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El grafiti madrileño se domestica: más arte, menos callejero

La progresiva conversión del arte urbano en un elemento que deja el espacio público y la clandestinidad para entrar en galerías genera divergencias entre creadores, profesionales e historiadores del movimiento

De los tejados a los 'bajos fondos': ruta por el Madrid más romántico

Ricardo Cavolo en plena intervención artística ISABEL PERMUY
Jesús Nieto Jurado

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El arte urbano trae, como toda creación, su apéndice de polémica entre el concepto de lo libérrimo y lo institucionalizado. Polémico fue el arte urbano desde tiempos de Pompeya, donde las cuitas entre algunos y el poder, escritas con gracia y voluntad de belleza ... en latín, aparecían en el dédalo de calles y paredes que el Vesubio congeló en cenizas. Conviene situar a Madrid en el mapa de estas creaciones a nivel internacional, sí, pero con las debidas precauciones. Brotan galerías y artistas «que han venido a vivir y a instalar sus estudios aquí», en palabras de la delegada del Área de Cultura, Turismo y Deporte del Ayuntamiento de Madrid, Marta Rivera de la Cruz. La capital, no hay duda, vive un momento dorado de estas manifestaciones artísticas, o puede vivirlo con no pocos 'peros', que sucede aquí que cada actor de este asunto tiene diferentes pareceres y perspectivas.

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