Enfado en el consejo de Indra por las formas de su presidente para asaltar Santa Bárbara

Las fuentes consultadas aseguran a este periódico que algunos de los consejeros mostraron su enfado y total oposición a las formas del presidente al explicar sus ambiciosos planes en público el pasado 13 de marzo en la comisión mixta de Seguridad Nacional en el Congreso. «No fueron las mejores maneras, ni el momento adecuado, para anunciar que se busca, quieran o no, la compra de la excompañía estatal –privatizada tras venderla a los americanos de General Dynamics en 2001, con el Gobierno presidido por el popular José María Aznar– y si no, la compra de sus activos», apuntan las fuentes.

Y es que el presidente de Indra, en el marco de su comparecencia de dicha comisión reconoció «sin tapujos» estar muy interesado tanto en los activos como en el 'know how' de la compañía filial de General Dynamics. De hecho, dijo haber lanzado una oferta –«con la mejor de las voluntades», aseguraba Escribano tras saber lo mal que encajaron los norteamericanos las declaraciones– para hacerse con la fábrica de la compañía en Trubia (Asturias), planta en la que se produce el blindado 8x8 Dragón para el Ejército español a través del consorcio Tess Defence, controlado por Indra y en el que también participan Santa Bárbara Sistemas, Sapa Placencia y Escribano Mechanical & Engineering (EM&E).

«Sus clarísimas declaraciones han generado bastante controversia entre muchos de sus directivos –sobre todo, entre los heredados de la época de Murtra– y entre algunos de sus consejeros. El planteamiento fue muy brusco, atacando directamente a una gran multinacional de la defensa, con un enorme potencial de ingresos y de negocios en todo el mundo, con la que además se tiene en la actualidad relaciones muy importantes, entre ellas, la de la producción del 8x8», explican fuentes del entorno del consejo.

Fuentes próximas a la norteamericana reiteran que Santa Bárbara podría seguir funcionando como tal si fuera vendida finalmente, aunque variaría su accionista. El dueño sería Indra en lugar de General Dynamics, «pero lo que en ningún caso se quedaría en Santa Bárbara son las licencias de sus productos, ni la sede, donde se llevaría todo su 'know how'». Añaden que hasta la fecha, lo cierto es que Indra no ha fabricado ni un solo vehículo terrestre de combate y, por mucho que compre Santa Bárbara, sin las patentes y licencias de GDELS tampoco lo va a hacer.

Los consejeros «le achacan concretamente que incomodar a General Dynamics ahora es un suicidio. Si la Administración Trump se ve agredida y da orden de vetar a Indra no solo quedaría fuera de juego en España, sino en toda Europa y Estados Unidos –concluyen–; los grandes fondos BlackRock, Vanguard y Bank of América son los mayores accionistas de la norteamericana y nadie duda de que todos ellos están alineados con el presidente de EE.UU. y su potencia de fuego a nivel mundial podría dejar fuera de combate no solo a Indra sino poner contra las cuerdas al resto de compañías estratégicas afines a Sánchez, donde el megafondo de Larry Fink está presente».

Como detalle baste recordar que BlackRock se acaba de hacer con los puertos del canal de Panamá para reafirmar la geoestrategia de Trump por 23.000 millones de dólares, cifra aproximada al valor total bursátil de Telefónica.