Ajuste de cuentas
Defensa y criterios ESG
La UE, que impuso restricciones a la inversión militar basadas en principios, ahora quiere impulsarla sin retirarlas
Elon Murtra (17/3/25)

Mark Rutte, el secretario general de la OTAN, lo dijo claramente en diciembre pasado a los europeos: «Digan a sus bancos y fondos de pensiones que es simplemente inaceptable que se nieguen a invertir en la industria de la defensa. La defensa no está ... en la misma categoría que las drogas ilícitas y la pornografía». Ahí está el problema, tanto el Pacto Verde (sostenibilidad) como las nociones de poder blando (reputacionales) legitimadas por Bruselas han creado un problema para el momento actual: el capital privado destinado a la industria militar está penalizado y tanto inversores como bancos huyen de ella.
En el libro blanco de la defensa divulgado por Bruselas la semana pasada hay apenas dos menciones a este asunto. Una para decir que se iniciará de inmediato un diálogo con el sector para «eliminar los obstáculos relacionados con el acceso a la financiación, incluida la inversión ESG (ambiental, social y de gobernanza)» y otro para afirmar que la regulación sobre finanzas sostenibles (SFDR) «no impide financiar al sector de la defensa», pero que se harán «aclaraciones adicionales» sobre la aplicación de este reglamento. Aunque de tapadillo, lo anterior significa que, efectivamente, la regulación europea ha tenido un impacto significativo sobre la inversión en defensa.
Hay restricciones para financiar empresas que fabrican «armas controvertidas» por la ONU (minas antipersonales, armas láser cegadoras, munición de racimo). Estas firmas no pueden ser incluidas en índices de referencia de los mercados y quedan excluidas de la taxonomía de la UE. Resultado, cuando un gestor de fondos o un banquero recibe una solicitud, es más fácil marcar la casilla y desecharlas para evitar problemas. La defensa y la transición energética (ecológica, dicen otros) han sido concebidos como excluyentes por la UE. Resultado: a finales de 2023, el 74% de todos los activos de los fondos de transición climática a nivel mundial (155.000 millones de dólares) seguían un índice de referencia climático de la UE y, por lo tanto, no podrían invertir en empresas implicadas en la fabricación de armas, según un informe del 'think tank' Bruegel.
También hay en juego cuestiones reputacionales. De los 27 bancos de la UE que actualmente figuran en el índice Euro Stoxx Banks Index, todos excepto tres tienen políticas que les prohíben financiar a empresas involucradas en armas controvertidas o nucleares. Aunque la normativa de la UE no lo exige, también muchas entidades y fondos de inversión aplican estrictas restricciones autoimpuestas a la inversión en empresas de la defensa. Estas limitaciones van más allá del nominalismo de quien quiere hacer pasar como militar lo que denomina gasto climático.
Coda final: incumpliendo su deber constitucional, el Gobierno elude presentar un proyecto de Presupuestos ante el Congreso. España hoy se gobierna con las cuentas que aprobó un Parlamento que no existe (la XIV Legislatura, 2019-2023). jmuller@abc.es
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