Marcos Fdez. Fermoselle: «La obligación como seres humanos es ser felices, y Madrid ayuda a serlo»
Su ciudad, contrariamente al tópico, es calmada, pacífica, incluso dada a la introspección
Angie Rigueiro: «Dentro de que es una ciudad maravillosa, a Madrid le hace falta tranquilidad»
Marcos Fernández Fermoselle, de orígenes cubanos y leoneses, nació en Guantánamo, cerca de la base, un cinco de enero de 1962. A los tres años vino a la madre patria y, salvo una estancia en Estados Unidos, es Madrid hoy su capital, ... la base de operaciones de él y de su grupo Red Moon Yard, que es conocido como uno de los pocos grupos budistas de rock del mundo. A él no le molesta esa etiqueta, ni mucho menos.
No está nervioso a la hora de actuar, este mismo viernes, en el teatro Eslava; viene de actuar en Barcelona y toma un café americano que, para un profano, puede casar poco con un budista. O no. Su vida, con lecturas de esas que cambian la existencia, le fue llevando a la introspección. Tiene una geografía de Madrid muy particular, en la que él, viajero por los Himalayas, viene a equipararlos con la sierra de Madrid. Se tiene la sensación, en la charla con él, de que Madrid es un remanso de paz donde la espiritualidad opaca al tráfico, al que odia. Cierto que vive a las afueras, pero su Madrid tiene un componente budista que no desdeña. Fue constructor del Valladolid, la ciudad y el equipo, tal y como pueden ir conociéndose hoy en día. De un budista, en esta capital dual del fútbol, lo primero es que choca, como ocurre con el café americano, que sea de los dos equipos señeros: del Atlético y del Real Madrid, aunque su Real Valladolid nadie se lo quitarán del alma.
Se ha dicho que se puede ser budista con todas las facilidades en Madrid, y es cierto. Ve la ciudad como una urbe «cómoda, manejable», incluso pacífica. Los sonidos de Madrid le inspiran, en su caso, es al revés: primero es la música y después el verbo. O en palabras del poeta, 'la musique avant toute chose'.
—Usted nació cerca de la base de Guantánamo, en Cuba. De padre leonés y madre cubana. ¿Cómo se digiere esa mezcla de nacionalidades en Madrid?
—Sí, de madre cubano y padre de León. Pero es que Madrid me encanta. Es que es una ciudad, cómoda, con un tamaño manejable, y además amable.
—Lo llaman rockero budista. De eso le quiero preguntar. Y por extensión denominan así a su grupo, Red Moon Yard.
—Budista. Eso dicen. Yo no me he denominado rockero budista, lo acepto, y además tenemos una connotación claramente budista por mi culpa. Pero claro, sí. Es algo que un producto un poco único.
—Perdone, ¿cómo vive un budista en Madrid?
—Vivo a las afueras. Intento combinar mi vida todo lo posible. Puedes ser budista y vivir en cualquier sitio, no está relacionado.
—¿Me puede precisar más, por favor?
La enseñanza del budismo, al final, está relacionada con la mente. Y la mente es algo que está en uno mismo.
—¿Madrid pone las cosas fáciles al budista?
—Yo creo que sí; hay centros muy buenos, hay profesores, hay de todo. Madrid tiene una oferta razonable para el budista.
—Sé que le gusta la sierra...
—La sierra de Madrid es preciosa. Cuando la miras desde lejos no es muy diferente a Bután.
—Por terminar con la sierra, ¿la valoran de verdad los madrileños?
—Sí. Es un pulmón y un sitio fantástico.
—¿Cómo se inspira en esta ciudad?
—Con los sonidos. Las canciones han salido de sonidos. En budismo hay un libro muy importante que se llama 'El Bardo Thordol' que es un método para renacer por audición, y a lo mejor es por eso.
—Véndale Madrid a otro budista.
—Le diría que creo que Madrid es para cualquier budista porque es muy interesante, es muy pacífica. Hombre si estás en una roca y en una montaña es más fácil la introspección.
—Y dentro del término municipal, ¿dónde encuentra esa roca y esa montaña?
—Yo creo que el Retiro es un lugar fantástico. Quedo mucho allí con mi queridísimo Ramiro Calle, que es un fantástico yogui. Y damos un paseo por el Retiro y hablamos de mil cosas. Pero hay en Madrid muchos sitios para reflexionar.
—Fue presidente del Valladolid. ¿Es de algún equipo madrileño?
—Soy del Real Madrid y del Atlético. Tengo que decirlo. Es mi ciudad y soy de los dos. Obviamente, te diré que el Real Valladolid es el equipo de mi vida.
—El castellano viejo y el madrileño, ¿alguna diferencia?
—El madrileño más abierto, el castellano más cerrado. Pero los recuerdos de Valladolid, con el club, con la ciudad que construimos, son imborrables.
—Por último, el truco para encontrar la felicidad en Madrid.
—Nuestra obligación como humanos es ser felices. Y Madrid ayuda a ello.
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—Pero habrá madrileños que no encuentren la paz...
—Los problemas que uno tiene son, en un 95%, mentales.
—Ha hablado de problemas de índole mental. En esta ciudad, ¿son creados?
—Desde el punto de vista budista, te tendría que decir que es la ignorancia. No comprendemos el mundo. No comprendemos que esto no es como parece. Estamos afligidos mentalmente.
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