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El hallazgo bajo un olivo de 40 kilos de cocaína muy cortada liquida una organización criminal en La Mancha

El turismo de alta gama en el que su conductor llevaba la droga se averió en un olivar cuando huía de la Guardia Civil. Escondió la mercancía, destinada al menudeo, y se marchó. Cuatro presuntos miembros han ingresado en prisión

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Manuel Moreno

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Los olivos son el origen del aceite de oliva virgen extra, también llamado oro verde. Pero a veces te dan otras sorpresas gratificantes, como la que se llevaron los guardias civiles la víspera de la noche de Reyes. En la oscuridad de la madrugada y bajo un olivo en la gran planicie de La Mancha, unos agentes encontraron 40 kilos de cocaína muy cortada para aumentar sus efectos y volumen. «Si hubiese estado pura, su precio habría sido una barbaridad», dice una agente.

Fue el principio del fin para una organización criminal de españoles, cuatro de ellos ahora en prisión, que se dedicaba al tráfico de drogas a pequeña escala. La Guardia Civil les seguía los pasos en la provincia de Ciudad Real desde septiembre, cuando se detectó un notable incremento de infracciones por tenencia o consumo de cocaína y heroína, principalmente, en la localidad de Campo de Criptana.

Además, había aumentado «bastante» la comisión de delitos contra el patrimonio, sobre todo robos pequeños y hurtos en viviendas y casas de campo, lo que se asoció al consumo de sustancias estupefacientes: robaban para pagar la dosis.

Estando en tierras de don Alonso Quijano, los agentes que se hicieron cargo de las pesquisas no pensaron mucho el nombre de la investigación. La bautizaron Operación Quixotes, que comenzó a dar sus primeros resultados: se localizaron cinco puntos de venta a pequeña escala muy activos, en los que se concertaban citas mediante llamadas telefónicas o servicios de mensajería en redes sociales.

En ocasiones, este menudeo de droga iba aparejado a que en esos puntos se receptaban objetos procedentes de robos a cambio de sustancia estupefaciente. La más demandada era 'el rebujito', una mezcla de droga de efecto estimulante (cocaína) y sedante (heroína).

La espuerta

Los investigadores realizaron numerosas 'tronchas' -en el argot policial, operativos de vigilancia y seguimiento-, lo que permitió realizar varias aprehensiones de droga. Pero la más importante tuvo lugar la noche de la vísperas de Reyes. El 4 de enero, el conductor de un turismo de alta gama desoyó a la patrulla de la Guardia Civil que le dio el alto en Herencia y se fugó apretando el acelerador.

Los agentes siguieron la estela del vehículo durante treinta kilómetros, hasta un olivar en el término municipal de Alameda de Cervera, una pedanía situada a 17 kilómetros de Alcázar de San Juan. Allí el conductor averió su automóvil y tuvo que esconder los 40 kilos de droga que transportaba, lejos de los ojos de los agentes que lo perseguían. Estando en medio del campo, no se le ocurrió una idea mejor: ocultar bajo un olivo la espuerta y las dos bolsas de plástico donde llevaba la mercancía, para volver más tarde con el fin de recogerla.

Terminada la tarea, continuó la huida. Pero la Guardia Civil encontró esa misma noche la mercancía después de batidas alrededor del coche averiado. Se presumió que era cocaína pura, pero luego los análisis de Sanidad determinaron que una gran parte de ella era sustancia de corte para aumentar sus efectos y volumen.

Horas después del hallazgo, el conductor, de 39 años, fue detenido por la tarde en su vivienda en Tomelloso, a sólo 15 kilómetros del olivo donde dejó la droga. Fue el primero de la organización en ingresar en prisión, provisional y sin fianza.

La cocaína encontrada Guardia civil

Su detención permitió a los investigadores desgranar la composición, estructura y misión de cada uno de los integrantes del grupo criminal, a los que desmantelaron nueve puntos de venta. Cinco estaban en Campo de Criptana, donde se receptaban efectos robados en la propia localidad; dos en la vecina población de Alcázar de San Juan, uno en Tomelloso y otro en Puertollano, a 130 kilómetros, donde la red se abastecía de cocaína y heroína.

Hubo ocho entradas y registros en domicilios y, como un castillo de naipes, fueron cayendo los presuntos componentes de la organización, con edades entre 20 y 64 años. La última detención, la número 12, se practicó el 29 de febrero, aunque también hay cuatro investigados, también españoles. Se les atribuye delitos de tráfico de drogas, contra el patrimonio por robos y hurtos y pertenencia a organización criminal, cuyos tres presuntos miembros acompañan en prisión al conductor del olivar.

No sólo encontraron cocaína y heroína en los registros domiciliarios. También marihuana, anfetaminas, esteroides y hasta viales de hormona del crecimiento, así como efectos para el embalaje y la preparación de sustancias estupefacientes. Los investigadores, que hallaron también una caja fuerte con mucho dinero, aprehendieron 46.600 euros, dos vehículos, joyas y munición de diferentes calibres, pero no armas de fuego.

Recuperaron numerosos objetos sustraídos en domicilios y casas de campo, como una gran cantidad de herramientas de uso doméstico, agrícola e industrial; electrodomésticos, bicicletas de alta alma y aparatos electrónicos.

Para encontrar a sus legítimos propietarios, algunos de estos objetos están expuestos en el cuartel de Campo de Criptana, apenas a 15 kilómetros de donde la Guardia Civil encontró el principio del fin de esta organización: los 40 kilos de cocaína supercortada ocultos bajo un olivo en tierras de don Quijote.

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