El veto a la pesca de fondo entra en vigor entre dudas y miedo a las multas
prohibición de la ue
El sector asegura que en unos días se conocerá el impacto de la medida en las capturas ante el agrupamiento de la flota en zonas ya explotadas
En aguas irlandesas del caladero del Gran Sol, unos 30 barcos de la flota gallega abandonaban el domingo sus zonas habituales de pesca. La entrada en vigor del acto de ejecución del nuevo reglamento europeo, que prohíbe las artes que tocan los fondos marinos en 87 áreas de entre 400 y 600 metros, obliga a los patrones a desplazar las naves hacia otros puntos. Este lunes la situación se repetía con los barcos del litoral, que no sale los domingos. Las primeras dos jornadas han estado marcadas por las dudas, el nerviosismo de los patrones y el malestar por una normativa que consideran injusta. Temen también que una mala interpretación de los puntos exactos en los que pueden o no faenar acabe derivando en sanciones por incumplimiento.
«Ahora mismo estaba contestando a un patrón con respecto a una pregunta sobre una cuadrícula donde está trabajando en fondos inferiores a los 400 metros, pero está preguntando porque no está seguro, está nervioso, hay una inquietud muy grande«, explica Jesús Lourido, responsable de flota de los armadores del Puerto de Celeiro. Los principales problemas de interpretación se dan en las 41 áreas en las que coexisten fondos de más y menos de 400 metros. En los primeros, el reglamento prohíbe faenar; en los segundos, sí se puede. Pero como recuerda Iván López, presidente de la Alianza Europea de Pesca de Fondo (EBFA), los territorios submarinos «no están tan mapeados como los terrestres, no hay un Google Maps» que sea preciso y las cartografías pueden variar.
España, a través de la secretaría general de Pesca, ha trasladado al sector un documento con las coordenadas exactas que va a tener en cuenta la inspección para determinar si un pesquero incumple la normativa europea. «En Irlanda no hay eso», explica López. «Se puede dar la circunstancia de que un barco se encuentre en una zona que ponga que es de más de 400 metros, pero que el sonar le diga que es de 350, esto es muy habitual. Ahí el capitán tendrá que decidir qué quiere hacer», indica. El presidente de la EBFA explica que podrá elegir entre ser «muy conservador», y por lo tanto aumentará el impacto de la norma en cuanto a la reducción de capturas; o bien «hacerlo como cree y exponerse a que la patrullera irlandesa lo interprete de otra manera y que haya un apresamiento». López espera que impere el sentido común y se trabaje más el aviso y la advertencia antes que «reaccionar con multas y acciones legales». Desde el domingo, explicó el presidente de la Federación de Cofradías, Basilio Otero, hubo barcos que no largaron las redes pese a estar en el mar por no disponer de la información suficiente para saber dónde pueden y dónde no pueden faenar. Otero, que ejerció de portavoz tras una reunión entre el sector y el BNG, advirtió al comisario europeo de Pesca de que la flota no se rinde. «Llevamos pescando desde hace siglos y vamos a seguir pescando durante siglos», dijo, según recoge Ep.
En estos primeros dos días de entrada en vigor de la normativa, con la que la UE quiere salvaguardar los ecosistemas de los fondos marinos, no se han producido incidentes graves. Lourido explica que en zonas del Gran Sol ya se está empezando a ver gran tráfico de barcos donde antes estaban más diseminados. La competencia por los mismos bancos de pescado es lo que puede reducir las capturas y poner en jaque al sector pesquero. Según los cálculos de la Consellería do Mar, en Galicia la norma podría poner en riesgo hasta 4.400 empleos y tener un impacto económico negativo de más de 800 millones de euros. La conselleira do Mar, Rosa Quintana, lamentó esta mañana que las noticias que llegan no son buenas, ya que los diferentes barcos «tienen que estar buscando otras zonas donde pescar». «La rentabilidad es muy baja. Llegan comentarios de que levantan los aparejos y no hay nada», añadió Quintana en declaraciones a los medios tras un acto en La Coruña, según informó Ep.
Tanto los armadores de Celeiro, como el presidente de la Alianza Europea de la Pesca de Fondo, subrayan, sin embargo, que para conocer si hay mucha reducción en las capturas habrá que esperar aún unos días. Algunos buques como los del pincho tardan 12 horas en retirar los aparejos y ver si hay pescado donde han ido a faenar. Lourido lamenta que se va a hacer el estudio de impacto socioeconómico que Bruselas no tuvo en cuenta a la hora de aprobar la normativa «sobre la marcha». «En 10-15 días habrá que comparar las descargas en kilos con las del año pasado y entonces se verá», indica López.
El presidente de la Cooperativa de Armadores de Vigo, Javier Touza, no es muy optimista. Explicó que los barcos han tenido que desplazarse a otras aguas de menos de 400 metros de profundidad, por lo que tienen que «coexistir» con los arrastreros que ya trabajaban allí. «Es muy difícil manejar palangres cuando hay al lado arrastreros moviéndose», lamentó. Las empresas tienen instrucciones de intentar respetar al máximo el resto de barcos, aseveró, aunque hay dudas de la «viabilidad técnica» de poder pescar todos en las mismas zonas.
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