Las Sabinas, un poblado con el agua la cuello por las lluvias

Móstoles evacuó a más de 200 personas del segundo asentamiento ilegal más grande de la región por las lluvias del pasado fin de semana. Los vecinos piden que se aceleren los realojos porque temen por sus hijos

Los olvidados de Las Sabinas, el poblado del realojo sin fin: «Aquí seguimos, no le importamos a nadie»

Anwar achica el agua de su casa en Las Sabinas, inundaba al crecer el río Guadarrama GUILLERMO NAVARRO

Amina Ould

Móstoles

El cauce del Guadarrama corre veloz a unos pasos de las casas de ladrillo y hojalata del poblado de Las Sabinas, situado en el término municipal de Móstoles y que espera un realojo que no parece llegar. Río abajo flotan cojines y ropa, aunque ... Saray asegura desesperada que el agua también se ha llevado su nevera y lavadora. Las lluvias del pasado fin de semana obligaron a evacuar a más de 200 personas que residen en este asentamiento situado sobre una zona inundable, quienes desde hace años piden insistentemente que se les reubique cuanto antes por seguridad.

En las casas de estos habitantes no faltan bombas de agua, botas para evitar mojarse los pies cuando se vuelven a formar los pequeños lagos sobre los caminos sin asfaltar ni los ladrillos a la altura de las orillas que protejan las entradas de sus viviendas por si una tromba trata de llegar hasta su salón. Están acostumbrados a estas situaciones, asegura esta mujer, pues en los últimos años ha tenido que achicar el agua en al menos otras dos ocasiones.

Llegar hasta su casa es misión imposible. El agua se ha tragado el camino, al igual que las habitaciones en las que residía junto a su marido, Ángel, y su hijo de 10 años, Isidro. «El agua ha llegado hasta la encimera. A un metro casi», cuenta a este periódico el padre, que lleva viviendo en Las Sabinas desde hace más de 20 años. Esta familia insiste en que mandó los papeles para que la realojaran hace mucho tiempo y les dijeron que cumplían los requisitos. «Tan solo quiero una vivienda digna que no nos ponga en peligro», insiste.

El pasado sábado, la Agencia de Seguridad y Emergencias de la Comunidad de Madrid (ASEM 112) activaba el nivel 1 de del Plan de Inundaciones de la Comunidad de Madrid (Inuncam), con todos los ojos puestos en este asentamiento levantado sobre terreno público y en una zona inundable del cauce del Guadarrama. Ante unas previsiones negativas, se procedió a evacuar a 242 personas, de las que nueve familias aceptaron la opción habitacional ofrecida por el Ayuntamiento de Móstoles, que también ha habilitado el polideportivo del municipio. El resto, se alojó en las casas de sus familiares.

Antonio y Sheila, en la puerta de su casa GUILLERMO NAVARRO

Aunque la situación ya está controlada, según aseguran fuentes municipales a este periódico, muchos de los vecinos que han visto anegadas sus viviendas no pueden volver a ellas. «Esto es inhabitable. Está todo lleno de agua y se nos va a llenar la casa de humedades y moho», cuenta Antonio. Los muebles de las habitaciones yacen encima de las camas y su salón está patas arriba. Los sofás están subidos sobre la mesa del comedor y los electrodomésticos movidos de sus sitios, con la esperanza de que se salve alguno de ellos. No obstante, es consciente de que deberá tirarlo todo.

Miedo

En esta casa, el recuerdo de los destrozos y las vidas que se llevó por delante en Valencia la dana del pasado octubre está bastante presente en la mente de Sheila, la mujer con la que tiene tres hijos. «Imagina que se rompe la presa y no nos da tiempo a salir. Lo material va y viene pero las vidas no. Yo de aquí he salido en brazos con mi niña y con el agua por la cintura», relata esta vecina. «Lo de Valencia nos abrió los ojos. No volvemos a esperarnos por si no pasa el agua. En cuanto veamos que es fuerte, nos vamos», señala mientras muestra el suelo lleno de barro.

Esta familia numerosa está pasando las noches en casa de los abuelos, pero saben que se tendrán que ir pronto ya que siete personas en dos habitaciones no pueden vivir.

