Toledo cambia en Cuaresma
«Son personas valientes que rezan para que un día el aborto en España sea impensable»
Hay fechas religiosas en el calendario toledano que transforman la ciudad: la Navidad, el Corpus o la Semana Santa. También hay dos fechas, en octubre y Cuaresma, en las que durante 40 días en las parroquias de Toledo se despliegan grandes lonas ... con el teléfono de ayuda a la mujer embarazada, del Proyecto Mater, y en los balcones lucen preciosas balconeras.
En esas fechas, un grupo numeroso de hombres y mujeres -¡incluso niños!- pasan 12 horas al día, en turnos de una hora, rezando a la intemperie en la calle Maestros Espaderos. Son personas valientes que rezan para que un día el aborto en España sea impensable.
Somos conscientes de que estamos lejos de ese día, ya que en España se realizan 103.000 abortos cada año, unos 350 cada día. La dimensión del problema es de tal calibre que en un año mueren abortados más niños que habitantes tiene la ciudad de Toledo, teniendo en España la mayor crisis de natalidad de su historia. A esto se suma, miles de mujeres golpeadas para siempre en sus cuerpos y conciencias, y miles de jóvenes que utilizan, cada vez más, el aborto como método anticonceptivo de emergencia. Socialmente se está banalizando una tragedia, se está asumiendo el aborto como una forma de quitarse un problema de encima, incluso sabiendo que se detiene el latido de un corazón.
En esta columna queremos, antes que nada, proclamar un anuncio: apostar por la vida es el mejor camino, porque cada vida humana es importante. Apoyar a las mujeres embarazadas es la decisión más sublime, porque es la única manera de salvar al bebé que lleva dentro. La maternidad es objetivamente un bien para la sociedad y por eso cada niño es un regalo para la familia y para la polis.
Pero junto a la belleza, verdad y bien de este mensaje, se impone también alzar la voz con la denuncia pública frente a esas situaciones, así como llamar a la acción, ante la magnitud y trascendencia del problema.
Por ello, se necesitan voluntarios que recen, personas que entreguen su vida y su tiempo, para defender la Vida. Y es preciso movilizar a las instituciones para que prioricen en sus políticas la ayuda a las familias y, en particular, a los matrimonios jóvenes y las mujeres embarazadas, para hacer una sociedad mejor. También se necesitan médicos que rechacen la práctica del aborto oponiéndose en formas diversas, farmacéuticos que no vendan la píldora abortiva y acompañen a las mujeres embarazadas, periodistas que defiendan la Vida, psicólogos que acompañen a las mujeres que han abortado, trabajadores sociales que ofrezcan alternativas al aborto, trabajadores de sectores relacionados con la sanidad que renuncien a ganar dinero a costa del aborto...
Y sobre todo, se necesita una sociedad responsable, con madres y padres dispuestos a educar de forma integral a sus hijos en una sana afectividad; a mostrarles con su ejemplo la belleza del matrimonio y la familia; y a explicarles que en ese marco el sexo es algo maravilloso en el amor, comunión y entrega recíproca de los cónyuges. De esta manera, los jóvenes estarán formados en la fidelidad y el compromiso y serán conscientes de que las relaciones sexuales son -además de cómo deben ser-, sanas y mejores, cuando te has comprometido para siempre con el amor de tu vida.
Finalmente, hacen falta madres y padres que apoyen a sus hijas cuando se quedan embarazadas, hombres de verdad que apoyen a sus mujeres ante un embarazo inesperado o no deseado y mujeres que cuiden de esos hijos así concebidos sabiendo que cada vida es el mayor Don y una gran Alegría.
Es el tiempo del compromiso, es la hora de decir 'Sí a la Vida'; de plantearnos si el aborto nos queda lejos o podemos hacer algo, con esta sencilla reflexión 'si no eres tú, ¿quién?, si no es hoy, ¿cuándo?'.
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