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Esbozos y rasguños

Noches que no olvidaremos

Bellingham convierte a sus rivales en alevines, en chicos de primaria sin fundamentos, sin fondo físico, blandos y algo lentos

El de mantenimiento

Javier Aznar

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En el Stadio Diego Armando Maradona, antiguo San Paolo, uno de los escasos campos de Europa que logran aguantar con dignidad ese cordón sanitario con la afición en forma de pista de atletismo, se podía leer una valla publicitaria de la UEFA que rezaba: « ... Noches que no olvidaremos». Y es posible que muchos ya recordaremos para siempre la de este martes como la primera gran noche europea de Jude Bellingham con la camiseta del Real Madrid. Porque ni el más optimista madridista (y esto suele ser un poco oxímoron) soñaba con una adaptación tan engrasada, tan natural. Si hasta Modric, Zidane, Marcelo o Benzema, tótems del club, sufrieron en sus inicios, ¿por qué no iba a hacerlo un chico inglés sin demasiada experiencia?

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