El viaducto del Castro, en la A-6, se derrumbó por la corrosión interna y el «agotamiento» del hormigón
Los informes destacan que «no se puede establecer una causa única o principal» para el desplome de dos vanos en el mes de junio

El secretario de Estado de Infraestructuras, Xavier Flores, ha presentado este martes los dos informes preliminares que estudian las causas que provocaron el colapso, el pasado mes de junio, de dos vanos del viaducto del Castro de la autovía A-6, a su paso por el municipio berciano de Vega de Valcarce. Los dos informes, avalados por el Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, destacan que «no se puede establecer una causa única o principal» para el derrumbe y atribuyen el suceso a una «concomitancia de varios efectos».
En ese sentido, Flores ha recordado que en el momento del colapso el viaducto estaba siendo objeto de una obra de emergencia, tras detectarse fallos en el sistema de impermeabilización que provocaban la corrosión de los cables de tensado. Durante las obras, se llevaron a cabo trabajos de hidrodemolición, una técnica consistente en romper el hormigón con agua a presión.
Según los estudios elaborados por las empresas Ideam y MC2, esta hidrodemolición es una «condición necesaria pero no suficiente» para el derrumbe. Al respecto, Flores explicó que estos trabajos fueron «la gota que colmó el vaso» y que se sumó a un «fallo por agotamiento» de los materiales, es decir, a que «el hormigón no se comportó con la resistencia esperada».
En la misma línea, el secretario de Estado ha apuntado que la pendiente del viaducto y la escorrentía de aguas cargadas con sales fundentes también afectó a las juntas de dilatación y de continuidad, «el punto más débil de la estructura».
«Lecciones aprendidas»
Según Flores, el colapso de este viaducto debe servir como «lección de humildad» a la hora de abordar la construcción y conservación de este tipo de estructuras en zonas de montaña. Al respecto, ha recalcado que el viaducto sufría una «degradación acumulada de muchos años», en los que «no había habido el mantenimiento adecuado». «La decisión de actuar era imprescindible, la obra de emergencia era absolutamente necesaria», ha insistido el secretario de Estado.
En ese sentido, las «lecciones aprendidas» tras el derrumbe servirán para que la reconstrucción y sustitución del viaducto se lleve a cabo con un nuevo diseño que permita asegurar la durabilidad futura de la estructura.
El secretario de Estado ha confiado en poder abrir durante el segundo semestre de 2023 la calzada en sentido Madrid, que funcionaría inicialmente para ambos sentidos. Estos trabajos contarán con un presupuesto de 30 millones de euros, procedentes del fondo de emergencia.
De cara a 2024, quedaría pendiente la reapertura de la otra calzada, en sentido A Coruña, lo que requerirá de la reconstrucción de las pilas afectadas, informa Ical.
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