Atletismo

«No se puede perjudicar a las mujeres que nacimos como tal»

La permisividad con las atletas trans en aras de la igualdad deja en desigualdad biológica a las mujeres. Crece la polémica por la derrota de la paratleta Melani Bergés ante una rival que hace tres años era hombre

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La paralímpica Susana Rodríguez estalla contra una deportista trans que quitó la plaza en la final a una española

Bergés, durante los Mundiales de Atletismo CPE

Parecían relámpagos lejanos e inconexos, pero el caso de las atletas transgénero se ha convertido en toda una tormenta que amenaza con desestabilizar al deporte a solo un año del inicio de los Juegos Olímpicos de París. La liebre saltó una vez más el pasado ... martes, cuando la española Melani Bergés se quedó fuera de la final de los 200 metros T12 (discapacidad visual) en los Mundiales de atletismo paralímpico. Fue superada por ocho centésimas y relegada hasta la quinta posición, marca que la impidió sellar el billete directo para la cita de la capital francesa, por la italiana de 49 años Valentina Petrillo, todo un símbolo del conjunto LGTBI+ en el país transalpino y que hace solo tres años era un hombre.

No tardó en incendiarse el bosque de papel que son las redes sociales y el asunto cogió una altura inesperada, con cientos de voces, unas autorizadas y otras no, disparando a discreción. El ruido difuminó el mensaje, pero el debate sobre cómo equilibrar la participación de las deportistas trans está en la mesa. Les toca hablar a los expertos, los que viven el problema en sus propias carnes.

La propia Bergés está agradecida por la atención mediática, pero un poco saturada cuando atiende a ABC. Tras ser superada por Petrillo, quien posteriormente se haría con el bronce en la final, nada cambió. Se retiró a los vestuarios, recogió su macuto y volvió a España, pero durante su vuelo desde París y a pesar de no haber hecho ninguna declaración, la noticia se había convertido en toda una cuestión de Estado. Tanto que Melani ayer optó por emitir un comunicado a los medios de comunicación en el que aclaró su postura. Con mucho tacto y esquivando charcos, el mensaje fue claro: «No culpo a Valentina, pero lo de las trans hay que regularlo. En lo personal, obviamente no me siento bien. Ella se clasificó y en la final, tras la eliminación de la atleta alemana, se llevó el bronce. Pienso que podía haber sido yo la que se colgase el metal».

Se refiere la atleta española a que la participación de estas atletas en competiciones femeninas se ha convertido en un pozo sin fondo y de difícil solución. Por una parte, la mayoría de federaciones no aprueban su participación pues consideran que merma la categoría femenina. El Comité Olímpico Internacional (COI) ya decidió este mismo año que desde el pasado 31 de marzo las transgénero que habían pasado la pubertad como hombres no podrían competir como mujeres. Sin embargo, por la otra, su homólogo paralímpico ha decidido no pronunciarse hasta la fecha, pasando el balón al tejado de las federaciones, que no se llegan a poner de acuerdo del todo y generando escenarios como el que se trata.

La situación, además, no solo ha afectado a Bergés en lo mental. «No es lo mismo solicitar una beca como cuarta o quinta clasificada que hacerlo tras haberse subido a un podio. Por supuesto que me dificulta en el plano de la preparación, porque yo compagino un trabajo con el deporte y para prepararme bien para los Juegos necesito ingresos, y la beca hasta enero no sé si me la dan. Como todo el mundo, para conseguir dinero tengo que trabajar y ahora me toca reflexionar sobre qué voy a priorizar en los próximos meses, si mi trabajo o mi pasión», reconoce, con cierta amargura, la atleta, que se enfrenta al más difícil todavía para conseguir la clasificación personal para París 2024, pese a que en los actuales Mundiales ya certificó una plaza para España de cara a la cita olímpica.

Su compañera de profesión Susana Rodríguez, oro paralímpico en Tokio 2020 en triatlón, tras conocer el resultado de la prueba de los 200 metros se manifestó en las redes sociales. «Una cosa son la inclusión y el respeto y otra perder el rumbo», aseguró la gallega, un comentario que le valió un goteo de críticas que la obligó a cerrar temporalmente su cuenta de Twitter ante las respuestas que muchos usuarios emanaron tras sus palabras (la saltadora de longitud Ana Peleteiro, bronce en Tokio, también sufrió acoso cibernético hace unas semanas tras asegurar que «se deben abrir las puertas a las personas trans, pero en el deporte no profesional»). Unas horas y con mucha prudencia, Rodríguez quiso aclarar con ABC, pese a estar de entrenando en Lanzarote, sus pensamientos sobre la participación de atletas trans en las competiciones femeninas.

«Como deportista considero que la competición debe partir de unos principios de igualdad y así como en el deporte escolar se establecen categorías por edad, en deporte con discapacidad se establecen categorías según el tipo y grado discapacidad, el sexo es otro factor para clasificarnos en grupos equitativos. No soy experta en el tema, pero entiendo que en una persona que se desarrolla biológicamente como hombre (al igual que quien lo hace como mujer), este proceso tiene características que son irreversibles», explica la atleta. «Se debe buscar la forma de que las transgénero puedan competir sin perjudicar a las mujeres que desde su nacimiento nos hemos desarrollado como tal y han entrenado y trabajado al límite sus propias cualidades», añade.

El Comité Paralímpico Español (COPE) tampoco contaba con la explosión informativa, y se ha visto atrapado entre dos aguas, el respeto a la organizadora de los torneos profesionales, World Para Athletics, y la necesidad de mejorar un panorama cada vez más laberíntico y tenebroso. «En el CPE respetamos la normativa de World Para Athletics que actualmente permite competir a mujeres trans como es el caso de Valentina Petrillo, pero de cara al futuro, creemos que sería conveniente caminar hacia una uniformidad de criterios con el mundo olímpico (World Athletics y Comité Olímpico Internacional) en lo que se refiere a este asunto, y siempre teniendo en cuenta criterios científicos demostrables».

Petrillo, bajo la lupa

Es la napolitana Valentina Petrillo y cómo ha llegado a obtener un bronce paralímpico a los 49 años la historia que está atrayendo todas las miradas. Nacida en 1973 a la sombra del Vesubio y con el nombre de Fabrizio, fue una asidua de las competiciones de atletismo hasta que, con 14 años, perdió parte de la visión tras sufrir la enfermedad de Stargardt. El percance no le desvinculó del deporte y, tras ser parte del equipo nacional adaptado de fútbol sala, en 2011 volvió a las pistas, donde sumó 11 títulos nacionales y en 2019, con 46 años, pasó de ser Fabrizio a Valentina.

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