Cortes en la M-30 para reparar las fisuras del puente de la A-6

La rehabilitación, que costará 1,5 millones de euros a las arcas municipales, se alargará hasta mediados de septiembre. Aunque el Ayuntamiento de Madrid aprovecha precisamente el verano para reducir las molestias, desde el Área de Obras y Equipamientos insisten en las rutas alternativas. Durante dos meses y medio, la M-40, la M-50 y la carretera de Castilla (M-500) serán el camino más rápido para entrar y salir de la capital.

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El puente de Padre Huidobro, encajado en el principal nudo de Puerta de Hierro, padece la misma enfermedad que el 'scalextric' de Joaquín Costa antes de su derribo, en 2020. El hormigón se agrieta. La estructura se levantó en 1989 y dependía del Gobierno central hasta 2004, cuando el Estado la cedió al consistorio junto a la M-30.

En 2012 los técnicos municipales descubrieron los primeros daños, fisuras en la tripa de un puente de 63 metros de largo que también empezaba a curvarse. Según explican desde Obras y Equipamientos, el agua es la culpable. Hace décadas se desconocía que las filtraciones pueden desencadenar reacciones químicas nocivas para el hormigón en este tipo de estructuras. La primera impermeabilización parcial del puente se realizó en 2015.

En el anterior mandato, el área que dirige la concejal Paloma García Romero emprendió una campaña de inspecciones de todos los puentes de la capital. Así se detectó el estado terminal del 'scalextric' de Joaquín Costa y la enfermedad avanzada de esta pasarela de la A-6. En el segundo, en 2022, el ayuntamiento instaló unos sensores para monitorizar la evolución de las grietas. Cada vez son más y más grandes y el puente sigue doblándose unos milímetros hacia el suelo. «No nos queda más remedio, tenemos que rehabilitarlo para salvarlo y que aguante 15 o 20 años más», asevera García Romero.

Las obras consisten en la impermeabilización total de la estructura, su hormigonado y la instalación de una hilera de pilares de apoyo. Las obras se ejecutarán en tres fases y provocarán cortes parciales, nunca totales, de los carriles encima (A-6) y debajo (M-30). El carril bus-VAO cambiará de sitio y siempre estará operativo.

La noche del domingo, después de la primera operación salida del verano, se colocarán barreras de hormigón a lo largo de 1,5 kilómetros para desviar el tráfico. La primera etapa de las obras se centra en el puente, entre el 3 y el 31 de julio, cuando se cortarán tres de los siete carriles de la A-6 (uno reversible para bus-VAO). En la fase dos, del 31 de julio hasta el 21 de agosto, cerrarán los tres siguientes. En la tercera, desde agosto a mediados de septiembre, los tres últimos. «Siempre habrá tres carriles abiertos de salida y dos de entrada a Madrid», señala García Romero.

Bajo el puente se trabajará en una única actuación, del 7 de julio hasta mediados de septiembre, para instalar cinco pilares de apoyo y con cédulas de carga que permitan seguir al milímetro la curvatura de la estructura. Las obras solo afectarán a dos carriles de la M-30: el derecho de la circunvalación en sentido norte y el anexo con salida a Dehesa de la Villa. En el tramo de entrada a Madrid no habrá cortes permanentes. Por este nudo de asfalto pasan en hora punta de la mañana 4.500 coches (datos de entrada a la capital en julio de 2019), pero la responsable municipal insiste: «Es una actuación urgente y necesaria. Pedimos perdón por las molestias».