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Toros

Carla Otero está de vuelta: «Toqué fondo y pensé que todo se había terminado»

Reportaje

La novillera con picadores reaparece en Trillo el domingo 23 de junio casi 300 días después de sufrir su primera cornada y, peor aún, del riesgo real de amputación de una pierna a causa de dos trombos

Carla Otero, la torera herida de máxima gravedad: «Noté cómo me metía el pitón y cada trayectoria. Me quemaba»

El pasado 5 de septiembre, en El Casar, un utrero de Los Chospes le causó una avería de tres trayectorias en el muslo derecho, aunque lo peor vendría después ABC
Juan Antonio Pérez

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Desde Camas, en Sevilla, la patria de Curro Romero y Paco Camino, uno de los lugares con más toreros por metro cuadrado y adonde ha ido «unos días para hacer campo», Carla Martínez Otero, recién cumplidos los 21, recuerda el final del verano pasado, cuando todo era negro: «Hubo un momento en el que toqué fondo, que fue antes de la segunda operación. Había riesgo de que saliera mal y tuvieran que amputarme la pierna. La UCI es un lugar muy hostil, y sí que pensé que todo se había terminado. Sin embargo, vinieron mis padres y aquella era la primera vez que les veía desde que entré al quirófano. Me dijeron que, por mucho que sufrieran, iba a merecer la pena si esto es lo que me hace feliz. A partir de ahí tuve claro que volvería».

Y ha vuelto. O está a punto de hacerlo. El nombre de Carla Otero se anuncia en la feria chica de Trillo el próximo domingo 23 de junio, a las 18:00, en una corrida mixta con Jesús Enrique Colombo y Víctor Hernández. Los matadores darán cuenta de cuatro toros de Los Ronceles, mientras que ella hará lo propio con dos novillos de José Vázquez.

Cuando Carla se vista de luces, habrán pasado 292 días desde que el 5 de septiembre en El Casar, también en la provincia de Guadalajara, un utrero de Los Chospes le causara una avería de tres trayectorias en el muslo derecho con un pequeño desgarro de la vena safena. En total, 60 centímetros de destrozo interno. La primera cornada de su vida, aunque lo peor vendría después.

«Antes de llegar a la enfermería era como si la pierna me ardiese; era fuego. Enseguida me tranquilizaron y me operaron. En los primeros días no tenía dolor, pero tampoco sentía la pierna, que era lo preocupante. Luego empecé a sentir un dolor muy fuerte en el tobillo y no movía el pie. Tomaba morfina cada media hora para intentar aliviarlo. Los médicos creían que era un esguince de ligamentos y hasta me escayolaron. Más tarde descubrieron que tenía dos trombos; uno en la arteria femoral, que era muy peligroso. Y otra vez al quirófano para una segunda operación de urgencia en la que me hicieron un 'bypass'. Salió bien y la pierna ya tenía riego. Aparte, los médicos también vieron una lesión en el nervio ciático y me avisaron de que la recuperación sería larga...», relata por teléfono.

Tras 20 días en el hospital, volvió a su casa de Valdeaveruelo, un municipio de Guadalajara de 1.200 habitantes en el límite con la Comunidad de Madrid. Pese a que «andaba con muletas porque si no me caía», bajó al cuarto en el que guarda los trastos y se aseguró de que seguían en el mismo sitio. En diciembre se puso de nuevo a entrenar, «al principio con muchísimas limitaciones», y en abril tentó dos becerras en la finca de José Vázquez, que es la misma ganadería con la que va a reaparecer. No pudo acortar los plazos «por la medicación que estaba tomando».

Entre medias, Carla había decidido irse a vivir a Camas. La razón es que ha hecho la rehabilitación en Salas Lluch, una clínica de la vecina Coria del Río donde se tratan un montón de toreros. «Me vine un mes después de la cornada y he estado hasta abril, que me dieron el alta», explica. Y añade que «he tenido la suerte en este tiempo de seguir yendo al campo, lo que también me ha ayudado en la recuperación».

Una peña con 150 socios

Lo de Trillo se lo propusieron en enero y le sirvió como acicate. «Me marqué la fecha como un objetivo a la vista. Es un cartel bonito y, además, en Guadalajara, que va a haber mucha gente apoyándome y que estuvo el día de la cogida. Al cien por cien no estoy. Hay alguna secuela, pero, bueno, trataremos de que no se note», afirma quien incluso cuenta con una peña taurina con 150 socios. «Se fundó en febrero de 2022, cuando todavía no había debutado con picadores. Hacen actividades, vienen siempre a verme y es un orgullo que haya tanta gente detrás», comenta.

La del 23 de junio será su duodécima novillada con picadores. Debutó en Hita el 10 de abril de 2022; toreó ocho ese año (una de ellas en Cutervo, en los Andes peruanos) y tres en 2023. Para este verano tiene ya «varias fechas cerradas». Entre las que se pueden contar está su presentación en Venezuela, en la feria de Tovar en agosto. «Es una temporada para recuperar sensaciones y cuando llegue el invierno pensaremos en objetivos mayores», concluye. Suerte y al toro.

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