Apertura solemne de las Cortes
Armengol defiende ante el Rey los pactos de Sánchez para la investidura
La presidenta del Congreso reivindica que «la decisión» de la mayoría parlamentaria emana de «la voluntad de los ciudadanos» ejercida el 23J, a pesar de que el PSOE decía entonces no a la amnistía
Don Felipe pide una España «sólida y unida, sin divisiones ni enfrentamientos»
ERC, Bildu y BNG cargan una vez más contra la Monarquía y el Rey: «No nos representan»
La apertura de la XV Legislatura, en imágenes

La presidenta del Congreso de los Diputados, la socialista Francina Armengol, ha protagonizado este miércoles, en la apertura solemne de las Cortes Generales, un discurso cargado de intención, con un claro mensaje favorable a las posiciones del Gobierno de PSOE ... y Sumar. La tercera autoridad del Estado, antes de dar paso a las palabras de Su Majestad el Rey, ha reivindicado «la decisión» de la mayoría parlamentaria como una expresión de la voluntad de la ciudadanía en las elecciones generales del 23 de julio. En esos comicios, los socialistas se presentaron prometiendo que no iban a conceder una amnistía a los encausados por el 'procés', porque veían esa medida de gracia «claramente inconstitucional».
No obstante, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, necesitaba los votos de ERC y Junts para ser reelegido y los dos partidos —ausentes este miércoles en un gesto de desprecio al Rey, igual que Bildu y el BNG— le exigían una ley de amnistía que borre los delitos del proceso separatista y permita regresar a España al prófugo Carles Puigdemont. «La formación del nuevo Gobierno ha necesitado de tiempo, diálogo, negociación y toma de decisiones. La decisión de esta mayoría parlamentaria es legítima y emana de la voluntad de los ciudadanos ejercida el 23 de julio», ha defendido la presidenta del Congreso, cuyo papel debe ser siempre neutral y exento de partidismo.
La oposición no lo ha visto así y por ello tanto el PP como Vox han decidido no aplaudir un discurso que, normalmente, era un mero trámite que concitaba una ovación protocolaria. En el entorno de Armengol han expresado su malestar, se han sacudido las críticas de parcialidad y han destacado la apelación al diálogo. «Distorsionar la realidad o cuestionar importantes valores democráticos, desde la opacidad de la disputa, solo va a aumentar la desafección de la sociedad hacia las instituciones», ha advertido Armengol en su intervención, en una velada alusión a los postulados de la oposición. «La crispación, la polarización y el ruido es algo de lo que, en ocasiones, adolece el actual parlamentarismo, y nuestra obligación para con la sociedad es dar ejemplo, desde la transparencia y el respeto», ha añadido.
La ley de amnistía, ahora mismo en tramitación en el Congreso, y el 'lawfare' —la supuesta guerra judicial que el PSOE se ha comprometido a investigar en la Cámara Baja— han provocado una fuerte reacción social, con protestas en las calles e insólitos comunicados en contra de todas las asociaciones judiciales y fiscales, del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y de muchas otras instituciones. El presidente del PP y líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, tachó de «fraude» que Sánchez fuese investido asumiendo una norma que prometió que no iba a impulsar. Su homólogo de Vox, Santiago Abascal, directamente acusó al secretario general del PSOE de orquestar «un golpe de Estado».
En este contexto se ha producido el discurso de Armengol, plagado de muchas más referencias históricas que el que pronunció con motivo de la jura de la Carta Magna de la Princesa Leonor, pero también con puntos coincidentes como su defensa del combate contra la violencia machista y el cambio climático. La palabra Constitución, reiterada después en varias ocasiones por Don Felipe, solo la ha pronunciado una vez y a través de una cita a uno de sus antecesores en el cargo, Manuel Marín: «No debemos olvidar que la Constitución fue, es y será siempre nuestro punto de encuentro».
En la apertura solemne de la XV Legislatura, ante la presencia de diputados, senadores, el Gobierno, el Rey Felipe VI, la Reina Letizia y la Princesa Leonor, Armengol ha situado así la Constitución como faro para reunir a todos los españoles. Sin embargo, esta sesión ha estado marcada irremediablemente por la ley de amnistía, desde hace meses convertida en el epicentro de la política española, que el presidente Sánchez, la parte socialista del Ejecutivo y el PSOE tachaban de «ilegal» antes de las elecciones. Ahora, los socialistas se esfuerzan en hacer una pedagogía contraria a su doctrina y entre fuertes dudas sobre la constitucionalidad de la norma.
En defensa del parlamentarismo
Armengol se ha remontado a las Cortes de León, al año 1188, cuando bajo mandato del Rey Alfonso IX se vivió el primer conato democrático en el territorio que hoy es España. Ha citado a John Kane, a su «querido y añorado» Ernest Lluch, a Clara Campoamor, a Joan Margarit y a Cicerón, entre otros. Y ha señalado la importancia de mantener el parlamentarismo en un mundo aquejado de populismo e incertidumbre. En 1941, durante la Segunda Guerra Mundial, ha recordado que apenas quedaban en Europa tres democracias parlamentarias.
La presidenta del Congreso ha celebrado que este miércoles, con la apertura solemne de las Cortes, España renueve «su compromiso con la democracia», pero también que el país crezca económicamente con «más personas que nunca trabajando» y que haya superado la pandemia del Covid-19. Eso sí, ha dicho que si bien la sociedad española avanza, «no es ajena a la polarización global». «Como hemos visto en las últimas semanas», ha apostillado, en una sutil referencia a las protestas vividas en la sede nacional del PSOE, en la madrileña calle de Ferraz, donde se han producido disturbios y enfrentamientos entre manifestantes de grupos ultras de extrema derecha y la Policía Nacional.
Mirada internacional y lenguas cooficiales
También ha mencionado la difícil coyuntura internacional, saliendo del terreno doméstico, con la guerra de Ucrania y con «la durísima tragedia» por el conflicto entre Israel y Palestina, con una «compleja situación» en Oriente Próximo. Ahí —para no entrar en un suelo embarrado por la crisis diplomática entre España e Israel, a cuenta de los reproches de Sánchez a la respuesta del Gobierno de Benjamín Netanyahu tras el atentado de Hamás—, se ha limitado a parafrasear al secretario general de Naciones Unidas, el portugués António Guterres.
En su intervención, ha enumerado una serie de leyes «históricas» que han hecho de España el país que es hoy. Once en total y nueve de ellas aprobadas por Gobiernos socialistas; muchas, nacidas con la oposición de la derecha, como la del divorcio, la del aborto, la del matrimonio igualitario o la de la eutanasia —aunque en esta última Ciudadanos votó a favor—. No podía faltar tampoco el que es el gran hito bajo su presidencia: la llegada de las lenguas cooficiales al Congreso, con el mismo estatus que el español, idioma común de todos los españoles: «La España que imagina, que 'pensa', que 'fala', que 'abesten duen' en castellano, catalán, 'galego' o euskera». En la España que imagina, piensa y habla en todas las lenguas del Estado, la presidenta del Congreso ha bendecido este miércoles los acuerdos alcanzados para la investidura.
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