La voraz maquinaria del espionaje ruso basada en el psicohaking, micrófonos láser o infiltraciones
Los especialistas en seguridad explican las técnicas del gobierno de Putin para devorar secretos corporativos que con el conflicto de Ucrania se han recrudecido
«Una de cada cuatro personas en Rusia son colaboradores de los servicios secretos del gobierno», apunta el experto Vicente Fernández que nos habla de la inteligencia corporativa

La reina roja rusa ha puesto en jaque a Europa y el tablero se ha revolucionado, con líderes y empresarios que miran de reojo a sus oponentes y urgen a un posicionamiento de ataque y defensa como único movimiento de avance. Un juego de ... estrategia en el que el espionaje económico es una pieza clave. Y como afirma Vicente Fernández, director ejecutivo del Grupo SAI , firma dedicada a la investigación corporativa, y de Intel Key , una consultora de seguridad corporativa, «en la guerra de la información no hay amigos» . En el espionaje industrial hay intereses económicos críticos para la geoestrategia. Basta con mirar la batalla en el sector de las energéticas para ver lo que hay en juego. Y el tramposo, vestido de espía, lleva ventaja.
La agencia de inteligencia alemana Bfv ha estimado que los servicios secretos rusos GRU, SWR y el FSB, que es la nueva KGB, cuentan solo en Alemania, uno de los países de Europa en los que es más activo, con cerca de 400.000 empleados
Mark Galeotti , escritor especializado en seguridad rusa, ha comentado en algunas de sus charlas que en el pasado reciente y en el presente «la inteligencia rusa ha adoptado una mentalidad de guerra. Piensa que está en juego una batalla existencial por el lugar de Rusia en el mundo». Esta afirmación no es gratuita, en 2021 muchos diplomáticos rusos fueron expulsados de Bulgaria, Holanda, Austria, Francia o la República Checa, ya que los centros de investigación y las empresas más innovadoras están en el punto de mira de la diplomacia extranjera. En febrero fue juzgado en Alemania el llamado espía de los cohetes que trabajaba para Rusia pasando información sobre el cohete europeo Ariane .
«Un estudio reveló que una de cada cuatro personas en Rusia son colaboradores de los servicios de espionaje del gobierno», establece el experto Fernández
De hecho, Fernández apunta que un estudio reveló que una de cada cuatro personas en Rusia son colaboradores de los servicios de espionaje del gobierno . Los centros de investigación y las empresas más innovadoras están en el punto de mira. La agencia de inteligencia alemana de la Bfv ha estimado que los servicios secretos rusos GRU, SWR y el FSB , que es la nueva KGB, cuentan en el país germano con cerca de 400.000 empleados , que apoyan activa y agresivamente a las empresas rusas que tratan de aventajar a sus competidoras o introducirse en el mercado extranjero.

Tras saltar a los medios la noticia de que espías rusos habían robado la información de la vacuna AstraZeneca para diseñar su suero Sputnik, Damian Hinds, ministro de Defensa británico, apuntaba que «vivimos en un mundo, me temo, donde hay actividad estatal que busca participar en el espionaje industrial. El rostro del espionaje es muy diferente de cuando estábamos creciendo. Necesitamos mejorar constantemente, porque son asuntos muy serios».
Conocer al oponente
Entender esto supone conocer a los que espían a los espías y se encargan de la inteligencia corporativa y el contraespionaje. La primera es información práctica para la toma de decisiones estratégicas de un negocio. «Por ejemplo, si se valorara una expansión de una empresa a Polonia estudiaríamos a las compañías que se dedican a su mismo sector, la situación política y económica del país para así decidir el siguiente movimiento», explica Fernández. Mientras que la contrainteligencia son las estrategias que se despliegan para frenar el espionaje industrial. «Nosotros entramos pensando que el ‘malo’ ya está dentro, se analizan los servidores, se hacen barridos de las instalaciones para detectar micrófonos, análisis del personal, incluso se hace un listado y seguimiento de personas sospechosas », precisa Fernández.
Y los elementos críticos de una empresa, «son la cartera de clientes, su I+D, los proyectos en marcha, patentes industriales, precios finales en licitaciones o la fecha de un nuevo lanzamiento. Es frecuente la utilización de lo que se puede conocer como ataque de abajo a arriba. Se supone que el grado de protección del presidente de una compañía será mayor que el de un jefe de departamento, por lo tanto,se empieza por ese nivel intentando obtener la información más expuesta. No es descartable que un asistente se lleve su ordenador a casa con los datos de un proyecto o los fotocopie en cualquier copistería, que sea más fácil de captar con sobornos. o que no haya sido protegido al mismo nivel que los puestos directivos», tal como describe Arturo Cercedo, portavoz del Grupo Hispa, firma especializada en seguridad, vigilancia y contraespionaje.
Carlos Fernández-Morán, director general de Global Intelligence , compañía que ofrece servicios de inteligencia privado, explica algunas de las técnicas características del espionaje industrial. Uno de los métodos más avanzados son los micrófonos láser. Esta teconlogía permite apuntar desde el exterior a la ventana de un edificio donde se está celebrando una reunión. Las microvibraciones que se generan en el cristal o en un objeto dentro de la estancia, como un vaso, se convierten en ondas sonoras que permiten escuchar lo que se están diciendo en esa sala. También hay cargadores de teléfono móvil que tienen un ‘hardware’ adicional que, al conectarlo, descarga un virus en el móvil que permite mantenerlo monitorizado a distancia. Basta con dejarlo en un lugar que se sabe que será usado por cualquiera.
