto Núñez Feijóo sea presidente.
—Estará de acuerdo en que Page proyecta otra imagen y atrae otro voto.
—No está en condiciones de seguir siendo presidente. Creo que es evidente. No hay más que verlo. El primer presidente autonómico que formó gobierno con Podemos fue Emiliano García-Page. Cuando tuvo que elegir entre los votos que le ofreció el PP o nombrar vicepresidente al secretario general de Podemos optó por lo segundo. Y firmó cosas tales como eliminar el presupuesto de la educación concertada o echar a los curas de los hospitales.
—¿A qué se refiere con lo de que no está en condiciones?
—Nos está abochornando estos días. Ayer vivíamos con tristeza un nuevo episodio. Hablando de la vida sexual de sus hijos. En un mitin. Con un tinte machista al hablar de su hija de todo punto reprobable.
—¿Es factible el vuelco?
—Solo puede haber dos presidentes. O Page o Paco Núñez. Pido apoyo para un cambio de ciclo, que es algo mucho más que un cambio de gobierno. Lo que Page ha hecho ya lo conocemos.
—¿Contempla una coalición con Vox?
—Nuestro estatuto de autonomía prevé que pueda gobernar la fuerza más votada si no hay entendimiento de los partidos. La posibilidad de sacar un voto más que el PSOE existe. Esa tiene que ser mi obligación. Yo hago un llamamiento al votante enfadado con Pedro Sánchez y al votante defraudado con Page. Cualquier persona que ve que no está en condiciones tiene que saber que aquí hay un proyecto tranquilo, moderado y con un cambio claro para Castilla-La Mancha. Si ese voto se agrupa, las opciones de tener una mayoría suficiente son muy reales.
—¿La cuestión de Bildu y las listas tiene impacto aquí?
—Page oculta quienes son sus socios. Pero su socio es Sánchez, que es su jefe. Y los socios del PSOE son Bildu y ERC. Lo acabamos de ver con el episodio bochornoso de los 44 etarras en las listas electorales de Bildu. ¿Quién nos garantiza que no van a tomar el acta? ¿Sánchez? ¿Otegi? Es una vergüenza. El propio Page en noviembre del año 2020 rechazó que Castilla-La Mancha rechazase los pactos con Bildu.
—¿Qué es eso de la integración con Madrid y Andalucía?
—Page quiere gobernar como si fuera un corralito. Encerrada en sí misma y sin apertura al exterior. Yo quiero gobernarla desde el punto de vista global. Hoy Madrid es un foco económico. Es el principal lugar de atracción de inversiones de Europa. Y Andalucía es un motor de generación de riqueza en crecimiento. Parece sensato pensar que nosotros que estamos en medio dejemos de ser mero testigo a actor principal en un eje de crecimiento en el sur de Europa. Quiero una región que converja fiscalmente con Madrid y Andalucía, en burocracia o urbanísticamente. Para que nuestro territorio pueda ser receptor de inversiones en todos los ejes que conectan con esas regiones, pero también hacia el Levante o Portugal. Un fondo de inversión mira a Madrid, pero si tiene que generar espacios de infraestructuras, de manufacturación, de logística, quiero que vea aquí el territorio que no tiene Madrid para asentar sus desarrollos industriales.
—Pero Page ya ha hecho rebajas fiscales. Y rechaza las que usted propone para proteger la sanidad y la educación. ¿Garantiza que no se recortarán?
—Hay mucho margen de bajada fiscal en Castilla-La Mancha. Page se negó a deflactar la tarifa del IRPF. Votó que no cuando otras autonomías. Aquí se puede eliminar y lo voy a eliminar el impuesto de sucesiones y donaciones. O el impuesto de patrimonio. O rebajar a la mitad el de actos jurídicos documentados. O eliminar todos los relacionados con la compraventa de suelo industrial. Y eso no tiene por qué mermar la recaudación. Si generamos más tejido productivo y dinamismo económico, podremos aumentar la recaudación.
—¿Qué opina del recorte del Trasvase? Page se queja de no tener una postura única de región.
—Otra mentira. Lo que no ha contado es que hace dos años firmamos un pacto regional por el agua. Excepto Podemos y los ecologistas. 47 entidades. Desde los pueblos ribereños del Tajo hasta los regantes. Pero Page no ha tenido el valor suficiente para llevar ese pacto a Moncloa. Claro que hay un pacto. Lo firmó Page. Y lo firmé yo. Y mi posición es muy clara. Recuperar la senda del Plan Hidrológico Nacional usando como herramienta de negociación ese pacto regional. Porque hoy los planes de cuenca que ha firmado el PSOE son un acuerdo entre Sánchez, Page y los ecologistas. El plan de Cuenca del Tajo implica que ese agua va para que riegue Portugal. Esa es la realidad hoy.
—¿Aplicaría la ley de vivienda?
—Haré todo lo posible para que no se aplique en mi territorio. Nuestra ley antiocupación permitirá los desalojos exprés. Será mi primera ley. Y seremos muy agresivos en la bonificación y en las ayudas para la recuperación de viviendas en los entornos rurales.
—¿Qué hará respecto al convenio sanitario con Madrid?
—Es fundamental. Yo no concibo la frontera administrativa como elemento limitador. Recuperar el convenio sanitario con Madrid es una prioridad. Los ciudadanos que por su situación puedan preferir ser atendidos en una comunidad u otra tienen que poder hacerlo. Y los problemas burocráticos que deriven son cosa mía y de Ayuso. Pero no podemos hacer recaer en la espalda del administrado un problema de gestión administrativo. Normalizar que un español pueda ser atendido en cualquier región.
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