Al otro lado del río, Anwar saca el agua del interior de su casa con una escoba. Entrar a su casa implica cruzar un pequeño embalse y saltar los dos ladrillos colocados para evitar –sin éxito– que el agua entre a su pequeño patio.

Entrada a la casa de Anwar GUILLERMO NAVARRO

Este marroquí lleva toda la mañana limpiando, aunque no sabe si al día siguiente tendrá que volver a sacar el agua. «Es la segunda vez que nos pasa. No merece la pena vivir aquí peor, ¿a dónde voy? No se puede comprar una vivienda en Móstoles y los alquileres están a 1.000 euros. Cobro 1.300 y tengo un hijo. No dan las cuentas», relata con desesperación este hombre, que trabaja repartiendo fruta desde Mercamadrid a distintos comercios de la ciudad. Esta familia llegó a este asentamiento ilegal hace dos años después de pagar 24.000 euros por esa casa.

Reubicaciones

En 2013, la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento de Móstoles firmaron un convenio para proceder al realojo de Las Sabinas, un poblado nacido hace más de medio siglo y que llegó a albergar a 900 familias junto al río. El primer acuerdo solo contemplaba la reubicación de los residentes empadronados en el término municipal de Móstoles antes de 2008. Decenas de inquilinos, algunos vecinos del río desde hace una década, se quedaron fuera sin posibilidad de reubicación. Las administraciones firmaron posteriormente otro acuerdo para incluir a los rezagados.

Aunque en la parte baja de este asentamiento –donde las chabolas tiradas al haberse realojado a sus ocupantes queden como prueba de este asentamiento– cada vez quedan menos familias, en la zona alta formada por edificaciones de ladrillo y cemento van llegando cada vez más personas. De un solo número de las calles que forman este poblado, les colocan puertas distintas y hacen otras cuatro viviendas, por lo que mantener un recuento de la gente que reside ahí es complicado.

Los vecinos insisten en que se acelere este proceso ya que comienzan a temer por sus vidas. «Los asistentes sociales me han llegado a decir que hay más viviendas disponibles para nosotros que solicitudes de realojo. No entiendo entonces por qué seguimos aquí», admite Sheila.

Sin embargo, no son los únicos que esperan con ansias que les desplacen. Ecologistas en Acción piden el realojo permanente de estos vecinos ante una situación «insostenible». «No es aceptable que se siga retrasado lo inevitable. Todos los años, el río Guadarrama se desborda entre 2 y 3 veces en esa zona. Es lo natural. Lo que no es natural, ni legal, ni sensato es permitir construcciones en zona inundable», denuncia un portavoz.

Los suelos que ocupan las familias forman parte del Parque Regional del curso medio del río Guadarrama. Además, ocupan parte del Dominio Público Hidráulico del río, con evidente riesgo de inundación. Por último, atraviesa la zona el Cordel Real del Guadarrama y el Abrevadero del Barranco de la Vega, dos vías pecuarias. Todas esas figuras de protección hacen que el suelo sea no urbanizable de especial protección, apuntan desde Ecologistas en Acción.

Sin embargo, múltiples plazas de chatarra, bolsas de plástico, tablas de madera e incluso sofás tienen su sitio a la orilla del río. «Viven sin alumbrado público, con luz enganchada, sin calles asfaltadas, sin alcantarillado, sin contenedores de residuos de ningún tipo, rodeados de su propia basura y vertidos de escombros», describen en un comunicado.

El Canal de Isabel II desembalsó ayer el agua de doce de las trece presas que gestiona en la Comunidad de Madrid para regular las crecidas, una medida que se realiza de manera habitual pero sobre todo ahora por la época de lluvias y deshielo y con el fin de garantizar la seguridad de las infraestructuras.

En la Cuenca del río Guadarrama, la presa de Navalmedio desembalsó agua a 1,5 metro cúbicos por segundo. El caudal fue a parar al embalse de Valmayor a través del río Guadarrama y el trasvase de Las Nieves. En la Cuenca del río Jarama, también vigilado estos últimos días, la presa de El Vado tiró ayer agua a 30 metros cúbicos por segundo. El caudal desembalsado va a parar al cauce del río Jarama.

Todos los desembalses se notifican por parte de Canal de Isabel II tanto al organismo regulador de las cuencas, la Confederación Hidrográfica del Tajo, como a la Agencia de Seguridad y Emergencias Madrid 112.

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