Dieciocho años en Bosnia y Herzegovina

Es emocionante saber por qué las poblaciones de la zona les están muy agradecidas a nuestras FFAA por su labor de pacificación

Dieciocho años en Bosnia y Herzegovina

J. F. FERNANDEZ BELDA

Dice un viejo refrán que lo olvidado, ni agradecido ni pagado. Y los 18 años que las Fuerzas Armadas Españolas han pasado en la zona caliente de los Balcanes, en Bosnia y Herzegovina, bien merecen ser recordadas por los españoles. Es emocionante, a la vez que un orgullo nacional, saber por qué las poblaciones de la zona les están muy agradecidas a nuestras FFAA por su labor de pacificación, reconstrucción y también de acciones bélicas, en una cruel guerra que tantos muertos y sufrimiento produjo mientras Europa hablaba y hablaba de paz, al menos eso decían.

Desde el año 1992 las Fuerzas de Protección de las Naciones Unidas comenzaron allí su despliegue. A partir de 5 de octubre de 1995 se transformaron en la IFOR, Fuerza de Implementación de la OTAN, con autorización para el uso de la fuerza si fuera necesario. El 20 diciembre de 1996 tomó el relevo la SFOR, Fuerza de Estabilización, que a su vez cedió posteriormente el mando a la EUFOR Althea, como resolución de la Unión Europea desde el 2 de diciembre de 2004.

Durante seis días de noviembre pudo recordarse toda esa larga trayectoria en una exposición con paneles explicativos y abundante material fotográfico, montada en el Palacio Militar, frente al Parque de San Telmo en Las Palmas de Gran Canaria. El título de la muestra fue precisamente “18 años en Bosnia y Herzegovina” y el lema “Fuerzas Armadas. El Valor de servir”, palabras que reflejan muy bien el espíritu militar: el coraje necesario para ser militar, la utilidad de su esfuerzo y estar siempre dispuestos para ayudar a los demás en la defensa, aún con riesgo de su propia vida, de los valores en los que creen.

Presidiendo la exposición no podía faltar un destacado recuerdo a los militares españoles fallecidos a lo largo de esta misión en los Balcanes, recordándolos uno por uno, no de forma colectiva. También se explica que 162 miembros de las Fuerzas Armadas Españolas han perdido la vida en diversas misiones en el exterior, incluyendo los ocho soldados de origen latinoamericano. El Ejército no olvida a sus muertos, los honra y los recuerda en cuanta ocasión le es posible.

Este evento se cerró con un concierto de música militar celebrado en el Auditorio Alfredo Kraus el pasado día 29 de noviembre, con el aforo lleno de un público de todas las edades. Estuvo organizado por el Mando de Canarias y el Mando Aéreo de Canarias y fue interpretado por militares miembros de la Bandas de Música de Aviación, con sede en Gran Canaria y dirigida por el Suboficial Mayor Músico Constantino González Maquieiro, y de la Unidad de Música del Mando de Canarias, con sede en Tenerife bajo la batuta del Capitán Músico Miguel Ángel Mateo Gijón.

En la primera parte del concierto ambos directores desarrollaron un programa variado, dirigiendo las piezas “Pilotos en vuelo”, “El sitio de Zaragoza”, “Centenario de la Aviación Española” el primero, y “Misión cumplida” y “Banja Luka” el segundo.

La segunda parte del programa estuvo dirigida por el General Músico de las Fuerzas Armadas Francisco Grau Vergara, en cuyo amplísimo currículo musical cabe destacar el ser el autor de la versión oficial del Himno Nacional de España. Comienza con la interpretación de los cuatro movimientos de la “Suite Militar Española nº 1”, de la que es él mismo su autor.

Como era lógico en un concierto de estas características, el General Francisco Grau celebró el décimo aniversario de la desaparición del servicio militar obligatorio, la “mili”, con una selección de tonadillas y toques militares que cantaban por entonces los reclutas de todas las regiones de España, desde el “quinto levanta, tira de la manta” que los abueletes aún cantan a sus nietos, a “sombra del Nublo”, pasando por “el vino que tiene Asunción”, “Asturias patria querida”, la sardana “La Santa Espina” y otras tantas, que hicieron recordar viejos tiempos a los más veteranos varones que llenaban el Auditorio.

El concierto se cerró con tres interpretaciones magistrales, que el público siguió puesto en pie, manifestando así el respeto que la ocasión merecía. La primera fue el “Homenaje a los Caídos”, la segunda el “Himno de Canarias” y por último el “Himno Nacional de España”. Con una salva cerrada de aplausos para los músicos y los tres directores, se culminó el acto y el concierto que los asistentes, al menos en mi caso, tardarán en olvidar.

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