Litoral gallego, cementerio de cetáceos
Las costas de Galicia están viviendo en los últimos años un aumento en el número y especies de animales marinos varados, con 'picos' poco usuales en el verano. El último caso, un tiburón peregrino de 6 metros, apareció este martes en Ferrol
En junio apareció una ballena jorobada de casi 10 metros en una playa de Ferrol

Decenas de animales han quedado varados en las costas gallegas en los últimos meses. Algunos de los últimos casos reportados los comprenden los quince delfines rescatados en la ensenada de A Malata, la cría de tiburón azul de 60 centímetros descubierta muerta en la playa de Doniños, o la también cría de tiburón peregrino que ha aparecido este martes en esa misma playa –esta, de 6 metros, por tratarse su especie del segundo pez más grande del mundo–, los tres en el municipio de Ferrol. Entre cetáceos, tortugas, leones marinos y tiburones, los ejemplares encallados en el litoral de Galicia superan los 200 desde que dio comienzo el año. «Entre 200 y 225», precisa para este medio Alfredo López, doctor en Biología, especialista en cetáceos de Galicia y miembro fundador de la Coordinadora para el Estudio de los Mamíferos Marinos (CEMMA). Se trata de una cifra alarmante que roza, con más de cuatro meses de calendario por delante, la media de 236 varamientos anuales archivados desde que empezaron a tomarse registros en 1990. Y también va en camino de superar los 316 hallazgos de 2022. «La tendencia a largo plazo es de aumento», avisa López.
La mayoría de los animales varados se localizan en las Rías Baixas, en la zona comprendida entre A Guarda y Fisterra, si bien depende de la especie estudiada y su procedencia. Así, ejemplares de la zona de influencia oceánica como las ballenas, los cachalotes y los lobos marinos son más avistados «en la zona norte, entre Malpica y Cedeira.» No obstante, especímenes de lobo marino han sido detectados en comarcas costeras meridionales como Ribeira, Arosa, A Guarda, Baiona o el norte de Portugal en los últimos años. De vez en cuando también aparecen tortugas laúd de dos metros como la encontrada en Malpica en 2019, la cría de calamar gigante de 105 kilos hallada muerta en la playa de Bares, en 2016, o el primer avistamiento registrado de tiburón solrayo, en Arosa, en junio de 2022. Este año, el principal foco de preocupación apunta a los zifios, una especie de ballena con forma de delfín muy poco común y conocido debido a su carácter esquivo y su predilección por aguas profundas, de la que han aparecido al menos cuatro ejemplares muertos en aguas gallegas. Entre los motivos que están detrás de estos cambios en los patrones de localización, Alejandro López explica que depende de «dónde se sitúa el alimento, de si los animales están muy cerca de la costa o de las capturas accidentales», si bien aclara que no existe un estándar establecido, sino que «depende de cada año.»
Ballenas azules, distintas familias de tiburones, golfiños o delfines comunes, arroaces, orcas y marsopas se han convertido en visitantes habituales de las costas gallegas, también durante el verano. Esta tendencia amenaza con romper con un fenómeno que se condensaba principalmente en los meses más fríos. El responsable de la CEMMA confirma que «en décadas anteriores, la mayor parte de los varamientos se producían en invierno y primavera, descendían mucho en verano y volvían a subir a finales de año». Actualmente, «nos encontramos con un repunte en los varamientos de verano», afirma, antes de insistir en que puede variar según el año.
Los expertos no son capaces de ofrecer una única razón para este aumento y apuntan a diversas causas como el aumento de la temperatura del agua, la falta de comida, el desconocimiento de las mareas, las capturas accidentales, la ingesta de basura y plásticos, o la proliferación de nuevas actividades marinas. En todo caso, coinciden en que el factor humano se encuentra detrás de muchas de las muertes, que representan el 90% del desenlace de los varamientos en las costas gallegas.
Aquellos que logran sobrevivir son devueltos al mar de forma inmediata o tras completar su recuperación en las denominadas Unidades de Cuidados Intensivos. «En Galicia no existen centros de recuperación específicos«, reconoce Alfredo López, por lo que los ejemplares rescatados pasan por »instalaciones temporales« preparadas para asistir a algunos ejemplares, principalmente tortugas y lobos marinos jóvenes. »En el caso de tortugas grandes y cetáceos no hay otra opción que reintroducirlos en el mar. No tenemos posibilidades de meter animales de un tamaño grande en instalaciones artificiales«, lamenta el biólogo.
Educación ambiental
Desde la CEMMA detectan que se ha producido un gran progreso en la concienciación medioambiental de la sociedad sobre la fauna marina, aunque consideran que «la información y educación ambiental nunca son suficientes.» Esta ONG realiza diversas actividades de divulgación, entre las que destacan los denominados simulacros de rescate. En ellos, celebrados en diversas localidades y playas de toda Galicia, se explica a los asistentes cómo actuar en caso de encontrar un animal varado en la orilla. «Primero hay que llamar siempre, sea lo que sea, al 112 para poder orientar cada caso«, declara López, quien añade que »los equipos veterinarios son los encargados de recoger, tratar, diagnosticar y actuar sobre ese animal«, ya que hay situaciones, como en el caso de las tortugas, en las que tocarlas o devolverlas al mar puede causarles la muerte. Si hablamos de cetáceos encallados es posible que los bañistas o pescadores tengan que hacer alguna acción inmediata para salvar la vida del animal, »pero siempre es mejor que se llame a emergencias para analizar la situación y que los técnicos soliciten medios más cercanos, como pueden ser los de Protección Civil o las unidades móviles de la CEMMA«.
Por otro lado, Alfredo López denuncia que «no hay un apoyo suficiente desde las instituciones» a colectivos como la CEMMA, que engloba a diversas entidades y socios a título individual. «Es una inversión, como cualquier otra cosa que se realice. Y no se invierte ni se apoya lo suficiente a las entidades que estamos trabajando en esta línea«, concluye.
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