Esbozos y Rasguños
Algunos chicos son como todos
Piensa en un jugador que te haya impresionado en un clásico. El que más. Así es Bellingham
Dos goles de Bellingham noquean al Barça

Me suena Bellingham. Me recuerda a alguien que yo he visto jugar en algún Real Madrid-Barça. Lo tengo en la punta de la lengua, pero no me sale. Ya saben: esa clase de jugador que parece que no está, pero que luego siempre ... termina apareciendo. Alguien que consigue hacer fácil lo difícil. Que logra convertir a talentosos compañeros de profesión en aficionados de la liga municipal de fútbol 7. Ese jugador capaz de silenciar a todo el estadio rival con un par de fulminantes apariciones y mirar luego a la grada desafiante como si estuviera Joaquin Phoenix vestido de emperador en el palco y no los Rolling Stones. El hombre del mazo. Alguien con tal aura de grandeza que parece tocado por una varita mágica si creyera uno en ese tipo de supercherías. Ese futbolista que logra meter goles de cabeza, goles desde fuera del área y goles de oportunista, sin que ninguno sea su especialidad. Alguien que desespera a entrenadores rivales y para quien parece no existir cura ni vacuna. Alguien que juega en un puesto inventado, que no existe, solo para él.
Yo he visto esto antes. Estoy seguro. Ese futbolista que puede ser desactivado con brillantez por un rival como Gavi, pero que luego aprovecha cualquier pequeño desajuste para armarla. Alguien demasiado bueno como para odiarlo. Ese tipo que parece estar jugando con trucos al videojuego de su vida. Ese fulano que da miedo hasta deambulando a su aire por el césped porque, como el tiburón de Spielberg, es casi peor intuir su presencia merodeando que verle en acción. Un chico que apenas ha podido jugar en la liga de su país, pero al que se le venera en su selección y se le espera cual hijo pródigo. Alguien a quien dan ganas de aplaudir incluso vistiendo la camiseta rival. Lo tengo, pero no me sale. Soy malo para los nombres.
Más allá de Bellingham, en este inesperado 1-2 en Montjuic (donde se pudo ver el primer tifo con product placement de la historia; insertar sonido de caja abriéndose) fue clave la entrada de Camavinga. Tuvo un efecto efervescente en un equipo que andaba aletargado, mostrando por momentos una lacerante falta de contundencia y determinación, perdiendo todos los uno contra uno, apocado como un niño tímido en un cumpleaños al que han invitado contra su voluntad y que se niega a rebozarse por el césped con los demás niños de la fiesta. Lo curioso es que fue un movimiento forzado; volvió a romperse Mendy en un partido contra el Barcelona esta temporada (dos de dos) y lo suyo comienza a ser preocupante. De un tiempo a esta parte el francés siempre parece lesionado, recién salido de una lesión o a punto de lesionarse.
¡Ah! Por fin me vino. Pero mejor no lo digo. Una vez leí algo en un libro de Martín Casariego, Algunas chicas son como todas: «El viernes fui a cenar con Raquel. ¿Cómo era ella? Imagínate a una chica que te guste mucho. Así era Raquel. Ahora, imagínate a la chica que más te ha gustado en toda tu vida. Así era Raquel para mí». Supongo que así es Bellingham. Piensa en un jugador que te haya impresionado en un clásico. El que más. Así es Bellingham. Messi, Cristiano, Di Stéfano, Ronaldo, Ronaldinho. Qué más da. Algunos chicos son como todos.
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