De persona a persona
Más allá de la tecnología, la infiltración de personas sigue siendo protagonista en estas estrategias de espionaje, como recuerda Fernández, de Inter Key. «Generalmente no se trata de preparar a alguien, sino que contactan con una persona que ya está dentro. Es el caso más difícil de detectar cuando hay mil quinientos empleados. Pero en Rusia y en China sí hay una preparación de los infiltrados , amparados por el paraguas del interés nacional del gobierno», matiza.
Gracias a OSINT (Open Source INTelligence) , que es la recaudación de información por fuentes abiertas de internet , como la que se publica en redes sociales, los espías pueden conocer a los trabajadores de una empresa como si fueran libro abierto. Ahí es donde entra el ‘Humint ’, consiste en utilizar la inteligencia humana , el arma más vieja del mundo. para sacar el máximo partido a la información que se obtiene de persona a persona.
Aquí se aplican técnicas como el ‘psicohacking’ . en las que el agente infiltrado investiga los hobbies, gustos de un trabajador y se acerca a él ganando su confianza para sonsacar la información que muchas veces se da de forma inconsciente en una charla distendida. «En un círculo de confianza todos hablamos de la empresa y de lo que hacemos, bien o mal, pero hablamos. En último término contamos con un psicólogo que hace un perfil de la persona que está filtrando los datos», apunta Fernández. El ‘Humint’ es el arma perfecta para espiar en una empresa, junto a la técnica de robar el móvil, el verdadero talón de Aquiles de las compañías . La herramienta que Stalin hubiese querido porque da acceso a todo y permite controlarlo todo.
Garrido también menciona que una técnica muy efectiva, pero inviable para una empresa es la de la mafia siciliana , que se niegan en redondo a usar medios tecnológicos y se comunican con mensajeros y notas a mano, comunicación a la antigua usanza. «Es curioso porque ha habido grupos terroristas que han llegado a usar palomas mensajeras para evitar la interceptación de las comunicaciones», comenta Garrido. Las mafias italinas son unas organizaciones con ramificaciones en diversos países, y también se relacionan con la mafia rusa. Garri Kasparov , el maestro ruso del ajedrez llegó a decir al escritor italiano Roberto Saviano, autor de 'Gomorra': «La mafia rusa en cuestiones fundamentales actúa a las órdenes de los que están arriba, y en la cúspide está Putin».
El espionaje a empresas para rusia es una cuestión de Estado
Los servicios de inteligencia rusos incluyen todos los recursos posibles: interceptación de comunicaciones, escuchas ambientales en el trabajo, vehículos y viviendas. «Incluso encontramos micrófonos que tenían quince años y ya estaba inoperativos en la casa donde había vivido un embajador. La colocación de un micrófono en una sala de reuniones es menos común y solo se utilizan si saben que se toman decisiones dejando los móviles fuera de esa estancia, Pero la gente entra en una reunión con su `smartwatch´ sin percatarse del peligro de eso», dice Fernández.
En el contexto actual, en el que las empresas han salido corriendo de Rusia , hay quien se habrá llevado los discos duros, «pero seguro que han dejado ‘pendrives’, servidores que aunque estén cifrados las agencias rusas los van abrir. Estoy convencido que han empezado a copiar y reunir toda la información que han dejado atrás. Además se produce el ‘efecto llamada’ en ambas direcciones, con ciudadanos convencidos de lo que está haciendo Putin y ofreciendo su ayuda al gobierno, y gente que estará espantada con sus acciones y colabora con los enemigos de Putin para espiar», indica Fernández. «Las empresas que están en Rusia son todas susceptibles de sufrir espionaje industrial. Además si una empresa abre allí, el 98% serán empleados rusos, por lo que es imposible controlar toda la información» concluye.
¿Y están protegidas las empresas españolas frente a esta amenaza? El problema es que se gastan fortunas en servidores, pero luego dejan los cajones abiertos, la contraseña del ordenador en un post it pegado en el monitor, no tienen una política de mesas limpias... Es algo en lo que incide Cercedo, del Grupo Hispa: «En España no se considera la seguridad una inversión rentable».
Pero la amenaza es real y viene de lejos. La relación entre fuerzas armadas rusas y empresas ya aparece en los manuales de la KGB, y como indica Alberto Mora, experto de la IEEE, en su ensayo `Inteligencia económica y fuerzas armadas: ¿una simbiosis necesaria?´, «los directivos de las principales empresa rusas petroleras (Zaroubejneft, Gazpro), de armamento y material de defensa (Almaz Antei, Rosoboronexport), transporte (Aeroflot), son todos antiguos miembros del KGB. Entre los distintos servicios de seguridad de Rusia, es el FSB el responsable de la protección del patrimonio económico. El artículo 15 de la Ley Federal de los cuerpos de seguridad permite al personal militar destinado en el FSB trabajar en empresas públicas y privadas (bancos, seguros, prensa, seguridad o inteligencia) mientras siguen prestando servicio en el FSB».
«Si se extiende el conflicto todo va ir enfocado a blindar las comunicaciones. Y si una empresa quiere estar fuera del control ruso y su tecnología de espionaje, la única manera es usando comunicaciones de datos vía satélite. Esas comunicaciones están cifradas, y hoy en día no hay tecnología que la desencripte con la suficiente velocidad, pero lo que hoy es seguro en cinco años puede no serlo», dice Fernández.
Las empresas tienen otros recursos defensivos. Por ejemplo, cuando se descubre un canal abierto para el espionaje se puede generar información falsa para dañar a la competencia espía. Estrategias de protección en las que la tecnología juega un papel clave, pero que se enfrenta al factor humano, al arma eficaz del ‘humint’ con la que cualquier empleado se convierte en el caballo de Troya del espionaje ruso. Porque como recordaba Mira Milosevich, investigadora principal del Real Instituto Elcano en un estudio , parafraseando a Trotsky: «Aunque usted no esté interesado en Rusia, Rusia sí está interesada en usted».
Noticias relacionadas
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete