pasar el rato
No busquemos culpables, ¡somos nosotros!
Las baldosas que luce la acera de nuestra avenida Conde de Vallellano, nacen con el sello y diseño del arquitecto mundialmente conocido Antoni Gaudí
Producir y conservar (23-1-2025)
Un buen amigo me pide comentar una noticia que sobre Córdoba ha aparecido recientemente y que causa extrañeza que pueda suceder en una ciudad con nuestra historia. No puedo eludir semejante solicitud, ya que quien lo pide demuestra querer a Córdoba y sentir ... rabia al ver cómo estamos perdiendo el valor de aquello que la historia o nuestros más cercanos compatriotas nos han entregado. Las causas para que en Córdoba se actúe de esta manera sería algo sobre lo que deberíamos reflexionar. ¡Vayamos a la noticia!
Ahora nos enteramos de que las baldosas que luce la acera de nuestra avenida Conde de Vallellano, nacen con el sello y diseño del arquitecto mundialmente conocido Antoni Gaudí. Avenida que, si yo no estoy equivocado, fue inaugurada el 18 de julio de 1955, siendo alcalde de Córdoba Antonio Cruz Conde y arquitecto José Rebollo Dicenta. El nombre de la avenida se debe al entonces ministro de Obras Públicas que ayudó a su construcción. Cualquier ciudad se sentiría orgullosa de tener en su patrimonio algo así.
Extraña a mi amigo y a mí personalmente que cuando han pasado setenta años de su inauguración, ese valioso patrimonio nuestro no sólo es desconocido por quienes vivimos en la ciudad, sino que ha sido relegado por los responsables de su conservación, encontrándose tremendamente deteriorado. Las causas del desprecio hacia algunos bienes patrimoniales de Córdoba están en nosotros mismos. En los ciudadanos y ciudadanas de Córdoba que nos dejamos engañar y arrastrar por quienes, teniendo la responsabilidad de servirnos y servir a Córdoba, actúan muchas veces buscando intereses partidistas y personales.
En democracia el poder lo ejercen los ciudadanos a través de sus representantes políticos. Cuando el pueblo se deja engañar con mentiras o medias verdades por unos representantes que actúan buscando un interés diferente de aquel para el que fueron nombrados, la democracia desaparece y es el propio Pueblo el culpable de la llegada de la tiranía. Porque la tiranía también la pueden ejercer los partidos.
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