La sostenibilidad de la Sostenibilidad
Los legisladores y los gestores de la política a veces son los primeros a olvidar las leyes que han escrito
Uno de los temas más relevantes de los últimos tiempos es lo de la Sostenibilidad.
Se habla cada día más de Sostenibilidad social, de Sostenibilidad ambiental y de Sostenibilidad económica. El mundo empresarial, sus accionistas, consejos de administración y directivos de las compañías ya asumen ... en su gestión la responsabilidad de una visión de medio/largo plazo y un comportamiento que tenga en cuenta el impacto sobre la sociedad, el ambiente y una aportación de valor al sistema económico.
A la conciencia de una mayor responsabilidad en la gestión de las empresas por parte de los mismos empresarios se suman y hacen su papel algunas leyes y recomendaciones que ayudan a empujar también los más resistentes a esta evolución.
El mundo privado, con muchos esfuerzos, está progresando y ve en la Sostenibilidad de sus aciones una mejora de su resultados económicos y de reputación.
Al contrario, el mundo de la política y de la gestión pública, que debería ser ejemplar, no siempre refleja este avance por falta de visión de medio/largo plazo, por presiones de potentes 'lobbies' económicos o a causa de posiciones políticas ideológicas y prejuicios.
La elevada cantidad de leyes no ayuda, al revés, complica. Y algunas de ellas, aunque inspiradas desde las buenas intenciones, no responden a criterios sostenibles
La elevada cantidad de leyes no ayuda, al revés, complica. Y algunas de ellas, aunque inspiradas desde las buenas intenciones, en la práctica no responden a los criterios de Sostenibilidad social, ambiental o económica.
La aplicación de los principios de Sostenibilidad que la ley dicta no siempre se refleja además en la gestión del dinero público, en la política cotidiana nacional y territorial.
Los legisladores y los gestores de la política a veces son los primeros en olvidar las leyes que han escrito, contribuyendo a un incremento de la desconfianza y a una siempre menor participación en el derecho de voto de parte de la ciudadanía.
Quiero hacer dos ejemplos: uno donde las leyes o son puramente ideológicas o responden a intereses de 'lobbies' económicos y el otro donde la mala gestión de la política obtiene el resultado opuesto del tan necesario principio de sostenibilidad.
El primer ejemplo es la ley europea que prevé en el 2035 la fin de la producción de motores a combustión y el pasaje total y definitivo a los coches eléctricos.
Es del todo evidente que esta ley, buena en su intención de reducir las emisiones, es una ley poco sostenible y los números de coches eléctricos vendidos hablan por sí solos.
Esta ley no es sostenible desde el punto de vista de los costes para los ciudadanos, no es sostenible por el impacto en el empleo, no es sostenible por la dependencia de los componentes tecnológicos y de las mismas baterías que se producen en Asia, no es sostenible por la falta de infraestructuras y, aunque se llegara a una sustitución total del parque automovilístico, no es sostenible en consumo energético y en desechos de las baterías sin consecuencias ambientales.
Es una ley difícil de entender. O es ideológica o responde a intereses económicos que de todas formas no parecen propiamente favorables para Europa.
El objetivo de reducción de las emisiones no se consigue necesariamente solo con el eléctrico, aquí está en discusión el futuro de uno de los sectores más importantes de la economía europea, cual es el del automóvil.
Existen alternativas y sigo esperando que se pueda todavía tenerlas en cuenta. Estas alternativas pasan por la neutralidad tecnológica que, manteniendo el objetivo de reducción de las emisiones, es la mejor vía para innovar y utilizar otras soluciones que sean más sostenibles en términos de dependencia geopolítica, costes para los ciudadanos, para los Estados y el empleo.
El segundo ejemplo es el de los daños a personas, territorios y economía que están causados por el clima extremo.
No vale echar la culpa al cambio climático para no hablar de lo que no se ha hecho para prevenir
Como es cierto que con más frecuencia asistimos a este clima extremo que está creando muchas alarmas, también es cierto que no vale echar la culpa al cambio climático para no hablar de lo que no se ha hecho para prevenir o para no empeñarse en lo que se tendrá que hacer.
Está claro para todos que se debe mejorar la gestión de las emergencias, pero sobre todo se debe mejorar la gestión de las iniciativas preventivas.
La atención a la naturaleza no puede ser ideológica, la naturaleza va cuidada y respetada, pero al mismo tiempo se tiene que tener bajo control con intervenciones adecuadas. Al contrario, la naturaleza puede acabar con nosotros.
Falta una constante gestión de los ríos y de la vegetación, falta la construcción de embalses, falta una planificación urbanística que tenga en cuenta los riesgos geológicos y meteorológicos, falta empezar a utilizar la Inteligencia Artificial, etc.
Concluyendo, la Sostenibilidad y sus principios no pueden quedarse en la teoría o en la ideología, tienen que ser realmente sostenibles en todos los aspectos: social, ambiental, económico..., y es responsabilidad de todos, ciudadanos privados y gestores públicos, actuar para que así sea.
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