La bronca en la Casa Blanca agranda la brecha entre el PP y Vox
Feijóo apoya a Zelenski tras el incidente en Washington en una llamada con el embajador de Ucrania
Abascal acusa al popular de estar dispuesto a que mueran ucranianos «para tratar de desgastar a Trump»
El jefe de la OTAN pide al presidente ucraniano que busque la manera de restablecer su relación con Trump
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El presidente del Partido Popular (PP) y líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, fue el primer líder español en reaccionar a la bronca del viernes en el Despacho Oval de la Casa Blanca entre Donald Trump y su vicepresidente, J. D. Vance con el ... presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski. El de Vox, Santiago Abascal, fue el último, pues dejó pasar toda la tarde del viernes y la madrugada posterior para posicionarse ayer por la mañana, unas dieciséis horas después de que la trifulca entre los presidente de Estados Unidos y Ucrania pusiera patas arriba el tablero internacional. Pero además de la distancia temporal, la que los dos líderes de la derecha española han mostrado sobre el incidente en Washington agranda la brecha entre ellos y sus respectivas formaciones abierta de manera algo más larvada desde hace semanas e inédita, al menos, desde que Feijóo relevase a Pablo Casado al frente de Génova hace ahora tres años. Justo después, ironías del destino, de la invasión de Rusia sobre Ucrania.
El mismo viernes, con la tormenta mundial desatada por la tensa bronca a la vista de todos los medios de comunicación entre Trump y Zelenski, que entre otras cosas conllevó la suspensión de la rueda de prensa conjunta de ambos mandatarios que estaba prevista, Feijóo mostró rapidez de reflejos al fijar postura en las redes sociales. «Mala noticia para el mundo lo que acaba de ocurrir en la Casa Blanca. Solo beneficia al causante de la agresión. Ucrania merece ser escuchada y tener apoyo para una paz justa», aseguró, antes que los mensajes en sentido similar de varios gobernantes europeos, incluido Pedro Sánchez o un correligionario del líder popular como el primer ministro polaco, Donald Tusk.
Ayer mismo, el líder de los populares conversó con el embajador de Ucrania en nuestro país, Serhii Pohoréltsev, como se encargó de dar a conocer, asegurando que había sido una «buena conversación» en la que había podido reiterarle su apoyo. «Europa y Ucrania hemos de seguir trabajando con nuestro aliado Estados Unidos y encontrar la salida a esta guerra que sufre el pueblo ucraniano», añadió.
«Patulea»
Una hora antes, Abascal había lanzado en las mismas redes sociales una encendida defensa de Trump frente a Zelenski y una andanada contra líderes europeos de varias nacionalidades e ideologías, sin olvidarse del financiero George Soros, siempre en el centro de sus ataques. «Ursula y Macron. Soros y Melenchon. Sánchez y Feijóo… Todos celebrando que no se firmara el acuerdo que podría ser el principio del fin de la guerra. Y atacando a Trump, claro», comenzaba su mensaje, metiendo en el mismo saco a la presidenta de la Comisión Europea (CE), al de la República francesa y al líder más a la izquierda del país vecino, Jean-Luc Mélenchon, además de a sus dos principales adversarios en la política nacional.
El presidente de Vox acusó a los líderes europeos de no estar defendiendo a Ucrania porque «son los mismos que la abandonaron al poner la energía de Europa en manos rusas». «Ellos saben que solo Trump puede ayudar a Ucrania a defenderse y a reconstruirse. Pero les da igual. Lo único que pretenden es la continuidad del wokismo, de la inmigración masiva, de la censura en las redes y del latrocinio fiscal. Eso les une a todos. Y están dispuestos a que sigan muriendo ucranianos sólo para tratar de desgastar a Trump», argumentó. Y concluyó asegurando que Vox está «con los intereses de España. Y el principal interés de España es deshacernos de toda esa patulea de políticos progres, desde Úrsula a Sánchez, (pasando por todos los demás) que amenazan nuestra seguridad, nuestra prosperidad y nuestra libertad», terminó su diatriba.
Lo cierto es que la discrepancia de fondo sobre el futuro del conflicto en Ucrania y acerca de las relaciones con la nueva administración americana que se ha manifestado ahora con toda su crudeza llevaba tiempo gestándose.
No en vano tras el regreso de Trump al poder en enero, después de su victoria el pasado noviembre frente a la exvicepresidenta demócrata Kamala Harris, fue cuando las circunstancias geopolíticas empezaron a obligar a Feijóo y a Abascal a mostrar sus cartas. Y eso pese la buena sintonía que siempre han tratado de mantener desde 2022 (en público y en privado) y a la colaboración política entre ambas formaciones. Una entente que ya sufrió un importante revés el año pasado cuando Vox salió de todos los gobiernos autonómicos de coalición presididos por dirigentes populares, por la discrepancia sobre el reparto de menores no acompañados llegados a Canarias. La inmigración es otro punto de discrepancia.
Hace justo un mes, a principios de febrero, la tensión empezó a tomar carta de naturaleza. El día 3 Feijóo aprovechó la reunión de la Junta Directiva Nacional del PP para lanzar una carga de profundidad contra Vox, partido al que acusó de practicar una «oposición de tumbona, de sarao y dedo levantado». Ahondando en la crítica, el expresidente de la Xunta de Galicia abogó por una labor de oposición que no incurra «ni la bajeza moral que nos rodea, ni la política barata que practica Vox. Nada de eso sirve a los españoles», instigó Feijóo, que deslizó varias acusaciones más hacia los de Abascal durante su intervención ante los líderes territoriales. «Su objetivo no parece ser cambiar nada, sino reforzar su permanencia en la oposición», continuó, en una versión desconocida del líder del PP.
La respuesta de Abascal no se hizo esperar, y en ella el líder de Vox -que comenzó su carrera política en el PP, en los años duros de ETA en el País Vasco que él y su familia sufrieron- ya señaló a Trump, entonces recién llegado a su segunda etapa en la presidencia norteamericana, como uno de los motivos de la discordia. «El dedo levantado, acusando a todos los que sostienen a este Gobierno. Que no solo son sus aliados, es también la oposición que hace oposición a Trump y a Milei [Javier] en vez de a Sánchez. Me echaré en una tumbona solo después de recorrer España y el resto del mundo para que sepan que PP y PSOE han traicionado y estafado a los españoles».
No se mencionaba entonces a Ucrania, pero las posiciones de ambos dirigentes dejaban claro el antagonismo que se produce entre PP y Vox cuando se tocan ciertas materias, sobre todo en el ámbito de las relaciones internacionales. No es ningún secreto que las agendas de Feijóo y Abascal difieren enormemente en este sentido. El primero cultiva su relación son sus compañeros del Partido Popular Europeo, con los que se verá esta misma semana en Bruselas, entre ellos el primer ministro polaco, Donald Tusk, o el futuro canciller alemán y líder de la CDU, Friedrich Merz. El segundo presume de haber hecho apuestas (Trump, Milei...) que hace tiempo no se veían tan claras y que hoy tienen un obvio peso específico, y ha consolidado un vínculo importante con el primer ministro húngaro, Víktor Orbán. El insólito choque entre Trump y Zelenski les ha obligado a dejar claro que no están del mismo lado.
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