ajuste de cuentas
Lecciones de Chile
Ante una economía mediocre, cuatro presidentes de distinto signo se ponen de acuerdo para consensuar su futuro
Aldama, el amiguete (13/ 10 / 24)
Siempre hablamos del riesgo del deterioro democrático, pero no somos tan exigentes con las malas políticas que inducen el deterioro económico. Como si una cosa fuera la producción económica, a la que despreciamos porque la creemos prescindible, y otra la irrenunciable democracia. Al final, ... cuando se desprecia el crecimiento y la búsqueda de la prosperidad, sucede que la democracia acaba cuestionada y sustituida.
Chile es un ejemplo de un país que parecía ser una excepción en Iberoamérica, con una economía de alto crecimiento y una transición democrática ejemplar, donde ambas cosas se combinaron virtuosamente durante 30 años. Sin embargo, desde la segunda década del siglo XXI, sus cifras de crecimiento han empeorado de manera alarmante. Entre 1990 y 2013 su PIB creció un promedio anual de 5,3%, mientras que entre 2014 y 2023 apenas alcanzó el 1,9%, lo que significa que fue uno de los tres países de la región que menos creció junto con Argentina y Haití.
¿Qué le pasó a Chile? La respuesta corta tiene que ver con el aplazamiento de la recompensa, el experimento de los malvaviscos. La conocida prueba en la que se le ofrecía a los niños doblarle el número de chuches si no se comían de inmediato la primera que habían ganado demostró con el tiempo que los más pacientes acabaron teniendo mejor posición cuando eran adultos. Superadas ciertas metas, los chilenos despreciaron su propio esfuerzo, se dejaron llevar por demagogos que prometieron repartir lo que no habían ganado y llenaron su economía de regulaciones, permisos e impuestos hasta ahogar el crecimiento.
Felipe Larraín, economista doctorado en Harvard y que fue dos veces ministro de Hacienda en los gobiernos de Sebastián Piñera, se dio cuenta de que el país había perdido el rumbo y decidió desde el Centro Latinoamericano de Políticas Económicas y Sociales (Clapes) de la Universidad Católica pedirle a los cuatro expresidentes vivos que expusieran su visión del futuro. El resultado fue 'Chile 2050. Un país. Cuatro presidentes', una obra colectiva que se presentará hoy en la Casa de América. Uno de los coautores, el expresidente Eduardo Frei (1994-2000), actuará como ponente. Otro de los autores, Sebastián Piñera, falleció trágicamente a comienzos de este año.
Pese a la incertidumbre que proyecta Chile, después de dos intentos fallidos de cambiar su Constitución, con un bajísimo crecimiento tendencial, con serios problemas de gobernabilidad, con la mayoría de los indicadores sociales empeorando y con una élite que no sabe adónde va, este esfuerzo es un valioso intento por desmarcarse de la polarización y del conflicto. Como han subrayado los observadores, salvo Uruguay, no hay otro país en Iberoamérica cuya cultura cívica sea capaz de producir un libro semejante. Me aferro a este dato para recargar mi esperanza en que las voces de estos presidentes serán oídas, aunque la evidencia de que Chile cayó en la trampa de los ingresos medios es tan poderosa como que las golosinas son cada vez menos.
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