Plaza Mayor de Madrid: bienvenidos a la zona cero de la violencia y el botellón de los 'hooligans'
Vecinos y hosteleros protestan ante la degradación de un enclave, declarado Bien de Interés Cultural, por los desplazamientos de hinchas europeos
Los ultras del Brujas se enfrentaron a la Policía y los del Celtic de Glasgow dejaron hasta 12 toneladas de basura antes de su partido con el Real Madrid
La escena en la Plaza Mayor es de sobra conocida: miles de aficionados riegan allí de alcohol las horas previas hasta el inicio del partido de su equipo. Este da igual que se celebre en el Santiago Bernabéu o en el Cívitas Metropolitano, y lo ... mismo da que los concentrados sean seguidores del Brujas belga o del Celtic de Glasgow escocés. El resultado, al menos en este enclave declarado Bien de Interés Cultural (BIC), casi siempre es el mismo. Comportamientos incívicos, cánticos ofensivos, lanzamiento de objetos a la Policía, cantidades ingentes de basura y un golpe directo al mentón de la reputada marca Madrid. La excusa del fútbol, pero en su versión más negra.
Así, no es de extrañar que los vecinos y comerciantes de la zona protesten ante una situación que se repite cada temporada. Erradicado el problema en los encuentros ligueros (lejos queda ya la última subida a la plaza del Frente Atlético para atacar a los ultras del Sevilla), es en el marco de las competiciones europeas cuando los disturbios se suceden en el centro. Sin ir más lejos, los hinchas del Celtic protagonizaron altercados el martes en la calle de Espoz y Mina y el miércoles en la propia Plaza Mayor.
«Cada vez que hay previsto un desplazamiento masivo, solo podemos encerrarnos en nuestras casas o marcharnos hasta que todo pase», expone el portavoz de la asociación de vecinos de la Plaza Mayor de Madrid, Ricardo Bustos, sin entender la inacción de las autoridades. «Hace meses enviamos la misma carta a Delegación de Gobierno y al ayuntamiento (alcaldía, junta de distrito de Centro y área de Cultura, respectivamente) para advertirles de que esto no podía seguir así», añade, con el foco puesto no solo en la seguridad del espacio, sino también en el control por parte de la Policía Municipal de la venta ambulante de alcohol y de las tiendas de conveniencia, para las que solicitan una estricta regulación horaria.
Al alcalde José Luis Martínez-Almeida le piden que actúe de forma que, paulatinamente, «les resulte menos interesante venir aquí». Para ello, consideran que un primer paso sería el aforamiento de la plaza, además de una limitación de las bebidas espirituosas en las terrazas. Respecto a los botellones, Bustos pone en cuestión el hecho de que algunos sean disueltos por la Policía y otros, como los acontecidos en los prolegómenos de un partido de fútbol, no. «Se ha comprobado que muchos vienen sin entrada e incluso sin hotel, por lo que andan todo el día borrachos hasta altas horas de la noche», recuerda. En la memoria, por ejemplo, todavía colea la humillación de un grupo de seguidores del PSV Eindhoven a varias mujeres que mendigaban en la plaza.
Máxima tensión
Pese al dinero que dejan en sus locales, los hosteleros tampoco ven con buenos ojos que la Plaza Mayor sea el punto de reunión de los aficionados visitantes. «Lo hemos repetido mil veces. No queremos eventos que alteren la convivencia y el servicio habitual que ofrecemos a los clientes», apunta el presidente de la Asociación de Hosteleros de la Plaza Mayor, José Antonio Aparicio, antes de enumerar un listado de consecuencias negativas: «La presión de un ambiente hostil, la pérdida de vasos de cristal (salvo que la Policía les ordene servir en plástico) y el riesgo de que se dañe el mobiliario de los establecimientos», prosigue, bajo el yugo del caos jornada tras jornada.
A nivel policial, la consigna es clara: mejor agrupados y controlados en todo momento que dispersos por las calles de la capital. Los ingleses arrastran la fama, pero hay clubes de otros países, como el Ajax de Ámsterdam o el Olympique de Marsella, que albergan a los ultras más violentos de Europa. Embolsar a estos seguidores e impedir cualquier tipo de contacto con la hinchada local es primordial para preservar la seguridad. Pero a veces ni por esas y prueba de ello es el desplazamiento acaecido tres semanas atrás, cuando los radicales del Brujas se enfrentaron cuerpo a cuerpo a las Unidades de Intervención Policial (UIP).
El día del Celtic, el Servicio de Limpieza Urgente (SELUR) recogió hasta 12 toneladas de residuos de la Plaza Mayor, dentro de un operativo en el que participaron 385 agentes de la Policía Nacional, 80 de la Municipal, 40 componentes de Samur-Protección Civil, 3 del Cuerpo de Bomberos, 62 miembros de Cruz Roja y 1.254 vigilantes y auxiliares de seguridad del club escocés. La delegada de Seguridad y Emergencias, Inmaculada Sanz, aseguró ayer que es Delegación de Gobierno quien «tiene competencias» para con los hinchas de partidos considerados de alto riesgo. «A partir de ahí colaboramos con esos dispositivos para evitar incidentes», precisó, al tiempo que mostró su disposición a reunirse con los vecinos para adoptar posibles medidas que puedan minimizar este impacto.
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